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HERMANO YUSSUF


Más de 48.000 personas llegan en patera a las costas andaluzas y triplican las cifras de 2017...detrás de ese titular hay 48.000 historias, 48.000 esperanzas, 48.000 vidas en definitiva. Y muchas miles más, incontables, que quedaron sesgadas por el camino o ahogadas en la gran fosa común llamada Mar Mediterráneo. Cada una de esas personas tiene nombres y apellidos, familia y un corazón que late al mismo ritmo que el nuestro.. pero tienen algo más: mucho miedo, miedo a no llegar, miedo a ser rechazados, miedo a no poder sobrevivir, miedo a no poder pagar el peaje exigido por las mafias, miedo a ser expulsados y caer en manos de la desesperanza o de las propias mafias que les vendieron un futuro desvanecido…

Hay que tener presente que nacer en un lugar u otro es una cuestión totalmente aleatoria y que todos tenemos la responsabilidad de construir un mundo mejor, empezando por cuidar el planeta donde habitamos, pues sin ese hábitat imprescindible para el ser humano, en breve estaremos en peligro de extinción...pero a la vez es ineludible que nos proclamemos ciudadanos del mundo y exijamos una justa redistribución de los recursos y de la riqueza. En caso contrario, estamos abocados a un incremento insostenible de la desigualdad social; no podemos permitir que el mercantilismo salvaje juegue al ajedrez con nuestro futuro.

La presión migratoria se ha agudizado en nuestro país y concretamente en Andalucía por las políticas xenófobas aplicadas por Italia, donde el Vicepresidente y Ministro del Interior Mateo Salvini, sin pudor alguno, blinda los puertos italianos y arenga a las masas atenazadas por la resaca de la crisis económica vivida en los últimos años. El mediterráneo amuralla las vías marítimas de entrada en Europa . Los discursos y las políticas anti-inmigración han aupado a Donald Trump a la Casa Blanca y a Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil.Y esas políticas neofascistas han cruzado el Atlántico y se instalan progresivamente en Europa, donde Jean Marie Le Pen abonó convenientemente el terreno antieuropísta, patriótico, xenófobo y excluyente. Y aquí toma la alternativa Vox con los mismos mensajes populistas, proponiendo soluciones tajantes a fenómenos complejos como la inmigración. Es indignante que en zonas como Almería, concretamente El Ejido, se haya apoyado de una forma significativa esta opción, cuando han sido justamente los inmigrantes quienes han levantado con su trabajo, precario y poco saludable, esa zona desértica. Se ha generado riqueza, se ha repoblado un territorio condenado al más feroz abandono. 

No es inteligente abominar de nuestros hermanos del sur o de allende los mares pues, desempeñando trabajos que muchos de nosotros no queríamos y en condiciones inhumanas en muchas ocasiones, han contribuido a nuestro desarrollo. ¿O conocemos a muchos españoles que estén dispuestos a dormir encerrados a riesgo de morir en un incendio como en Rus (Jaén) hace dos años? ¿Conocemos a muchas personas oriundas del terreno que cuiden a nuestros mayores y dependientes durante 24 horas sin desfallecer y cobrando 600 euros la que más, sin seguridad social ni derecho alguno? La culpa de la desigualdad y de la pobreza nunca es del débil, del pobre, del trabajador…

La responsabilidad es del sistema que tiende torticeramente a enriquecer cada vez más a los amancios, ortegas y compañía, a los que consideramos nobles porque regalan scanner a los hospitales, pero no pagan impuestos aquí para que se reformen y equipen las infraestructuras sanitarias con dinero público, y deslocalizan sus empresas para explotar vilmente a los trabajadores en otros países donde la protección social brilla por su ausencia...Y es que mientras la doble moral impere, la brecha social se incrementará…

Europa es responsable, desde la época del colonialismo, del empobrecimiento de Africa, por tanto, es necesario que impulse políticas de desarrollo reales que permitan la sostenibilidad ecológica y económica de los países esquilmados...La opción debe ser invertir, no cerrar las fronteras…

Mientras tanto, hermano Yussuf, nunca serás mi enemigo…


Encarna Páez 
Alcaldesa de  de Villanueva de Tapia
 http://malagactualidad.es/opinion.html








