La almadraba electoral: pescando votos en emergencias migratorias

 
Ilustración de Luis Demano


Como sabrán, la pesca de almadraba es una técnica de pesca muy antigua en la que los peces son engañados a entrar en un laberinto de redes y después capturados de diverso modo. En algunas zonas del mundo se practica algo parecido mediante procedimientos de diverso tipo en que, de alguna manera, mientras algunos pescadores sostienen las redes cerrando el paso, otros hostigan a los peces, conduciéndolos a una encerrona final. Este verano se desataban de nuevo emergencias humanitarias en el contexto de desplazamientos migratorios por el Mediterráneo, y no pude menos que acordarme de esta imagen, que parece simbolizar mucho de lo que está aquí en juego.

Parece mentira que poco más de un año después tengamos que volver a hablar sobre esta cuestión y sus nexos con el populismo (ya lo intentamos en “Salvini en el pretorio: ¿Barrabás o los emigrantes del Aquarius?”). Pero de nuevo lo entendemos procedente para intentar clarificar algunos elementos presentes en esta cuestión.

Para ello, en este caso, nos centraremos en perfilar las importantes diferencias que existen entre tres planteamientos distintos ante los desafíos humanitarios que surgen en el contexto de inmigración clandestina forzada por causas económicas y/o búsqueda de asilo político. En concreto, podríamos hablar de soluciones de emergencia, soluciones de fondo, y no-soluciones.

Respecto a las soluciones de emergencia parecen obvias, y deberían comenzar por la configuración de vías seguras, reales y simplificadas para la inmigración y la solicitud de asilo. Esto inevitablemente implicaría el compromiso de los Estados del Norte en el respeto universal a los derechos humanos, lo que debería comenzar por el cumplimento del deber de socorro en el mar. Como consecuencia, no sólo sería precisa la descriminalización de la ayuda de ONGs en alta mar, sino también la activación de dispositivos de rescate por parte de los países ricos que supuestamente defienden un régimen de Estado de Derecho, así como el fin de la ominosa colaboración con los Estados del Norte de África que no respetan los derechos humanos (incluido el cese de las devoluciones en caliente a dichos Estados). Sólo así se desmotivaría en gran medida a las mafias que extorsionan en muchos casos a los/las migrantes que cruzan el Mediterráneo. Todo ello dentro de una mirada que escape de la deriva securitizadora en la que parecemos instalados. Por nuestra parte, defendemos enérgicamente este tipo de medidas.

En efecto, ya es hora de acabar con la tragedia que desde hace años ha convertido el Mare Nostrum en un auténtico cementerio, ante la apatía generalizada de Europa, cuando no el alarmismo por supuestas avalanchas de hordas dispuestas a invadir nuestro continente. Este relato, que tiene unos últimos beneficiarios de los que hablaremos, es falso e interesado (empezando porque ni son tan numerosos esos sin papeles ni la mayor parte entra por esta frontera Sur, sino por los aeropuertos con visados temporales).

Ahora bien, es fundamental reiterar que esto son sólo medidas de emergencia y transitorias. Porque los problemas a los que responden estos movimientos migratorios son muy complejos y aunque los parches son urgentes, no son suficientes. Por tanto, es importante no quedarnos en un simple buenismo autosatisfecho que calme las conciencias y, de paso, otorgue algunos votos a propuestas demagógicas de cierto progresismo de salón que no se preocupa por el qué pasará después con esos/as migrantes y con los territorios de los que proceden, lo que en ocasiones se evidencia en políticas erráticas, ambiguas o incoherentes.

