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La Sevilla donde vive la gente: modelo de ciudad y vivienda.


En las ciudades se concentran los conflictos: se intensifican por la mera magnitud de sus cifras, pero también por tener en su propia naturaleza la encrucijada de infinitos intereses incompatibles. Un entramado de calles y complejidades. En las ciudades vive la gente, cada vez más en nuestro siglo y en todo el mundo. Pero las ciudades no solo se viven, también se consumen y se venden.

Llevamos buscando la playa bajo los adoquines varías décadas. La Memoria de nuestras ciudades incluye siempre a colectivos y movimientos que piensan en ella de forma crítica. Es la respuesta de los habitantes a las transformaciones urbanísticas y políticas. La conversión de las ciudades a centros de ocio y consumo viene, desde la tercerización de la economía española, a ser la tónica general que pudiera resumir los procesos de transformación de todas ellas desde la segunda mitad del S.XX. Una ciudad pensada como un producto, un objeto de consumo, que orilla planificaciones alternativas donde la habitabilidad de sus vecinas sea el centro de la reflexión y la acción.

“Sevilla tiene dos partes, dos partes bien diferentes, una la de los turistas y otra donde vive la gente”. Esta frase que popularizó Pata Negra, los hermanos Amador, en su Rock del Cayetano, está extendida en el imaginario de los habitantes de esta ciudad. En ella se refleja segregación espacial y social, conflicto centro-periferia, dos ciudades, la sapiencia popular de que un plano no refleja solo dos dimensiones.



Esta guerra entre Sevillas tiene muchas batallas. Unas muy definitorias son las de los macro-eventos del siglo XX: las exposiciones universales de 1929 y 1992. De su mano vinieron desarrollo de infraestructuras, expansiones urbanas y transformaciones duras que afectaron al corazón y a las arterias de la ciudad. La Sevilla de postal y Marca-Ciudad le imponía a La Otra sus ritmos y normas. La gentrificación creciente desplazaba a las personas empobrecidas y ahora la turistización empobrece a las desplazadas. Estos procesos son capas complementarias de un viraje más global de la ciudad hacia la lógica mercantil.

Gobernantes y empresarios hosteleros se afanan en la difusión mediática de las bondades de su modelo. Como si llegaran a todas por un efecto cascada esas “riquezas abundantes” del turismo o la actividad especulativa de fondos de inversión. Este discurso hegemónico se tambalea pero sigue instaurado de forma generalizada en una población que parece no encontrar más alternativas que la de poner en el mercado sus viviendas, sus comercios y sus plazas.

Ante esto, decir: “el turismo nos empobrece” se plantea necesario para teñir de grises una realidad que estaba coloreada de blanco. La industria turística empobrece a las personas trabajadoras que no puede escapar de la precariedad asociada al monocultivo laboral de la hostelería, empobrece el tejido social de barrios que se vacían y empobrece la vida misma, convirtiendo la vivienda en mercancía.

En la vivienda se materializan de la forma más dura las transformaciones urbanas. Su concepción como un bien abierto a la especulación nos hizo llegar hablar del mercado de la vivienda. Y últimamente, usamos vivienda turística para denominar lo que por su naturaleza y fin nunca puede ser una vivienda. El uso como negocio turístico de casas y pisos debe ser definido y por lo tanto, regulado, como actividad económica y no como uso residencial.

En las ciudades en venta la vivienda es objeto de inversión de fondos extranjeros, concentración de la propiedad y especulación. Las leyes de mercado aplicadas en fondo y forma a uno de los derechos sociales que menos se respetan en nuestro mundo. “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”, dice el artículo 47 de la Constitución.

Ante esto las políticas públicas de vivienda son irrisorias, tímidas, relegadas a un segundo lugar (dejando hacer al mercado). Además, los poderes públicos repiten en ferias y congresos de turismo internacionales que la ciudad está disponible para su compra. Ese espacio que no ocupa la administración queda libre y se pone a disposición de los intereses privados de fondos de inversión que ven la ciudad como oportunidad de negocio.

En abril de 2019, colgó una pancarta que decía “Sevilla no se vende” de La Giralda. Ese alminar-campanario dejó de ser durante minutos un monumento, un reclamo turístico, para volver al imaginario cotidiano de sus vecinas como protagonista de un mensaje. Una reivindicación que recogía, impulsaba y daba voz a la memoria de tantas personas y colectivos que han reflexionado y actuado sobre su ciudad.



La casa, la calle y el barrio se convierten en espacios de resistencia por el anhelo de poder decidir cómo vivir. En Sevilla se han dado estas luchas, algunas victoriosas, otras más duras pero igual de necesarias.