Un país adormecido, una Europa en la encrucijada




En este país nunca ha habido un debate político serio sobre el modelo de Europa que queremos, ni siquiera un análisis público realista que desgrane, ante y para el conjunto de los ciudadanos, los pros, contras y porqués del sistema comunitario actual. Para que haya debate es necesario confrontar ideas, y en España la inmensísima mayoría de partidos no sólo han sido tradicionalmente europeístas convencidos –e interesados- sino que, y esto es lo peligroso, como sus ciudadanos, ni siquiera han querido plantearse que junto al maná de millones, la apertura de fronteras y el sinfín de cosas positivas que cada día nos llegan de Bruselas, el formar parte de la Unión Europea exige obligaciones y sacrificios. No tiene pues cabida al análisis crítico en una España donde partidos, medios, e incluso las propias instituciones europeas nos han adormecido con cloroformo, y nos hemos creído que los pardillos nórdico o centroeuropeos nos daban duros a cuatro pesetas. Hemos venerado a Europa como lo hace un niño pequeño con su padre, confiado, contento con una generosa paga semanal, y sin plantearnos que no hay progenitores perfectos.

Sirva de ejemplo que mientras en países como la vecina Francia en los medios, en las escuelas, en libros mayoritariamente leídos, se analizaba y se debatía hasta la saciedad la malograda Constitución, aquí limitábamos nuestro ejercicio de reflexión colectiva sobre el texto a poco más que dárselo a leer a los concursantes de Gran Hermano, quien sabe si esperando un debate profundo y logrado entre ellos. El resultado en el corto plazo fue una Francia sonrojada porque sus ciudadanos dijeron en referéndum no a la Constitución, y una España henchida de eurofilia. Pero en el medio plazo, hemos observado que dicho europeísmo se ha desinflado tan rápido o más que el del resto, de manera histórica, y sobre todo, histérica.

Y es que miren por dónde la crisis, al menos, nos ha hecho madurar, y de manera abrupta. Al hacernos mayores, hemos visto que nuestro padre también mete la pata, que no siempre responde como esperamos cuando las cosas vienen mal dadas. Azuzados por muchos políticos, mayoritariamente hemos respondido de manera enrabietada, entrando en esa preadolescencia en la que estamos convencidos que todos los males ocurren porque nuestros progenitores nos tienen manía o no nos entienden. Pero peor aún, llegado el momento de decidir cómo solucionar los problemas de nuestra familia europea, nos encontramos desorientados, desinformados y poco preparados para una reflexión conjunta sobre el marco económico, político y social en el que queremos vivir.

Estas elecciones europeas son trascendentes no porque de ellas saldrá por primera vez un presidente de la Comisión, o porque el Parlamento tenga hoy más poder que nunca. Eso son nimiedades de relativa trascendencia si pensamos que lo que realmente debe debatirse es un cambio profundo de modelo. Y para participar en la definición de dicho cambio es necesario dejar de ser eurotontos para convertirnos en una sociedad eurocrítica, y evolucionar de la visceralidad a la reflexión. Si nos dejan, porque nada parece indicar que el necesario debate colectivo vaya a producirse.

En esta campaña, el Partido Popular ha renunciado a hablar de modelos de Europa, toda vez que no le interesa que se modifique el actual, que es en el que se está moviendo con cierta solvencia a raíz de lo que le van dictando unas encuestas que mes dan opciones de ganar los comicios. El PSOE, parte de una socialdemocracia europea muy aferrada también al modelo actual, no plantea cambios de gran calado, y se limita a propuestas puntuales que al estar descontextualizadas de una narrativa europeísta sostenida en el tiempo el votante no entiende bien. Y ambos, en el Gobierno y en la cabeza de la oposición, igual que otros partidos, se enredan en debatir cuestiones domésticas que en la mayoría de los casos poco o nada tienen que ver con Europa. Por su parte, ciertos partidos modestos, con opciones de conseguir algún escaño, ofrecen sino cambios profundos, sí al menos alternativas nacidas de un relativo proceso de reflexión y debate propio del contraste de posiciones en sus procesos de primarias. Pero como les sucede también a ciertas bases socialistas que plantean ideas para una Europa distinta, se mueven en círculos minoritarios y les resulta complejo trasladar el debate al conjunto de la sociedad.

De nuevo nuestros políticos, una década después, deben elegir: ciudadanos adormecidos o un pueblo preparado y crítico. El cortoplacismo que beneficia a sus resultados electorales y a su posición particular en Europa, o poner facilidades para la creación en el medio plazo de una cultura cívica de corte europeísta radicada en ciudadanos preparados y críticos, empezando desde ya por presentar propuestas claras y debatibles por el conjunto de la sociedad sobre diferentes modelos de Europa. Hace una década se optó por lo primero, y de aquellos vientos estas tempestades. En esta campaña pueden sembrarse los vientos de una nueva Europa o los de la tormenta perfecta que acabe con ella. Esa es la verdadera trascendencia de estas elecciones.

