“Somos estructuralmente
ecodependientes, partes subordinadas del sistema biosfera, tenemos que
procurar no deteriorar las condiciones de posibilidad de nuestra propia
existencia”
Emilio Santiago Muiño
Rutas sin mapa: horizontes de transición ecosocial
Emilio Santiago Muiño
Rutas sin mapa: horizontes de transición ecosocial
Para David Holmgren (Holmgren, D. 2009 Future
Scenarios: how communities can adapt to peak oil and climate change.
Chelsea Green Publishing, Vermont, Canada), la aparición simultánea
del cambio climático y el cénit del suministro mundial del petroleo nos
enfrenta a un cambio sin precedentes en la reorganización de nuestra
biosfera y de los cimientos de la industria, la economía y la cultura
mundiales.
Holmgren resalta cuatro grandes escenarios energéticos que
proporcionan un marco para considerar el amplio espectro de probables
futuros, cultural y ecológicamente imaginados, para este siglo o más
allá:
- Tecno-Explosión. Este escenario se asocia generalmente con la navegación espacial y la colonización de otros planetas. Para que esto ocurra dependemos de fuentes de energía nuevas, grandes y concentradas que permitan el crecimiento continuo de la riqueza material y del poder humano sobre las limitaciones medio ambientales, al mismo tiempo que crece la población.
- Tecno-Estabilidad. Este escenario supone un paso de un crecimiento material fundado en el agotamiento de la energía a un estado de equilibrio en el consumo de recursos y en la población. Si bien esto claramente implicaría grandes cambios en casi todos los aspectos de la sociedad, se espera que una vez establecidos estos sistemas sostenibles llegaremos a una sociedad en equilibrio dinámico no muy diferente a la actual.
- Descenso Energético. Este escenario implica, de algún modo, una reducción en la actividad económica, la complejidad y las poblaciones, a medida que los combustibles fósiles se vayan agotando. La creciente dependencia de recursos renovables con menor densidad de energía, con el tiempo cambiaría la estructura de la sociedad. Esto indicaría una ruralización de los asentamientos y de la economía, con un movimiento más lento y de menor volumen de energía y recursos, y una disminución progresiva en las poblaciones humanas.
- Colapso. Este escenario sugiere un fracaso completo de todos los sistemas interconectados que mantienen y apoyan la sociedad industrial, en la medida que los combustibles fósiles de alta calidad se van agotando y/o el cambio climático vaya dañando radicalmente los sistemas de soporte ecológico. Involucraría inevitablemente una rápida y pronunciada caída de la población humana y una pérdida de los conocimientos y la infraestructura necesarios para la civilización industrial, si no más graves escenarios, incluida la extinción humana junto con gran parte de la biodiversidad del planeta.
En una línea similar, De Castro (De Castro, C. 2009 Escenarios
de energía-economía mundiales con modelos de dinámica de sistemas. Tesis
doctoral, Universidad de Valladolid) reconoce que a la crisis
económica derivada de la crisis financiera se le unen la crisis
energética y la crisis alimentaria en un marco de relación entre ellas
que viene conformado por la crisis climática. De Castro propone un
análisis de escenarios de futuro, en un esfuerzo por modelar el sistema
económico y sus conexiones con la energía y la ecología, para ayudarnos
en la toma de decisiones políticas, especialmente en materia de política
energética y política medioambiental (mercado de emisiones, impuestos a
la energía y/o a las emisiones, etc.).
Para enfrentarse a esta labor, trabaja a partir de cuatro tipos de
factores que influyen en la producción y consumo de energía (avance
tecnológico; crecimiento económico mundial; medio ambiente, la política,
los acuerdos internacionales y el comportamiento social; física y
geología de los recursos energéticos) y los combina con visiones más o
menos optimistas, según estén centradas en economía, desarrollo o
supervivencia. De esta manera se obtiene el siguiente cuadro (tomado de
De Castro, 2009):
Si la visión optimista del mundo fuera correcta y se utilizaran
unas políticas centradas en la economía, entonces el mundo humano
conseguiría un crecimiento económico alto en el futuro. Pero bajo estas
mismas políticas, si la visión del mundo escéptica fuera correcta se
produciría un desastre económico y si la visión pesimista terminara
siendo la correcta, entonces las políticas optimistas conducirían a un
colapso de la civilización humana.
De la misma manera, si se utilizaran unas políticas centradas en el
desarrollo, la visión optimista generaría crecimiento económico medio,
la escéptica generaría desarrollo humano sostenible y la pesimista
provocaría colapso o recesión económica.
Por último, con unas políticas centradas en la supervivencia, la
visión optimista generaría recesión económica, la escéptica generaría
recesión económica temporal y la pesimista nos llevaría a la
supervivencia a través de un cambio civilizatorio.
Finalmente se añade una interpretación subjetiva de la probabilidad
que se asigna a cada una de las visiones del mundo, a partir de la que
se propone no esperar a la aportación de evidencias científicas
abrumadoras (de >90%) sobre las probabilidades subjetivas y basar las
decisiones políticas en umbrales bajos (del 10%) de evidencia
científica sobre la probabilidad de ocurrencia, dados los riesgos tan
elevados que entran en juego.
Bajo este “principio de precaución” propuesto por De Castro, la
carga de la prueba debería haber sido demostrar, con una probabilidad
mayor del 90%, que no existe un Cambio Climático provocado por las
actividades humanas y no al revés, como ha ocurrido.
Dejando a un lado las maneras suicidas (o algo peor...) que tienen
de enfrentar este asunto el capitalismo verde de C’s, el neoliberalismo
del PP o el negacionismo climático del neofascismo y la ultraderecha,
parece que los que parece que se preocupan: el Green New Deal de
Errejón, el Horizonte Verde de Unidas Podemos o la modernización
ecológica del PSOE, necesitan reajustar la mira, la brújula, la ruta, el
discurso, las políticas, los planes, los programas, los proyectos, las
acciones… no vaya a ser que nos pase, entre si son galgos o son
podencos, como ya nos advirtió Tomás de Iriarte:
En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.
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