En este sentido, insistimos en que la respuesta a los problemas que fuerzan esos movimientos migratorios forzados es mucho más compleja y costosa, también (aunque no sólo) en términos económicos. En efecto, existen una serie de razones que justifican la necesidad de buscar soluciones a largo plazo. Algunas tienen su origen en la agitación interesada de algunos de los problemas que supuestamente suponen ya en nuestro continente una inmigración descontrolada y masiva, como son los conflictos culturales, económicos o ambientales. Es imprescindible comprender que no son esas las circunstancias de Europa y sí sin embargo las de muchos Estados empobrecidos que acogen oleadas provenientes de Estados vecinos. Por ejemplo, actualmente tenemos la cifra de refugiados/as mayor de la historia, y en su inmensa mayoría han sido acogidos en otros países del Sur. Las cifras de migrantes económicos y refugiados/as políticos en el Norte enriquecido son ridículas respecto a los trasvases Sur-Sur. Sin embargo, como veremos, la inmigración, en especial la musulmana, es un instrumento de agitación para la nueva extrema derecha populista, por dos motivos. En primer lugar, porque ha hecho (como también una parte de la izquierda, desde la perspectiva opuesta) del discurso cultural su arma predilecta. Y en segundo, por el rechazo al pobre (aporofobia lo denomina Adela Cortina) que concitan los migrantes hacinados en suburbios urbanos o campamentos agrarios.

También se comenta desde ciertos ámbitos que, en algunos casos la inmigración puede utilizarse como excusa para la reducción de las condiciones laborales de los naturales. Esta cuestión está generando en los últimos tiempos un amplio debate en la izquierda sobre un tema, el de la inmigración, en el que parecía existir una consensuada mirada positiva. Ahora bien, ante este argumento, cabe indicar de nuevo, que no sucede generalmente en Europa, donde los/las migrantes no sólo requieren papeles para trabajar legalmente, sino que sólo pueden optar a sectores muy restringidos que generalmente desprecia la población autóctona. De modo que a los migrantes indocumentados apenas les quedan los trabajos clandestinos en sectores desechados por los europeos. Trabajos escasos, dado el riesgo para el empresariado que los contrate; trabajos de esclavo, dada la falta de control de las condiciones de este. Cabe advertir que tras esta bandera de la defensa del obrero/a nacional se agitan visiones nacional-comunistas cuya evolución suele responder a patrones históricamente reiterados.

Como vemos, esas consecuencias negativas que supuestamente afectan a Europa y que se agitan interesadamente desde ciertos sectores de opinión sólo afectarían a nuestro continente. No obstante, si salimos de esa perspectiva ombliguista cabe advertir que los principales problemas de las migraciones indocumentadas son otros. Básicamente, la razón que los impulsa: escapar de la pobreza, el hambre, la inseguridad, la muerte, la guerra, el terrorismo… Se trata, por tanto, de una migración forzada, no realmente deseada. Y a eso se añade un segundo factor: que la emigración desde el Sur empobrecido no soluciona realmente los problemas del Sur empobrecido. En primer lugar, porque no es posible que todo el Sur viniese aquí, dado que la economía global se basa en lo que se conoce como la externalización. Este es el elemento definitivo para poder sostener que, por mucho que queramos, las migraciones forzadas hacia el Norte no son una solución a los problemas del Sur sino una mera vía de escape. Pero este argumento hay que comprenderlo, pues, de nuevo, se utiliza muchas veces como excusa insolidaria, cuando debe ser entendido más bien como un útil ariete crítico.

En efecto, no hay tarta para más gente. No caben más invitados/as. Y además no podría llegar para más. Es decir, el estilo de vida que tenemos en el Norte no sería asumible para el planeta si toda la humanidad lo disfrutase. Es imposible. Precisamente porque nuestras sociedades son lo que se ha dado en llamar “sociedades de la externalización”: primero, nos aprovechamos de los recursos del Sur; después, expelemos allí nuestras excrecencias. Pero el Sur es un convidado de piedra en toda esta historia. No está llamado a participar; ni allí, ni tampoco viniendo aquí. En otras palabras: porque allí viven así, aquí podemos vivir así. Esto es algo que explica con claridad supina Stephan Lessenich en un reciente artículo titulado acertadamente “Fin a la hipocresía colectiva”.