                                                              Chema Cruz, periodista, analista de actualidad europea.

IMPACTA EUROPA


"Ahora podemos reinventar Europa", escribía hace algunas semanas Florent Marcellesi en el diario.es. "La podemos reinventar y construir desde la ecología política", afirmaba, enumerando los retos a los que se enfrenta la Unión Europea y la alternativa por la que muchos creemos que hay que comprometerse: la de una Europa de la solidaridad y de los derechos humanos, centrada en garantizar el bien común a las generaciones presentes y futuras, liderando una transición ecológica capaz de responder simultáneamente tanto al drama social como a la crisis medioambiental en la que nos encontramos.
Sin embargo, me pregunto: ¿tenemos tiempo de reinventar Europa? Como izquierda verde del sur de Europa, con grandes expectativas de futuro pero minoritaria, todavía, ¿cuál es nuestra función, cuál debe ser nuestro mensaje para las próximas elecciones europeas? Tenemos claras las causas que nos han traído hasta aquí. Y sabemos exactamente qué cambio de rumbo deben de tomar ahora nuestras sociedades, el necesario viraje hacia un modelo energético, productivo y democrático definitivamente justo y sostenible. Pero en la Europa cobarde y vendida en la que vivimos, adueñada por finanzas y mercados, ¿nos corresponden de verdad discursos vencedores? ¿Debemos centrar nuestro mensaje en un horizonte decrecionista, en ambiciosas asambleas constituyentes paneuropeas y en escenarios de bonanza económica en los que no nos encontramos, o debemos asumir lo inmediato de una crisis que apenas deja tiempo para ensoñaciones futuristas, sino para respuestas urgentes y completas, respuestas verdes, pero que contesten la realidad de miseria y entrampamiento en la que se encuentran hoy millones de personas en nuestro país y en el resto de Europa?
Porque lo que necesitamos ahora es crecimiento, no nos equivoquemos. Crecimiento en educación, sanidad y derechos sociales; crecimiento en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, que curiosamente son competencias comunitarias; crecimiento en la devolución del Estado de Bienestar y en la inversión por parte de las instituciones en una transición ecológica que creará empleos y frenará nuestra marcha imparable hacia el suicidio medioambiental. La implementación de un Green New Deal, en definitiva, como la solución y salida definitivas de una espiral que ni siquiera los que la crearon parecen capaces de dominar, y que debe centrarse en tres ejes principales: la reducción de las desigualdades como primer reto fundamental, tanto en términos de ingresos (mínimos y máximos) como de participación (de grupos discriminados, por ejemplo, por edad o género); la recuperación democrática, que acerque las instituciones y la toma de decisiones a sus verdaderos dueños, la ciudadanía; y el renacimiento industrial y sostenible, basado en la justicia social y los límites climáticos.
No podemos confundir visiones de futuro, horizontes compartidos, con las acciones necesarias para salir de donde estamos, porque nos arriesgamos a no ser entendidos. No debemos confundir nuestro contexto, nuestro discurso de épocas mejores, con nuestra fuerza y capacidad reales, que no serán ni mucho menos despreciables: una o un representante de Equo tendrá la oportunidad de ejercer un impacto real en el Parlamento Europeo, tendrá la oportunidad de ejercer cambios concretos y cruciales que mejoren la vida de las personas de manera decisiva. Incluso un único representante, así es. No porque, evidentemente, éste vaya a conseguir en soledad instaurar una Renta Básica para cada ciudadano de la Unión Europea en los próximos años. Sino porque con su incansable trabajo luchará en cada enmienda, en cada negociación y en cada resolución parlamentaria; y vencerá, en la búsqueda de consensos, en la denuncia constante de la decisiones tomadas a espaldas de la ciudadanía, en la exposición de aquellos que venden Europa a los intereses de otros que no somos ni los ciudadanos ni las ciudadanas. Y convencerá, empujando a favor de una Renta Mínima Universal para los que más la necesitan en estos tiempos de urgencia, como llevan haciendo los Verdes en el Parlamento Europeo desde hace años. Y vencerá, al demostrar que la transición ecológica que los verdes exigimos es posible, y que el camino hacia una democracia más directa en la que se incluya a los ciudadanos en la toma de decisiones se recorre sencillamente con la voluntad política de hacerlo.

