El
día en el que el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio
Guterres, pedía a los Gobiernos «responsabilidad y liderazgo» para
poner fin a la crisis climática; Greta Thunberg cruzaba el Atlántico
en velero para reducir al mínimo su huella ecológica al acudir a la
COP25; y el negacionismo climático adoptaba nuevas formas y
discursos en la Cumbre de Madrid; Equo, en su V Asamblea Federal,
rechazó en su documento político la inclusión del decrecimiento
como la forma de «transición de una sociedad de mercado a una
sociedad con mercado» (con el 53,55% de votos a favor en comisión,
al no alcanzar los 2/3 de los mismos para su inclusión en la
ponencia), así como la propuesta de «federalismo en clave
biorregional».
La
Asamblea transcurrió entretenida en debates menores, de detalle. Con
ausencia de un debate general sobre la emergencia climática y los
intereses económicos y geopolíticos y la diferencia de poder que
existe entre ciudadanos y corporaciones multinacionales; así como,
sobre como y con quien ampliar el espacio verde. Y eso que el
objetivo de la Asamblea era definir la hoja de ruta y asentar el
papel de Equo como miembro del Partido
Verde Europeo,
«en la definición de un gran espacio verde, progresista y feminista
fuerte en España». En este aspecto la falta de concreción fue
decepcionante. Aunque hubo cosas, muchas cosas, positivas.
Las
declaraciones del Secretario General de la ONU pidiendo a los
gobiernos «mayor ambición y compromiso», creaban el marco político
idóneo para que Equo recogiera el guante y encabezara la lucha
contra el cambio climático con propuestas radicales como las
declinadas en la ponencia política. Pero al no seguir Equo la
estela de la ONU, de los científicos y de la juventud Equo renunció
a ejercer su liderazgo.
En
nota de prensa pedía al Gobierno mayor ambición contra el cambio
climático y le pedía un compromiso de reducción de emisiones al
menos del 55% en 2030. Y aunque dicha demanda de reducción supone un
incremento sustancial respecto al objetivo del 20% fijado por el
Gobierno, la petición que Equo hizo al Gobierno es insuficiente para
limitar el calentamiento global a 2°C y mucho más para contenerlo
en 1,5°C.Y si el objetivo reclamado se analiza en relación al área
Mediterránea, es más insuficiente aún, y un desatino, pues en este
área el esfuerzo de reducción deberá ser superior al que se
realice en otras, al haber sido ya alcanzado aquí el incremento de
temperatura de 1,5°C que fija el Acuerdo de París.
En
un momento en el que existen dificultades para tomar medidas que
resultan imprescindibles, que los acuerdos de cumbres anteriores no
se han cumplido, que los presidentes de EEUU, China, Rusia, India,
Brasil o Reino Unido, al igual que muchos de los grandes fondos de
inversión o los accionistas y directivos de muchas de las mayores
empresas del mundo se niegan a desarrollar las medidas que serían
precisas, es necesario que todos los actores políticos y
sociales, incluso económicos, se comprometan con la acción
climática al máximo. Pero en esta hora decisiva Equo optó por un
perfil bajo y abordó su acción política futura solo desde la
óptica interna: de fortalecimiento orgánico y en clave de evitar la
pérdida de alianzas y recursos, obviando el interés de los
ciudadanos. Desde la óptica de los hechos el desarrollo y el
desenlace de la V Asamblea no fue responsable. No es tiempo para
cálculos interesados, ni medidas verdades.
La
década 2020-2030 va a ser una de las más decisivas de la historia
de la humanidad. Los cambios a acometer son tan profundos, tan
impactantes y tienen que hacerse tan rápido que es posible afirmar
que nos encontramos en el umbral de una gran transformación. Ésta
admite comparación con los inicios de la Revolución Industrial y va
a cambiar el mundo tanto o más que aquella. Y también a España.
Esta
década no es el tiempo para propuestas que de partida asumen su
insuficiencia respecto al cambio climático. Para eso ya hay otros.
Es tiempo de hablar claro y sin tapujos del cambio climático y las
medidas qué hay que adoptar para evitar sus efectos más adversos.
Para proteger la vida, la salud y la Naturaleza. Es tiempo para la
honestidad y el coraje.
Si
queremos hacer que la esperanza no solo mane de la calle, sino
también desde la política, Equo debe abordar las cuestiones no
tratadas en la V Asamblea y apostar por un espacio de progreso verde,
decrecentista y feminista y convocar a tal efecto una Conferencia
Política en el primer semestre de 2020. ¿O prefiere Equo ser una
fuerza política anodina como los líderes de la COP25?
Francisco
Soler
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