En torno a la casa se abren puertas y ventanas en una Grande, la del Pumarejo, otra que estuvo Revolucioná de Mujeres, otras Viejas, con Sombreros y Sin Nombre. En Corralas de vecinas se recuperaban los techos deshechos por desahucios de bancos.

Entorno a la calle se resistió a la Expo, se montó un Gran Pollo en Alameda, se empujó para tumbar torres y setas, se salvaron árboles.

Y entorno a los barrios habitan asociaciones de vecinas críticas como La Revuelta o Triana Norte, se reúnen Inquilinos en Sindicatos, artesanas y trabajadoras en Corralones y unos Barrios Hartos. Colectivos contra la turistización, la gentrificación, otros para liberar plazas, allanar el camino, revertir el gris, habitar mejor y más juntas.

Jornada de puertas abiertas en la Casa Grande del Pumarejo | Fuente: Casa Grande del Pumarejo
La vivienda no se puede disociar de la calle, el barrio y su ciudad. Es reflejo de las complejidades urbanas y sus transformaciones. Por esto animo a que sigamos dentro del debate del rumbo de nuestro entorno más cercano, pensando en el común, en el espacio y en lo social. Nuestra ciudad es un lugar para lo político, ocupémosla.

Pablo Domínguez
 https://valorsocial.info/la-sevilla-donde-vive-la-gente-modelo-de-ciudad-y-vivienda/

Informe: Uso del carril-bici en Sevilla, primavera de 2019

Acabamos de publicar el Informe sobre el uso del carril-bici en Sevilla, que resume un trabajo de campo realizado entre febrero y marzo de este año. El informe completo puede consultarse AQUI.

La principal novedad este año es que no nos hemos limitado a contar las bicicletas, sino que hemos contado todo tipo de vehículos que circulaban por los carriles-bici de la ciudad (con una metodología que lleva ya años usándose y que se describe en el informe). Asimismo se ha incluido en el conteo el reparto de género.

Entre las conclusiones mas relevantes están:

- Parece que continúa la lenta recuperación de los desplazamientos en bicicleta en Sevilla, pero sin alcanzar todavía las cifras de 2011, con más de 70.000 desplazamientos diarios en un día laborable sin lluvia del mes de noviembre. Habrá que esperar al conteo que prepara el propio Ayuntamiento de Sevilla para este mes de noviembre para confirmar esta tendencia.

- El reparto de género de los desplazamientos en bicicleta continúa siendo similar al de años anteriores (2017), es decir un 65% varones y un 35% mujeres. No obstante, el análisis pormenorizado por tipo de bicicleta aporta resultados interesantes. En concreto, las mujeres resultan ser mayoría entre las usuarias de las bicicletas típicamente urbanas (de paseo y plegables), mientras que los hombres dominan con rotundidad en el uso de las bicicletas de montaña e híbridas. Nosotros interpretamos ésto como una consecuencia de que las mujeres tienden a hacer un uso mas urbano de la bicicleta que los hombres, así como al hecho de que, al ser la incorporación de las mujeres al ciclismo urbano mas reciente, tienden a usar bicicletas diseñadas más específicamente para la ciudad, mientras que los hombres permanecen fieles al tipo de bicicleta dominante en el país, es decir a las bicicletas de montaña e híbridas.

- La presencia de los VMPs en las vías ciclistas se nota con claridad, pese a que el trabajo de campo se realizó con anterioridad a la irrupción en la ciudad de las empresas tecnológicas de alquiler de patinetes (Bird, Lime...). Esta presencia era, en el momento del conteo, bastante minoritaria, no llegando al 10% del total. De todos modos este dato no me parece muy relevante dada la rápida evolución de la movilidad en VMPs en la ciudad.

Lo que sí me parece relevante es que, entre las tipologías de los VMPs domina con claridad la de los "patinetes eléctricos" (sin sillín), mientras que la presencia de los patinetes eléctricos "con sillín" (considerados ciclomotores por la legislación europea) y de los autoequilibrados es residual. Hay que destacar que el conteo de realizó con anterioridad a la promulgación de la vigente regulación de los VMPs en Sevilla, que prohíbe la circulación de patinetes eléctricos "con sillín" (ciclomotores) por las vías ciclistas. Así que podemos concluir que, al menos en lo que al aspecto externo de los vehículos respecta, esta regulación se estaba cumpliendo ya en gran medida en las vías ciclistas de la ciudad incluso antes de su promugación

Descargar el informe completo


 Ricardo Marqués
 http://movilidad-activa.blogspot.com/2019/10/informe-uso-del-carril-bici-en-sevilla.html

De tauromaquias y territorialidades


Queridos hermanos y hermanas en el Señor. Parece que Dios nos ha dado los millennials por la drogaína que consumimos en los 70. Porque si no no se entiende.