Por tanto, una solución de fondo sería algo colosal, porque aquí está la madre del cordero: cambio de sistema económico, desaparición de los intercambios injustos en los mercados internacionales, control de la actividad de las transnacionales en los Estados donde los derechos humanos no son respetados, precios máximos de los alimentos básicos y prohibición de especulación con ellos, reconocimiento de deudas históricas y ecológicas… Y, sobre todo, un cambio de mentalidad, que supere el paradigma economicista-instrumental predatorio y vaya de la mano de un cambio de forma de vida en el Norte enriquecido. Casi nada. Pero, ojo, los partidarios del decrecimiento alertan: o decrecemos voluntariamente o llegará el fin de este modus vivendi, dada su insostenibilidad natural y social.

Retomemos el hilo de las emergencias humanitarias. Queda hablar de las no-soluciones. Esto es lo que propone la extrema derecha populista: Salvini, Vox, y compañía. No es sólo la mera defensa de nuestro “irrenunciable estilo de vida”, como dice Trump. En el fondo es que, simplemente, a los que propagan estas ideas no les interesa lo que ocurra a esta parte de la humanidad que consideran sobrante. Un ejemplo de ello es la defensa por parte de Vox de la retirada de los fondos de ayuda al desarrollo de los países empobrecidos, simultáneamente a su negativa a acoger a migrantes económicos y refugiados políticos. Por eso hablo de no-soluciones. Porque las emergencias humanitarias generadas por movimientos migratorios forzados no son para esta gente un desafío, ni un problema a resolver. Son sólo una tormenta perfecta para pescar votos. Una excusa inmejorable para poner en marcha la máquina de demagogia electoral, que desde un egoísmo infantil insolidario busca descaradamente el voto de poblaciones insatisfechas, poco informadas, poco formadas y con prejuicios que son además manipuladas mediante postverdad, fake news y desinformación. En suma, populismo. Pero de esto ya hablamos en ese otro post de hace año y pico.
Theodor Adorno ya habló de que la extrema derecha se caracteriza por utilizar la agitación, y ser maestra en el modo de hacerlo. Pues bien, como pueden ver, aquí todo es agitado e instrumentalizado. La población del Norte enriquecido es empujada a hacia las redes del voto por y hacia esa extrema derecha. Parece terrible, y sin embargo hay algo mucho peor: la gente del Sur empobrecido es empujada a las redes del abismo del mar. Huyendo de la miseria y la muerte se internan en un dédalo infernal en el que muchos encontrarán una muerte evitable. La escalofriante duda que surge es: ¿serán mero alimento para la almadraba electoral?


Pablo Font Oporto
 https://blog.cristianismeijusticia.net/2019/09/19/la-almadraba-electoral-pescando-votos-en-emergencias-migratorias





Equo en la encrucijada: El espacio verde

 

Los recientes acontecimientos del tablero político estatal no deben apartar a Equo de la construcción del espacio ideológico de la ecología política, su espacio: el “Espacio o Polo Verde”, como espacio autónomo, independiente y diferenciado, al cual se pueden agregar o coaligar más actores.

La convocatoria electoral del 10-N debe ser entendida como una oportunidad para lanzar el proceso de acumulación de fuerzas en torno a EQUO −como tercer espacio ideológico−, dirigido a ciudadanos, movimientos sociales, otros partidos y a todo aquél que quiera sumarse. 

¿Pero hay cabida para ese espacio electoral en el actual tablero político? Hace algunos días se comenzó a mover por whatsapp información sobre cómo darse de baja para no recibir propaganda electoral de papel de los partidos en el buzón. El hartazgo de muchos ciudadanos ante las cuartas elecciones que se celebran en España en cuatro años se ha materializado −según el INE, dos días antes de que el Rey decidiese no nombrar un candidato a la investidura− en la petición de 112.000 ciudadanos de no recibir propaganda electoral.

Los hashtag #yonovoto o #abstencionactiva se han convertido en tendencia en Twitter. Los grupos de whatsapp se han llenado de memes que llaman a no votar. Y la sección de Cartas al Director de algunos periódicos de tirada nacional se han llenado de quejas contra la situación de bloqueo, de críticas a los políticos y de decepción ante la falta de acuerdo.

Estos datos –como indiqué en otra entrada− confirman y dan credibilidad a la tendencia apuntada por Electomanía en su electopanel del 23 de abril, cuando afirmaba que había mucha gente que con una probabilidad alta estaría dispuesta a votar a Equo, si éste se desligase de Unidas Podemos. 

