LECCIONES DE DINAMARCA


En el estado actual de derrumbe de la economía española conviene no perder la calma. Se hace preciso mirar al horizonte y observar modelos de economías que han producido resultados satisfactorios. El modelo español impulsado por el motor de la construcción no fue un modelo en sí mismo reprobable. Cuando estaba a su máximo rendimiento los propios resultados no invitaban a buscarle defectos. Y ello en el entendido de que los modelos no son imperecederos y eternos. El milagro español dió satisfacciones, supuso un crecimiento económico superior al que proporcionaban otros modelos y generó un dinamismo que permitió avanzar en otros sectores. No conviene, pues, demonizar al sector de la construcción por más que en su interior tuviera un mecanismo de sobrealimentación que terminó estallando. Otras opciones de modelo productivo aparentemente llenas de I+D y de generación de conocimiento han terminando agotándose. Buen ejemplo es Finlandia con las dificultades por las que atraviesa su gigante tecnológico Nokia.

Los modelos se agotan y se hace preciso reorientar la economía. Ahora , desde el sonido de fondo de los ataques de histeria de los mercados y las caras de incredulidad de los políticos y economistas , hay que mirar por encima , de lejos. Comparar, estudiar, analizar. No se pueden recuperar las tasas de crecimiento o empleo mirando hacia el cielo esperando que llueva, o confiar la solución a los gurús de saldo que aparecen por sorpresa. Es preciso planificar en un empeño común y en una finalidad compartida. Cuanto más claro tengamos lo que hay que hacer y más nos unamos en conseguir los objetivos, España tendrá una oportunidad de oro para situarse de forma estable y fuerte en la cima de la economía. Lo digo completamente en serio.

Generalmente , al hablar de modelos económicos ejemplares, se alude a Finlandia, aunque aquí la literatura se centra en su modelo educativo, a Suecia, a Noruega , al estado de California y , hasta el crash de 2008, a Islandia. Sin embargo, nunca he oído hablar de Dinamarca.

Lo comento porque he tenido ocasión de leer últimamente un estudio de la Fundación IDEAS sobre Dinamarca. Se denomina “ El modelo danés: Un éxito en Europa” (se puede descargar de la página web de este organismo de análisis y estudios-www.fundacionideas.es). El autor es Mogens Lukketoft, un socialdemócrata que disecciona con precisión las características del modelo danés. A modo de resumen , este modelo se basa en los siguientes pilares:

1.- Prioridad en la educación. Se cumple el principio de que existe una ecuación perfecta entre educación- ausencia de corrupción-competitividad. Se configura una educación de alta calidad que hace hincapié en el desarrollo de competencias sociales. No se ha dejado en el cubo de la basura a la formación profesional.

2.- Política industrial muy liberal. Llama la atención que un socialdemócrata muestre como logro que el Gobierno danés no acuda a auxiliar a empresas en dificultades. No obstante, se evidencia que hay modelos y actuaciones que están por encima de ideologías políticas asentándose en el terreno del sentido común.

3.- A regañadientes, les ha costado desprenderse del sector público por exigencias de la integración en la Unión Europea. No obstante, el sector público que queda es eficiente y orientado al ciudadano.

4.-Apuesta por las energías alternativas.

5.-Modelo de relaciones laborales definido, basándose en salarios mínimos altos( es el país con los salarios mínimos más altos del mundo) , práctica eliminación de sectores de baja remuneración al reducir, a través de un esfuerzo educativo, a los trabajadores de baja cualificación y apuesta por el modelo de flexiseguridad , lo que exige reducción de los días de indemnización en caso de despido. Es así, el país con el modelo más flexible de mercado laboral.

Particular atención merece la modulación del porcentaje de la prestación por desempleo a la retribución : los que percibían mayor salario reciben menos cuantía de subsidio y los que percibían menos retribución tienen un porcentaje más alto. Supone, pues, un mecanismo de garantía para evitar perder la vivienda en caso de paro. Todo ello con la idea básica de formar a cualquier trabajador que pierda su empleo en nuevas competencias. Así se ha logrado una baja tasa de desempleo (6.6% en 2010) y que Dinamarca se constituya como el país del mundo con menor desigualdad salarial.

6.-Política fiscal definida. Impuesto de sociedades reducido ( al 25%) . Contribuciones reducidas de los empleadores y un impuesto de la renta alto ( 46% de media).

Un aspecto que merece destacarse del modelo danés es la rapidez de adaptación a situaciones de crisis y cambio de fórmulas y , por encima de todo, la capacidad de los socialdemócratas y conservadores de llegar a acuerdos sobre aspectos esenciales de la economía: política de tipo fijo, gravámenes sobre las plusvalías, impuesto de la renta, IVA... La relación entre los sindicatos ( con un alto nivel de afiliación- el 75% de los trabajadores está sindicado) y la patronal es de colaboración y entendimiento, teniendo el gobierno un papel muy discreto en los procesos de negociación.