Ya van varios textos en los que se opone España-taurina a Cataluña-no taurina. Esto no solo es falaz, sino que también es mendaz.

Cataluña en general y Barcelona en particular siempre, hasta hace muy poco tiempo, han sido taurinísimas. Tanto la afición barcelonesa como la plaza Monumental han disputado secularmente la primacía a las aficiones de Madrid, Sevilla y (¡oh, sí! La verdad jode pero curte) Bilbao. La plétora de toreros catalanes es larga, incluido aquel Mario Cabré que nació y murió en la ciudad condal, cuya leyenda fuera de los ruedos es tan jugosa como la de dentro. Pero también es larga la plétora de empresarios, ganaderías y promotores que han tenido su origen en Cataluña o Valencia.

En todos los territorios catalanohablantes hay tradición taurina documentada desde antes de la época romana. Aún hoy es difícil erradicar toros ensogados, correbous, embolados y otros espectáculos taurinos de los pueblos de todo el litoral catalanoparlante.

De modo que la oposición toros-España no toros-Cataluña, además de ser falsa es intencionadamente difundida como una marca de diferenciación cultural/étnica, afición y costumbre de los nacionalismos de toda laya a la hora de crear su propio paraíso y los infiernos ajenos.

Por cierto: una de las primeras y más destacadas antitaurinas fue Isabel I de Castilla (la de tanto monta con Fernando el Católico).

Conmigo, queridos, no cuela..


Juvenal García

Sobre estatuas en Sevilla






Sevilla Laica (grupo local de la asociación Andalucía Laica) somos un colectivo de personas con diferentes, o ningún, credo religioso, cuyo fin es promover, hacer propaganda y extender la conciencia de la necesidad de que el Estado sea laico, o sea que no intervenga en cuestiones religiosas ni para bien ni para mal, pues piensa que la fe es algo privado y personal, en lo que el Estado no debe inmiscuirse. Por estas razones quiere exponer su punto de vista sobre un debate abierto en nuestra ciudad.


Ya hace un tiempo que a las damas y a los varones más conspicuos e influyentes de esta poliédrica Sevilla se les ocurrió levantar una estatua al Papa Wojtyla en plena avenida de la Constitución, en el centro del poder (Bancos, Ayuntamiento, carrera oficial de la Semana Santa...) de la ciudad.

En la Sevilla oficial ha tenido siempre mucho arraigo (sea dicho sin ánimo de ofender) la tradición que desde la Contrarreforma llega al nacional-catolicismo; pero no es suficiente para este influyente sector de la ciudad con el culto en la Catedral, las iglesias mayores y menores, las parroquias, las capillas, el recuerdo de los santos en los nombres de calles, panaderías o agencias de viajes, y hasta cuando se estornuda…Necesitan más presencia de personas, aunque sea en estatua, que den testimonio de los valores llamados católicos. La fe es débil, como la carne, y hay que valerse continuamente de muletas. A todas las personas nos cuesta ser consecuentes con nuestras diferentes fidelidades, sea en los valores que sean, pero no a cualquiera este motivo le lleva a metérselo a las trágalas al resto de la ciudadanía.

Hoy está claro que la búsqueda del bien común es la razón de ser del Estado, y que éste no debe estar a disposición y merced de unos u otros sentimientos o creencias religiosas. Y el espacio público sevillano creemos que ya está suficientemente saturado de testigos de la fe cristiana como para seguir abundando: las señas identitarias hay que potenciarlas sin que otras identidades sientan invadido el espacio común.

Después de tantos siglos de guerras y regímenes violentos -justificados a veces por las cúpulas de la Iglesia católica-, ¿no sería ya hora de invertir en tolerancia? Y no se va a sustituir la intolerancia religiosa por la “intolerancia laicista”: quienes defendemos el Estado Laico lo que queremos es libertad de conciencia, que nadie se erija en árbitro de la ética y la moral en nombre de eternos y absolutos fundamentos.

Sevilla Laica quiere hacer público que no le parece oportuno que se le dedique una estatua pública a quien, interviniendo mucho en la política de su tiempo, no fue precisamente un ejemplo de tolerancia, liderando un movimiento involucionista tanto en su Polonia natal como durante su pontificado en países como España o los de América Latina, y promocionando las posturas políticas más intolerantes hacia lo que entendemos es el progreso de la ciencia (con sus ensayos, pero sin prejuicios), de la historia (con sus sinsentidos, pero con un profundo deseo de liberación), y de la vida (con sus sufrimientos, pero sin culpabilidades), razones todas que creemos suficientes como para que sea ejemplo sólo para sus fieles en los lugares propios para ello.

Sevilla Laica, Enero 2011