Sin hacernos el cuento de la lechera, estos datos indican que se puede presuponer que hay un espacio político y electoral verde y que EQUO debe iniciar ya su andadura como fuerza política independiente y autónoma solo o liderando una coalición con otros. 

Equo, además, no puede perder de vista un dato: que las nuevas «mayorías sociales surgidas» tras el 15-M, no son mayorías de ruptura del consenso social respecto al patrón económico-ambiental insostenible que tenemos. Son simples mayorías sociales de contestación a la ruptura del estado del bienestar producida por la implementación de políticas de austeridad. 

Si Equo quiere recoger el descontento existente y convertirlo en un consenso social amplio respecto a la insostenibilidad del actual patrón económico-ambiental, debe tener una posición nítidamente diferenciada de las demás fuerzas políticas. Ofrecer un proyecto político diferente al mercado neoliberal desregulado y al productivismo tanto de la izquierda como de la derecha. Un proyecto político que no se ubica ni a un lado ni a otro, sino delante. Y que se materializa en la transición de una sociedad de mercado a otra con mercado que no deja a nadie atrás, respetuosa con los límites del planeta.

España necesita, más que nunca, que EQUO esté presente en las instituciones con voz independiente y poderosa, para evitar un calentamiento global fuera de control y dando réplica a las iniciativas pintadas de verde de las restantes fuerzas políticas: el Horizonte Verde, de Unidas Podemos; la modernización ecológica, del PSOE; al capitalismo verde, de Ciudadanos; al neoliberalismo del PP; o al negacionismo climático de VOX. 

A pesar de todas las dificultades que entraña esta iniciativa, Equo tiene potencial para ser popular si habla sin remilgos sobre el calentamiento global y propone las soluciones que la ciudadanía mundialmente está demandando para evitar que la temperatura global se incremente más de 1,5ºC. Un Equo fuerte e independiente en las instituciones es importante para poder influir en la agenda política y en las decisiones de gobierno. Esta presencia sirve para generar una espiral ascendente como en Alemania, Bélgica, Francia y en otros países, la cual no puede ser planteada desde la subalternidad o subordinación a otras fuerzas políticas en confluencias o listas electorales ajenas. Muchas ciudadanas y ciudadanos esperan encontrar en las próximas elecciones del 10-N una papeleta de Equo. No les defraudemos.






Francisco Soler
Excoportavoz de Equo Andalucía Verdes









¿Qué hacer? Equo ante la encrucijada


De cara a las próximas elecciones se están produciendo movimientos en la izquierda. El PSOE virando al centro repitiendo los lemas de reformismo económico modernidad y transición ecológica, dirigido a restar votos progresistas a Ciudadanos. Y a su izquierda Unidas Podemos (UP) con sus confluencias. Y Más Madrid, que busca restar votos a UP y al PSOE. Ante este tablero político que se dibuja para las próximas elecciones Equo debe responder a la pregunta: ¿qué hacer? y elegir entre seguir siendo –como hasta ahora− un satélite o tener voz propia.

Si se analizan los discursos de las distintas fuerzas parlamentarias, se comprueba que el debate sobre el calentamiento global y la «emergencia climática» estuvo ausente en la anterior campaña electoral. Hoy, sin embargo, todas las fuerzas políticas en la izquierda –por la fuerza de los hechos, que son tozudos− lo tienen incorporado en sus programas políticos y se proclaman ecologistas. La derecha es otro cantar.

De la misma manera que en un momento determinado todas las fuerzas políticas incorporaron lo social como parte de su discurso y de su acción política, hoy el mismo movimiento se repite con respecto al medio ambiente. Pero este giro no debe confundir sobre la realidad de las propuestas medioambientales de la izquierda, que se parecen a las propuestas ecologistas tanto como las propuestas sociales del PP a las de la izquierda. Hay que saber distinguir y separar el grano de la paja. 
 