Es hora de salir de las reflexiones de despacho, y actuar. Es hora de bajar de la teoría de los cielos a la arena de la realidad política europea, y de ensuciarse, y de tomar decisiones valientes que cambien el rumbo que se está llevando hasta ahora, y que mejoren directamente las vidas de los que peor lo están pasando. Es hora de entrar en Europa, e impactar. Y de empujar hasta que cedan, hasta que salgan los que se aferran a un poder que no les pertenece. Es hora de ceñirnos al contexto, y de dar las respuestas que la gravedad del ahora nos requiere. Ya tendremos tiempo, cuando la tormenta amaine, de hablar de otros horizontes. Es hora de cambiarlo todo. Es hora de impactar Europa.
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Guillermo Rodríguez es consejero político de Juventud en el grupo Verdes/ALE del Parlamento Europeo y candidato en las primarias de Equo a las elecciones europeas

REINVENTA EUROPA


Reinventar Europa significa ante todo indignarse. Europa no puede, ni debe, confundirse con las nefastas políticas de austeridad que lleva a cabo la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). Europa no puede, ni debe, rendirse a las multinacionales y los mercados. Europa no puede, ni debe, abandonar su liderazgo en la lucha contra el cambio climático. Europa no puede, ni debe, dar rienda suelta a los populismos y al rechazo del otro. Y la ciudadanía europea puede y debe clamar alto y claro: ¡No es a Europa a la que hay que jubilar, sino a los políticos que actualmente la lideran!
Reinventar Europa es reconocer también que algo, en sus tripas, falla. El proyecto europeo se ha construido al remolque del mercado único, dejando atrás aspectos básicos de democracia y transparencia. Ha reforzado una inoperante Europa intergubernamental donde predominan los egoísmos nacionales en vez del bien común europeo y del florecimiento de cada uno de sus rincones.
Se ha asentado en ideas equivocadas y peligrosas, promoviendo el euro sin una unión fiscal y económica completa y sin una hacienda europea, dejando a la vez al Banco Central Europeo sin control democrático y a los gobiernos nacionales sin un banco central de apoyo, o produciendo y consumiendo como si tuviéramos varios planetas a nuestra disposición. La ciudadanía europea puede y debe proponer otras estructuras y perspectivas para que la Unión Europea (UE) sí responda, en un mundo interdependiente y finito, a las necesidades de la gente.
Reinventar Europa es por tanto tener claro un diagnóstico básico:
  • Europa es el espacio político adecuado para aportar respuestas a los muchos desafíos globales, ya sean ecológicos, económicos, sociales y democráticos.
  • Una Europa en crisis tiene menos capacidad de actuación para coordinar políticas sociales, fiscales o ambientales entre Estados-Miembros (hoy la competencia desleal dentro de la UE va en detrimento de los trabajadores y pequeñas empresas), poner en común y renegociar deudas, o jugar en la arena geopolítica mundial.
  • Salir de la crisis se hará con más y mejor Europa porque es una condición necesaria, aunque no suficiente, para garantizar más bienestar y calidad de vida, y más seguridad local y global.
Hablando en plata: los paraísos fiscales nos cuestan a cada ciudadano europeo 2.000 euros al año, mientras que la socialización de las deudas privadas (y la falta de respuesta valiente a nivel europeo) significa que las pensiones perderán hasta un 28% de poder adquisitivo en los próximos 15 años en España. Podemos terminar con estos despropósitos y para ello podemos y debemos reinventar Europa.
La podemos reinventar y construir desde la ecología política, es decir, basada en la justicia social y ambiental, para mujeres y hombres, para las generaciones presentes y futuras, en el Norte y en el Sur, y teniendo en cuenta que los recursos naturales son limitados. Con esta visión, reinventar Europa es marcar horizontes realistas y deseables:
  • Recuperar Europa desde la paz y la solidaridad. Pasa por tomar conciencia de que por primera vez en nuestra historia continental, las nuevas generaciones solo han conocido periodos de paz. Esta pax europea seguirá siendo posible si apostamos por mecanismos de solidaridad y redistribución entre países europeos: a corto plazo, medidas de emergencia para luchar contra la pobreza social y energética, a medio plazo una prestación de desempleo y una seguridad social de ámbito europeo y, a largo plazo, una renta básica (y máxima) europea.
  • Reconvertir la economía europea desde la ecología. Se trata de reorientar el insostenible modelo productivo actual hacia otro que sea poco intensivo en energía fósil y carbono, y que lo sea altamente en mano de obra. Apostar por esta doble estrategia de ecología y equidad supondría en el conjunto de la UE la creación de más de 20 millones de empleos de aquí a 2020 en rehabilitación de viviendas o 6 millones en las energías renovables, así como la reducción de nuestras emisiones de C02 y nuestra factura y dependencia energéticas.
  • Regenerar la democracia en Europa. La ciudadanía europea tiene que decidir qué Europa quiere para hoy y mañana, sus reglas comunes y el sentido de la construcción europea. Supondría la convocatoria de una Asamblea Constituyente Europea, elegida a nivel continental, cuyo único objetivo sería redactar una Constitución para Europa, refrendada a su vez por una doble mayoría ciudadanía y territorial.
  • Repensar Europa desde los derechos humanos. Ante la “política de las cuchillas”, respondamos al reto migratorio en base al espíritu del proyecto europeo: fraternidad, solidaridad y responsabilidad. Es decir, respetando los derechos humanos y la dignidad humana, buscando siempre una solución positiva para las personas, los países de salida y los de llegada.
Aunque varias de estas políticas se pueden poner en marcha ya, otras necesitan revisar los Tratados y ser políticamente más audaces. Para alcanzar parte de los objetivos anteriores, necesitamos dar el salto a una Europa federal. Sin complejos, reivindiquemos un poder legislativo europeo articulado en torno a un europarlamento (la riqueza de la unión) y un eurosenado (la riqueza de la diversidad), y a un poder ejecutivo resultante de la mayoría política del Parlamento Europeo. En lo cultural, gracias a programas como Erasmus o el Servicio Voluntario Europeo, reforcemos desde la pluralidad de identidades el sentimiento de pertenencia al proyecto común europeo.
Al mismo tiempo, la ciudadanía podemos ser quienes empecemos a (re)generar desde abajo el espacio político y social europeo. Ya sea a través de movimientos sociales, sindicales, políticos o asociativos, pensemos y actuemos en clave europea. Ahora que todas las opiniones públicas de la UE hablamos de lo mismo (la crisis económica, la Troika, el futuro de Europa, las elecciones de mayo del 2014, etc.), es el momento idóneo para fortalecer iniciativas, movilizaciones y mayorías transfronterizas basadas en más democracia, solidaridad y sostenibilidad.
Actuemos en consecuencia. Si pensamos que Europa es un espacio de paz y solidaridad inédito en la historia de nuestro continente y un legado que transmitir a las generaciones futuras; si pensamos que Europa es demasiada importante como para dejarla en manos de la Troika y de los gobiernos nacionales; si pensamos que una Europa de los derechos humanos es un horizonte deseable; si pensamos que Europa puede ser un buque insignia de la transición ecológica hacia una sociedad del vivir bien en un planeta finito; si pensamos que es necesario reforzar en el Parlamento Europeo opciones alternativas como Los Verdes europeos; pues arremanguémonos. Tú, yo y mucha más gente, tenemos trabajo y una esperanza que difundir y construir. Ahora podemos reinventar Europa.
Florent Marcellesi es investigador, activista y candidato a las primarias de EQUO para las elecciones europeas de 2014. Esta es su web.