Indudablemente, España no es Dinamarca y las soluciones no pueden ser exactamente iguales, pero la lectura de este documento nos lleva a una reflexión comparativa y una conclusión final. La reflexión comparativa salta a la vista:
  1. Dinamarca lleva apostado por la excelencia en la educación desde sus niveles más básicos desde los años 50. Aquí, la prioridad de la excelencia educativa apenas acaba de entrar en la agenda pública. Recientemente nos hemos dado cuenta de que nuestro modelo educativo es ineficiente.
  2. España lleva a cabo una política industrial llena de incentivos y dependencias, frente a Dinamarca que adopta un modelo liberal.
  3. Nuestro sector público, salvo honrosas excepciones, no está orientado al ciudadano. Está orientado a la estructura y necesidades de la propia Administración . El crecimiento del sector público- sobre todo en entes locales y comunidades autónomas- con agencias y empresas públicas , no tiene un fundamento claro de mejora de la calidad y eficiencia a la vista del extraordinario coste presupuestario y resultados de gestión.
  4. Nosotros no tenemos un modelo moderno y definido de relaciones laborales .Lograr el acuerdo sobre cambios sustanciales resulta tarea casi imposible. Los sindicatos giran en torno a concepciones derivadas de relaciones de producción ya superadas y a los empresarios les falta la dosis de audacia necesaria en estas situaciones. Al Gobierno se le exige un papel destacado en la consecución de los acuerdos, puesto que las posturas de partida de los empresarios y sindicatos son encontradas, cuando no prácticamente irreconciliables. Con estos elementos es más probable no llegar a acuerdos o lograr auténticos engendros que no resuelven las situaciones.
Añadiríamos una consideración adicional: Dinamarca es el país del mundo con menor grado de corrupción en sus instituciones (según el Indice de Corrupción Percibida – CPI de Transparencia Internacional). Existe un altísimo grado de confianza en sus gobernantes y en el sistema. Se sabe que el dinero público se utiliza adecuadamente. Además, es uno de los países con menor discriminación por razón de sexo. Todos estos elementos lo sitúan a la cabeza mundial en niveles de competitividad.

La reflexión final nos lleva a una sana envidia: hay países donde la cultura del diálogo y el acuerdo les hace avanzar ,reaccionando con rapidez a los cambios que se producen en la economía. En el modelo danés, con sus claroscuros- que los tendrá- late el acuerdo, el consenso, el tener definido el camino a seguir. En España nos faltan reflejos, rapidez, planificación y, sobre todo, acuerdo. Nos sobra potencial, pero carecemos de capacidad de consenso. Como siempre, el problema de España es de mentalidad.


Jesús Ferreiro
Politinomics
puentes.blogspot.com

OPTIMISMO FULMINANTE


Desde que Zapatero llegó a la Moncloa a caballo de su optimismo antropológico, ya parte de la negra España no quería verlo ni en pintura. La gente de buena voluntad estaba orgullosa de un presidente que retiró a España de la guerra de Irak, que metía la realidad en su despacho y sus ideas de modernidad empezaban a dar carta de naturaleza a deseos y aspiraciones progresistas, que la mayoría veía de avance en términos históricos.

Después vinieron las leyes sociales, la normalización de la homosexualidad, el despliegue de los feminismos, la explosión de las redes sociales. Los triunfos deportivos, tanto individuales como en equipo, fueron la guinda que, junto con el “pelotazo” de la burbuja inmobiliaria, llevaron el optimismo del presidente a amplias capas de la clase media transformado en papanatismo: un falsa visión de nosotros mismos como nuevos ricos catetos, preocupados por la propia imagen y el éxito fácil a cualquier precio, “porque yo me lo merezco”.

Pero ya Cervantes nos había retratado como idealistas y pancistas, con una amplia predisposición a la picaresca, a la justificación del fraude al Estado. Después del pelotazo, lo que corresponde es la evasión fiscal, la doble contabilidad…Entonces Zapatero dijo aquello de que a su abuelo lo habían matado los franquistas, y toda la España negra se le tiró a la yugular y le juró odio eterno.

Las ideas progresistas de, en España, la fugaz Ilustración, que no tuvieron una segunda oportunidad hasta el primer tercio del XX y sobre todo en la II República, habían tenido que esperar otros 70 años para dar unos pasos decisivos.

La primera legislatura fueron cuatro años de cuento…de hadas. De los que hemos salido con un fenomenal batacazo: una guerra abierta y sin ningún tipo de escrúpulos entre los grandes grupos financieros del mundo para desembarazarse, no sólo de los derechos de la clase trabajadora, sino de los mismos Estados que no se pongan a sus órdenes.

Todo el seudo optimismo se ha derrumbado; ¿pero había y hay posibilidad de hacer otra política económica, de izquierdas, igual que hace unos pocos años? ¿Esa potencia económica que había adelantado a Italia no tenía los pies de barro?