Las fuerzas políticas de la izquierda –sin renunciar al crecimiento económico− se proclaman ecologistas o dicen querer incorporar la ecología política a su proyecto. Y resuelven esta conversión con la propuesta de un ‘Green New Deal’, el suyo, en forma de transición energética, aún asumiendo la insuficiencia de sus objetivos –está escrito por Errejón− o en forma de ‘Horizonte Verde’ de UP. Y a seguir creciendo felices en el nuevo mundo verde y justo que nos prometen.

No hay, sin embargo, ninguna fuerza política que esté desmontando con razones y argumentos sólidos la terrible mentira que se quiere vender a los ciudadanos. Ninguna fuerza política esta diciendo de manera clara y sin remilgos que esta propuesta no solo resulta insuficiente, sino que es imposible. Ya habrá ocasión de escribir sobre ello. Ni siquiera Equo, dividido entre quienes quieren coaligarse con Errejón o mantener la coalición con UP y quienes reclaman un proyecto ecologista independiente y autónomo, está desmontando el fake Green New Deal de la izquierda. 
 
La transición ecológica que hay que abordar no es ese fake Green New Deal, no es una palanca, ni una oportunidad para articular algunos los elementos discursivos en una narrativa verde para «trastocar los términos de la conversación política española», ni «para rehacer el contrato social roto por la extensión de los privilegios», como escribe Errejón en el prólogo del libro "¿Qué hacer en caso de incendio? Manifiesto por el Green New Deal". Ello solo es más de lo mismo. Más de lo que nos ha traído hasta la emergencia climática. 
 
No es tampoco una batalla política como pretende éste. Es mucho más que eso. Es una cuestión de supervivencia de nuestra civilización. Un asunto que atañe directamente a nuestros derechos, empleos, salud, costumbres y calidad de vida. Es una oportunidad para rehacer el contrato social, además de para establecer un contrato ambiental, ahora inexistente, con las generaciones futuras y con el planeta, pues el calentamiento global es una cuestión de todas las personas: las de hoy y las del futuro. Hemos de apelar para ello al depositario de la soberanía democrática y titular de los derechos y del voto: los ciudadanos y ciudadanas. No al pueblo ni a la nación.

El espacio verde sigue siendo en España marginal al estar –y haber estado arrinconado− en las siglas de la izquierda: IU, Podemos, Unidas Podemos. Aunque ese espacio electoral existe en el medio plazo (4-5 años). Pero hay que trabajarlo a fondo. Como estamos viendo –a pesar de los intentos de la izquierda de ocuparlo− este espacio sigue libre. Súmese a ello la hegemonía cultural naciente a que apuntan las movilizaciones climáticas, que aspiran a tener la suya propia.

Resulta incomprensible, pues, que desde ciertos territorios de Equo –la mayoría de aquellos que apoyaron las coaliciones con Podemos y Unidos Podemos− unos apuesten ahora la coalición con Errejón y su recién descubierto ecologismo y otros apoyen continuar en la UCI de UP, en vez de lanzarse a tumba abierta a ocupar, liderar y hegemonizar el espacio verde, siendo conscientes del escaso o nulo rédito que se obtendría en esta próxima convocatoria electoral. La apuesta es otra.

Que existan otros actores políticos que se acercan a los postulados de Equo: Compromís, Mes, Iniciativa del Pueblo Andaluz, Comuns, Mas Madrid y otros sectores progresistas, no quiere decir que Equo deba regalar el espacio verde y renunciar a acumular fuerzas en torno él. No importa que Equo sea una fuerza política más pequeña. Es a él a quien corresponde desempeñar ese liderazgo histórico.

Para ello Equo debe superar su inútil estrategia de alianzas con la izquierda que ha demostrado que no le reporta ningún beneficio, sino que lo mantiene en la casilla de salida. Hoy más que nunca no debe renunciar a tener su propia voz. Para ello debe anunciar, ya, que en las próximas elecciones habrá una papeleta de Equo en las mesas electorales, solo o en concurrencia con otros en su lista o en una coalición verde liderada por Equo. Después cooperamos. Ese es el futuro. El único posible.