MEJOR QUE INVENTE EUROPA





 Verdad es que inventamos el submarino, y el helicóptero, la paella, la siesta y el gazpacho. Inventamos a Averroes, a Goya, a Picasso, a Lorca y Hernández. Desde aquí se escribió la magia de El Quijote y desde aquí se redescubrió un nuevo mundo. Es verdad que hemos inventado el movimiento 15 M, y lo hemos exportado con éxito al orbe. Pero cada día tengo mas claro que han sido mirlos blancos, excepciones que confirman una regla que exaspera y cansa hasta la extenuación.
Un inmigrante, un extranjero, un africano, Mohamed Aziz (con M mayúscula y con A mayúscula) se empeña que eso de los deshaucios, de que un banco te compre el alma, que no seamos nada mas que números es que no. Y se empeña y empeña y consigue lo que nadie consigue. Logra que Europa, la que inventa, nos diga que no, que así no se puede seguir. Y se lo dicen al Gobierno, pero también a la oposición, a los movimientos sociales, a los partidos menores, a los congresistas y senadores, a los alcaldes y nos lo dice a los concejales.
Que no, que el capitalismo deshumanizado solo trae miseria y miedo, miedo e incertidumbre y que hay que empezar a ponerle coto.
Hemos tenido que esperar a que nos lo digan otros, no hay manera de plantar cara a la banca, desde aquí. Y es que sólo nos dejan los bancos donde los lunes al sol se permite que seis millones de parados sueñen con poder dormir tranquilos. Que sirva esta lección para los que critican que por aquí pululen los inmigrantes. Aquellos que no entienden que la diversidad es la clave del futuro, que el mestizaje de razas, de colores, de personas, de culturas y creencias es la salida, y que es algo bueno.
Tendrá que venir Europa a marcarnos que no podemos seguir con los desmanes y cabronadas de los operadores telefónicos que tratan a la gente con desdén, superioridad, indiferencia. Tendrá que venir Europa a decirnos que con la sanidad no se juega, que no se juega con hospitales sin dotar y con el desamparo geográfico de las zonas rurales, con el tiempo de espera de los especialistas, que no se desprecie la medicina que cura antes que con la medicina que remienda y parchea.
Tendrá que venir Europa a decirnos que con la educación no se juega, que es el cimiento y el cemento del futuro, que nuestros niños y nuestros jóvenes son lo posible y necesario, que las universidades deben ser las nodrizas del pensamiento, el debate y el conocimiento y no el cubículo endogámico en lo que se han convertido. Que nuestros institutos y colegios no pueden convertirse en meros receptáculos de individuos mientras esperan el tiempo de llegar a la cola, a la del paro.
Tendrá que venir Europa a recordarnos que tenemos que caminar hacia un nuevo paradigma energético y ambiental. Como en Dinamarca, como en Alemania, la de la Merkel, que con tanta agilidad y desparpajo criticamos. Que nuestros ríos no deben ser sólo cloacas a cielo abierto, y nuestros suelos meros concentradores de fertilizantes y metales pesados. Que nuestra biodiversidad es nuestro futuro, y que nuestro futuro es por lo que hay que luchar.
Que vengan mil Mohamed, o cien mil, que nos espoleen a los españoles y nos recuerden que luchar es vivir, que vivir es arriesgar, que arriesgar es poder cambiar lo establecido. Que se lo apunten los progresistas de medio pelo, que hablan y piensan como conservadores de pelo entero. Ahora tenemos que actuar, está bien hacer el amor, pero habrá que empezar a hacer la GUERRA.


Francisco Carrascal Moreno
Concejal del Ayuntamiento de Camas

Lealtad al corazón, rectitud y libertad de espíritu

Sello commemorativo de los hermanos Scholl

Lo que quiero para ustedes es que vivan con rectitud y libertad de espíritu, sin importar lo difícil que esto resulte”. Esta era la frase que como una oración recitaba y repetía el padre de familia para educar a sus hijos, Sophia Magdalena y Hans. El padre, Robert Scholl, hablaba desde la lealtad a su corazón y desde la experiencia que había recibido de su compromiso político, habiendo sido alcalde de la pequeña ciudad alemana de Forchtenberg am Kocher, y arrestado más tarde, con el auge del nazismo, por definir a Hitler como el “flagelo de Dios”. Esos mismos valores de la rebeldía proyectada en el compromiso y la acción, del respeto a uno mismo y a los demás, de la libertad, y la dignidad humana son los que inspiraron tiempo más tarde a un grupo de amigos de la Universidad de Múnich y les llevó a fundar la Rosa Blanca (Die weisse Rose).

La Rosa Blanca surge en junio de 1942 como un colectivo que desde la resistencia pasiva clama por el fin de la barbarie nazi y por el fin de la guerra. En esos oscuros días el ejército alemán intentaba extender el nazi-fascismo por toda Europa y las batallas se centraban en el frente de Rusia y el norte de África. Los nombres de los que liderarán este movimiento profundamente humanista son Hans y Sophie Scholl, Christoph Probst, Alexander Schmorell y Willi Graf. Junto a ellos más tarde se incluiría a Kurt Huber, profesor universitario. Este grupo de jóvenes de la Universidad de Múnich se dedicarán a través del envío a la población desde lugares secretos de cartas y comunicados a generar conciencia en contra del régimen nazi y a favor del fin de la guerra. Este activismo no es casual. Algunos de ellos han vivido en sus carnes el sinsentido de la guerra y presenciado la maquinaria del horror del Tercer Reich. Es el caso de Hans Scholl que ayuda en labores médicas en el frente o de Christoph Probst que es soldado veterano.