En esta segunda legislatura, el paro tanto entre personas adultas como entre jóvenes no es un problema para bancos ni empresarios: se trata de exprimir a quien tenga dinero, trabajo o ideas para que ellos puedan seguir acumulando dinero en una loca carrera suicida. La Ley de Memoria Histórica ha encontrado, increíblemente, una muralla inaccesible en los jueces, y Garzón está en la picota. Y la crisis económica sigue arreciando, implementada con desastres naturales de dimensiones gravísimas en diferentes puntos del planeta.

Mientras la derecha se reorganiza desde las bases sociales hasta las esferas económicas internacionales, la izquierda española ha anatematizado todo lo que huela a ZP y se agarra ideológicamente, como a un clavo ardiendo, a la III República: si el agudizar las contradicciones entre las dos Españas hace 80 años no resolvió ningún problema y el pueblo español pagó un altísimo precio además de perder muchos trenes históricos, el querer eliminar esas contradicciones y hacer una política de derechas tampoco ha servido para nada.

La fórmula del optimismo de un presidente tampoco ha servido para cambiar, a pesar de los grandes esfuerzos realizados por él y su partido, el alma de España de la que tan bien nos habló Cervantes.

Manolo Aljarafe
marzo - noviembre 2011

DECÁLOGO DE LA BANCA EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN


  1. El Dinero es mío. Todo el dinero del mundo tiene que estar controlado por Mí; está ahí para que Yo lo gane: primero lo fabrico, después lo paseo para que se llene de valor con el trabajo, sudor y sangre de mucha gente, y una vez cargado debe volver conmigo.

  1. Antes lo mío era hacer negocios con el dinero de muchos, cobrándole a cada cual por los servicios que hacía, y animando a la gente a ahorrar mediante los intereses que les daba. Ahora, Yo el Banco soy propiedad de unos cuantos expertos en ingeniería financiera, cuyo objetivo es especular con productos cada vez más sofisticados y opacos, para “desbancar” a los demás competidores mundiales, y hacerme más fuerte, aunque para ello me vea en la necesidad -lamentablemente- de tener que hundir a alguna que otra nación.

  1. No se trata hoy de trabajar para solucionar problemas de clientes individuales o grupales de personas humanas, sino de conquistar el mercado mundial al precio que sea, porque sólo seguirán comiendo los mejor situados en el mundo omnipotente del Mercado Único.

  1. Mi utopía es el crecimiento monetario indefinido. Para ello es necesario destruir lo viejo (del pasado hay que hacer añicos) para crear continuamente nuevas necesidades, explotar al máximo las posibilidades, y tratar de reducir al patrón oro no sólo el tiempo, sino hasta las dudas y los sueños del enemigo, que es todo aquel que no tenga el dinero conmigo.

  1. Excepto los genios de gran valía que se matan a buscar esa utopía (y bien que les pago), la gente sólo es interesante en grandes números, grandes consumos, grandes operaciones. Gracias a aquellos supertalentos, esta pandilla de “mataos” pueden tener seguros sus ahorros, y Yo contribuir a la perpetua creación de empleo.

  1. Todos estos son los nuevos valores que me hacen sentir verdaderamente orgulloso y disfrutar de mi función como Banca. Y no esos hermanastros que copan los setenta paraísos fiscales diseminados por todo el mundo...

  1. Desde el final de la guerra fría, cuando nos quedamos campeones únicos de la economía mundial, nos lanzamos a poner en práctica nuestra utopía, inventando nuevos productos financieros más complejos, conectados con intereses de bancos de cualquier parte del mundo, de grandes empresas de fabricación de armas, de cosméticos, de medicinas, de alimentación transgénica..., lo que ha fortalecido el sistema bancario mundial.

  1. La clientela que no ha conseguido hacerse experta en finanzas ha dejado a mi disposición cantidad de dinerito contante y sonante en todo el mundo, que empleo en lo que me parece bien; por otra parte, Yo no doy intereses por la confianza de los depositarios en mí: son ellos los que tienen que pagar por todos los productos que voy creando y los servicios con que he conseguido hacerme en los últimos siglos.

  1. ¿Qué era eso de “Obra Social” que hacían las Cajas de Ahorros? ¿Se puede seguir creyendo que una entidad bancaria es una obra de caridad para los pobres? ¿Se crea así riqueza, o se parchea “ad infinitum”? Hemos conseguido seriedad en las cuentas, rentabilidad del Mercado, suprimir obras sociales: AHORA es cuando todo va a funcionar.

  1. Este decálogo se resume en una idea: En la total incapacidad para resolver los problemas que plantea la aldea global, y en su increíble capacidad para agravarlos, el neoliberalismo demuestra que no funciona: hay que cambiarlo.

Manolo Aljarafe
Terrible verano del 2011