Francisco Soler
Excoportavoz de Equo Andalucía-Verdes



La sombra de la prostitución

El Estado debe trabajar para garantizar nuestro derecho a tener una vida digna, libre, segura e igualitaria

Vivimos en una época en la que, en Occidente, el derecho a la igualdad es muy mencionado y, es rara la persona que no se autoproclama a favor de la igualdad. En teoría todos los partidos políticos en España están a favor de ella. Sin embargo, el derecho a la igualdad no casa bien con el hecho de que la mayoría de los altos puestos de poder (políticos, económicos, religiosos, sociales) sean ocupados por hombres, mientras que la mayoría de las personas en situación de prostitución son mujeres al servicio del ocio sexual de hombres.

La prostitución es el paraíso del machismo y del capitalismo más feroz, un espacio en el que los derechos de las mujeres, y no solo el de la igualdad, quedan en suspenso, y lo que se aplica es la ley del hombre consumidor. El hombre que consume el cuerpo y la energía de la mujer, sin restricciones, porque para eso paga, para sentir privilegios sin límites, para ser impune, pudiendo humillar y violentar si lo desea. Eso es lo que se compra, el machismo en estado puro, sin limitaciones: un espacio en el que el hombre puede hablar y actuar sin límites, y la mujer solo puede hablar y actuar en la medida y forma en la que eso complace al hombre.
En la fantasía de muchos hombres existen numerosas mujeres a su alrededor que tienen vocación de prostitutas. Pero en la práctica, los lugares en los que se desarrolla la prostitución están llenos de mujeres que no quieren estar haciendo eso, y que en vez del sucedáneo derecho a adaptase a la situación de prostitución para sobrevivir, preferirían tener el derecho a la dignidad, a la libertad, a la seguridad. Mujeres que han sido engañadas, o que no han visto otra alternativa a una situación desesperada, o que tienen problemas de drogas o han sufrido abusos en la infancia. Mujeres y niñas que muchas veces son trasladadas como mercancías desde otros países. Porque en nuestro país aunque hay mujeres españolas en prostitución, la mayoría son extranjeras en situaciones pésimas. Eso nos da una idea de lo poco “vocacional” y “satisfactoria” que es esa actividad, y de la carga que soportan esas mujeres. Eso y el hecho de que por lo general no son hombres los que se prostituyen.

Pero el efecto de la prostitución no termina ahí, se extiende sobre toda la sociedad y especialmente sobre todas las mujeres. Sobre nosotras planea su sombra alargada, al igual que la sombra de la violación, recordándonos que podríamos ser reducidas a objetos de consumo masculino, que podríamos sufrir violencia por parte de un hombre, si nuestras circunstancias fueran adversas o si un hombre lo quisiera, y que el único deseo necesario a la hora de tener relaciones sexuales es el del hombre. Las niñas aprenden pronto de los panfletos sobre el parabrisas de los coches, que hay hombres que pueden usar sexualmente a mujeres por 20 euros, y de los anuncios de carretera que el cuerpo de las mujeres es, en mayor o menor medida, público para los hombres. Aprenden que el deseo sexual de los hombres importa más que el de las mujeres, y que no pocas veces va unido a la agresividad. Que pueden ser dominadas por los hombres, y que hay muchas mujeres que tienen que conformarse con sobrevivir aguantando la agresividad masculina. Lo aprenden y, lo que es peor, lo interiorizan poco a poco como algo normal que les acompaña durante toda su vida, y que las limita.

Frente a esto nuestros políticos y políticas prefieren en la mayoría de las ocasiones mirar hacia otro lado porque la prostitución genera mucho dinero pero sobre todo porque la prostitución es un privilegio masculino al que muchos hombres -votantes- no quieren renunciar, incluso una forma de ser hombre extendida y consolidada. Por eso hay reuniones comerciales y políticas que terminan con servicios de prostitución, igual que competiciones deportivas.

La prostitución no es fruto de la libertad sexual de la mujer sino de la violencia sexual de muchos hombres. No sirve para igualar los derechos entre hombres y mujeres sino para situarnos a las mujeres como ciudadanas de segunda categoría. No es una salida profesional. No es justo que haya mujeres que se tengan que conformar con sobrevivir adaptándose a la prostitución, el Estado debe trabajar para garantizar nuestro derecho a tener una vida digna, libre, segura e igualitaria. Ya es hora de actuar para acabar con la prostitución y su sombra.