Con un ojo puesto en el momento presente, el próximo día 22 de febrero se cumplirá el 70º Aniversario de la ejecución por pena de muerte de Hans y Sophie Scholl y de Christophe Brost y el comienzo de la represión del incipiente movimiento que estaba empezando a forjarse. En los meses siguientes el resto de militantes serían guillotinados, como sus primeros compañeros asesinados, y otras personas asociadas o relacionadas con la Rosa Blanca serán torturadas y encarceladas. Así pues, es un buen momento para recordar el ejemplo de juventud militante, humanista y comprometida con el tiempo y la sociedad que les tocó vivir. Sin importar las consecuencias.

Es un buen momento y es tiempo para reflexionar. Para reflexionar detenidamente los motivos por los cuales en la República de Alemania existen hoy múltiples lugares que recuerdan esta gesta heroica mientras en nuestro país, España, hay 138.037 represaliados (únicamente teniendo en cuenta los datos del sumario del Juez Garzón) por la dictadura fascista del General Franco en paradero desconocido. Para preguntarnos por qué la Rosa Blanca puede ser recordada por todos en aquel país y no aquí las 13 Rosas de Madrid o las 17 Rosas de Guillena, mujeres todas ellas, muchas, jóvenes asesinadas únicamente por tener parientes con conciencia política. Para intentar conocer por qué la Iglesia Católica Española permite que los restos de genocidas como Queipo de Llano reposen en la Basílica de la Macarena mientras en Múnich y otras decenas de ciudades alemanas hay monumentos que recuerdan a los que lucharon contra el totalitarismo. Para intentar comprender por qué suscita polémica que se retire en España una estatua ecuestre del dictador… Obvio es decir que en Alemania cualquier declaración condescendiente con el nazismo es inmediatamente castigada y censurada mientras que aquí cualquier alusión en positivo a la dictadura es confirmada por los sectores políticos y mediáticos de la caverna.

En el quinto folleto de La Rosa Blanca estos jóvenes humanistas lanzaban a sus compatriotas alemanes el siguiente interrogante: “¿Hemos de ser para siempre una nación odiada y rechazada por toda la humanidad?” Podríamos lanzar aquí otra pregunta: ¿Reconocerá una parte importante de la sociedad española el dolor y el sufrimiento causado por la dictadura franquista a la población civil? ¿Nos quitaremos el miedo y la venda de los ojos algún día?¿Reparará y recordará de forma oficial el Estado Español a los republicanos que lucharon para que el fascismo y el nazismo no triunfaran en España?

Escribo todo esto porque en el momento actual llegamos hasta el punto de que el Parlamento Europeo prohíbe una exposición en su sede contra los crímenes de la dictadura franquista y porque en España los que luchan por la memoria democrática son y siguen siendo atacados e ignorados día sí y día también por los sectores políticos, económicos y mediáticos conservadores. Y por mucha otra gente que se autodefine como progresista pero que no ha tomado aún conciencia… ¿Es esa la moral cívica que existe en Europa 70 años después del asesinato de los hermanos Scholl? ¿Estamos ante la banalidad del mal? Las conciencias de los demócratas europeos no pueden quedar indemnes ante lo ocurrido en la Eurocámara, donde por el capricho de un representante del Partido Popular Europeo no se podrá presentar una exposición que denuncia los crímenes del franquismo y expone el trabajo de las asociaciones memorialistas. En otro marco y con igual gesto, hace sólo unas semanas, los eurodiputados del Grupo Popular se ausentaban y negaban a apoyar el homenaje al Presidente Salvador Allende durante la Asamblea Eurolatinoamericana en Santiago de Chile.


A este tipo de conductas hay que enviar un mensaje claro, comprometido, sin miedo: Ni un paso atrás, ni ante estos atropellos ni ante el auge del fascismo en Grecia, Hungría y otros estados europeos. No a este conservadurismo condescendiente con la extrema derecha de negro recuerdo en Europa.
Como jóvenes comprometidos no nos lo podemos permitir, tenemos que permanecer fieles a los que nos precedieron, a los que se sacrificaron siendo leales a su libertad de espíritu y a sus corazones. A los que dieron su vida por la libertad. Como los hermanos Scholl.