Amparo Díaz Ramos es abogada especialista en violencia de género. 
https://elpais.com/elpais/2017/09/22/opinion/1506073314_253133.html

Farmaci, le opacità dei colossi industriali sulla formazione dei prezzi

L'accesso alle cure non è più solo un problema dei Paesi impoveriti, incide anche sui bilanci di chi è sopra della linea della povertà. Il farmaco più costoso del mondo: 2,125 milioni di dollari.
 C’è sicuramente una cosa assai rilevante che ha fatto il primo governo Conte, concluso un mese fa, di cui non si è parlato quasi per niente. Una iniziativa molto coraggiosa, di cui si è occupata molto invece la stampa internazionale. Con una azione concertata dal Ministero della Salute, in particolare dal competente direttore della Agenzia italiana per il Farmaco (AIFA), Luca Li Bassi, l’Italia si è fatta promotrice nel 2018 di un percorso diplomatico a ostacoli presentando all’Organizzazione Mondiale della Sanita (Oms) una risoluzione con l’obiettivo di esigere dalle grandi multinazionali farmaceutiche trasparenza sul costo dei farmaci. Dunque, per chiedere trasparenza su uno dei segreti meglio custoditi nei circoli industriali di settore: il costo della ricerca e sviluppo di nuovi farmaci.

Accesso ai farmaci: non più un problema solo dei poveri. Il mancato accesso ai farmaci essenziali è storicamente una questione che colpisce I Paesi a basso reddito. Una battaglia per il diritto alla salute che compie venti anni, se vogliamo fissare per convenienza il suo debutto internazionale con la mobilitazione della società civile – inclusi medici e pazienti - alla prima conferenza interministeriale dell’Organizzazione Mondiale del Commercio (Omc) a Seattle nel novembre 1999. Per ironia della storia, ma come già era prevedibile allora, il problema è divenuto globale. Anche i Paesi ricchi da qualche tempo devono affrontare ostacoli sempre più insormontabili, sotto il profilo dei bilanci sanitari, per garantire ai loro cittadini le cure essenziali.

Il farmaco più costoso del mondo: 2,125 milioni di dollari. E’ del maggio 2019 la autorizzazione alla vendita negli Stati Uniti del farmaco più costoso della storia, prodotto dalla svizzera Novartis. Si tratta del farmaco Zolgensma, una terapia genetica che si amministra con una sola dose, e che serve per il trattamento pediatrico di bambini di età inferiore ai due anni affetti da atrofia muscolare spinale (SMA). Zolgensma segna uno storico passo avanti nella cura di questa patologia a decorso rapido; è una terapia rivoluzionaria perché si somministra in un’unica dose. Il suo prezzo è di 2,125 milioni di dollari.

Quanto costa davvero la ricerca? E già: quanto costa, veramente, la ricerca per sviluppare un farmaco innovativo? Ogni caso è a sé, e la recente scienza genetica ha cambiato radicalmente gli scenari della ricerca in campo farmaceutico, quindi non è possibile dare cifre e cuor leggero. Da quando è scoppiata la battaglia intorno ai farmaci essenziali, a cominciare dagli antiretrovirali per milioni di persone affette da HIV/Aids nel Sud del mondo, le cifre che stimano il costo della ricerca si sprecano. Sono cresciute di anno in anno. Spesso, gonfiate al punto da diventare titoli di libri di successo (The $800 Million Pill, di Merrill Goozner) che hanno rivelato la capziosa narrazione delle industrie farmaceutiche. La stima più recente è 2,6 miliardi di dollari.

Non è in discussione la logica del profitto. Nessuno mette in discussione la necessità aziendale di fare profitti, ma i medicinali sono beni di utilità pubblica che non dovrebbero sottostare solo a regole commerciali applicate senza sconti su scala globale, senza neppure fare la differenza fra farmaci essenziali e terapie che essenziali non sono. Viceversa, le regole fissate dagli accordi sulla proprietà intellettuale dell’Omc, che trattano le medicine alla stregua di qualsiasi altro prodotto industriale, conferiscono alle case farmaceutiche una posizione sempre più dominante, perché operano in un regime di monopoli brevettuali ventennali.