Bibliografía

· Artículo: Sophie Scholl y la Rosa Blanca. Margie Burns
· La Rosa Blanca: Sophie Scholl. Artículo de Wendy McElroy, El Instituto independiente
· Artículo: “Los pétalos de la resistencia”. Blog “Un Pasquín”
· Blog “Escultura Pública”: La Rosa Blanca

Alejandro Peinado es Presidente de la Gestora de JEF-Andalucía

ÉTICAS







A.- Por lo menos hay cuatro o cinco millones de españoles que han votado por ética; que dejaron de votar a Zapatero cuando se puso a hacer una política de derechas.

B.- La ética de los tontoso si quieres la de los ingenuos, o los simples. Y ahora están como Caín después de haber matado a Abelcallados y con complejo de culpa: Se emborracharon de ética cuando ZP hizo volver las tropas de Irak, decretó el matrimonio entre personas homosexuales

A.- Probablemente ya no volveremos a ver en muchos años otros gestos pacifistas, el horizonte de igualdad lo veo lleno de nubarrones, los derechos ciudadanos largamente conquistados desaparecen, y son los banqueros, especuladores, políticos y empresarios quienes tienen la sartén y el mango a libre disposición

B.- Ya sabíamos que esos pajaritos en la cabeza de unoo cinco millones de iluminados ilusos no podían durar mucho

A.- La derecha confunde a menudo la ética con sus intereses materiales: cuentas bancarias, tierras, aguas, mansiones, animales, playas, montes, bosquestodo lo que se puede ir contando y acumulando, a través de siglos en algunos casos.

B.- La izquierda es la que no distingue, y piensa que todo el monte es orégano. ¿Cómo se puede ser hippy si no se tiene dinero? Un hippy sin dinero es un vagabundo

A.- Un vagabundo es un subproducto necesario de la economía de los avaros, que sólo piensan en acumular para sí. La clase media de toda la Europa del siglo XXI demanda derechos humanos

B.-Son hijos de papá, rebeldes sin causa porque ninguno de ellos renuncia a su bienestar para irse de misionero a África

A.- La Europa de hoy es el producto de millones de personas que durante centurias han construido, derribado y vuelto a rehacer edificios intelectuales que sirvieran para entender los enigmas de la vida y del mundo. Y esos edificios han sido económicos, políticos, filosóficos, artísticos; acumulando errores y aciertos durante milenios; con genialidades y con fracasos siempre. Y por otra parte, hay ahora muchos jóvenes españoles haciendo cooperación en cualquier país empobrecido, con riesgo de su vida a veces...

B.- Es lo que te digo: el complejo de culpa nuevamente. Porque sus familias han estado durante siglos saqueando a los otros cuatro continentes

A.- Esta visión individualista no hace sino conformar a los espíritus miopes; ¿qué se puede hacer hoy, por ejemplo, a favor de la igualdad entre los propios países europeos, cuando estamos asistiendo al enriquecimiento de los más ricos, a costa del empobrecimiento de los más pobres? Alemania tiene la mitad de tasa de paro que los PIGS, y encima se está nutriendo de los intereses de deuda de éstos, de sus jóvenes mejor preparados y de su barata mano de obra

B.- ¿Cómo van tener la misma ética Los Mercados y el mercadillo? Los mercados creemos que el mercadillo se nutre de lo que a NOSOTROS nos sobra; el mercadillo, que sobrevive de lo que EL MERCADO no les roba.

A.- ¿Estaba ya escrito en los libros sagrados de las religiones que unos países serían siempre ricos y otros siempre pobres? ¿Que todos queremos ser ricos pero que muy pocos lo van a conseguir? ¿Que la utopía capitalista de riqueza y libertad es tan absurda como la comunista de igualdad y libertad?

B.- ¿Y cómo va a ser lo mismo la ética del vencedor que la del vencido? : ¡Ay de los vencidos!, dijo ya uno de los padres latinos de la guerra: Hay que ser razonable cuando no se es fuerte

A.- Pero los españoles, tanto jóvenes como adultos, parece que tenemos un especial sentido de la justicia y de la igualdad, que nos hace, por ejemplo ahora, mantener un movimiento 15-M que lo desean para sus países toda la izquierda europea. Ahora se están empezando a mezclar con quienes derrotaron social, que no políticamente, el franquismo y

B.- Pero esa izquierdareal, políticamente débil, tiene que contar con la no real ni socialmente izquierda, pero sin embargo políticamente fuerte.

A.- ¿En esto va a quedar la ética de la que venimos hablando hace tanto? ¡Pues vaya izquierda!

Manolo Aljarafe, 24-II-12