Ma torniamo a Zolgensma. La Novartis ha dichiarato di aver costruito il costo del farmaco su un “modello di prezzo basato sul valore” (value-based pricing model), assicurando una riduzione del 50% sulle medie di spesa corrente per la cura della SMA, incluso il costo per una terapia di dieci anni per SMA cronica, intorno ai 4 milioni di dollari. Il solo farmaco alternativo in uso, lo Spinraza della Biogen, costa 750.000 dollari per il primo anno, e 375.000 per gli anni successivi. Mentre alcuni analisti finanziari insinuano che il prezzo fissato da Novartis potrebbe diventare un prezzo di riferimento per altre terapie genetiche attualmente in sviluppo.

Ciò che Novartis non dice. E' che Zolgensma, dalla cui vendita prevede un profitto di 2,4 miliardi di dollari l’anno, è frutto della ricerca inizialmente finanziata dalla maratona di Telethon in Francia. Nella fattispecie, da un laboratorio non profit creato apposta, Genethon, che ha lavorato per anni nel campo della atrofia muscolare spinale che paralizza i muscoli e il sistema respiratorio dei bambini, con un investimento tra 12 e 15 milioni degli Euro raccolti con la maratona televisiva. Il team di scienziati aveva scoperto che l’iniezione di un certo “vettore virale” avrebbe potuto correggere il gene difettoso. A marzo 2018, Genethon ha venduto il suo brevetto alla start up americana AveXis, che già aveva nel suo portafoglio di ricerca il Zolgensma, per 15 milioni di dollari. Il mese dopo,  AveXis è stata acquistata dal gigante Novartis per 8,7  miliardi di dollari. Questo significa che Novartis ha introdotto nel mercato americano, e aseguire in quello europeo e giapponese, una terapia che è frutto di ricerca finanziata dalle donazioni dei cittadini.

La filosofia per forma il prezzo dei farmaci. Come già aveva sperimentato con successo Gilead Sciences, nel 2013, con il farmaco innovativo Sofosbuvir contro l’epatite C (scoperto dalla biotech Pharmasset poi acquisita), lanciato in USA al proibitivo costo di 82.000 dollari per una terapia di 12 settimane, e in Italia al costo di 68.000 Euro, Novartis ha scisso completamente il prezzo del farmaco dal costo del suo sviluppo. Se i governi e le agenzie internazionali come l’Oms accetteranno la filosofia di basare il prezzo dei farmaci sul loro valore intrinseco, questo vorrà dire che i farmaci salvavita finiranno per costare più degli altri. E allora sì che i bilanci pubblici della sanità saranno davvero in pericolo.


* Nicoletta Dentico, giornalista esperta di salute globale, da sempre impegnata per i diritti umani, ha guidato la Campagna per la messa al bando delle mine anti-persona e seguito quella per la cancellazione del debito dei Paesi impoveriti. Ex direttrice di Medici Senza Frontiere Italia
https://www.repubblica.it/solidarieta/diritti-umani/2019/09/09/news/farmaci-235561262/?refresh_ce

Víctimas somos todas

La violencia de género la sufrimos todas las mujeres en numerosos momentos a lo largo de nuestras vidas. Y sin salir de nuestro entorno.

Es imposible comprender en toda su magnitud la violencia de género si reducimos nuestra mirada al maltrato que sufren no pocas mujeres por parte de los hombres con los que tienen o han tenido una relación de pareja. Desde esa perspectiva para muchas mujeres, entre ellas yo, la violencia de género es algo que sufren otras mujeres. Algo terrible que merece ser erradicado, pero algo que en modo alguno define a nuestra sociedad. Así podemos dejar apartado el problema en nuestra cabeza y mantener una imagen positiva de nuestra sociedad.

Pero si extendemos la mirada a los otros ámbitos en los que se produce la violencia de género, como hace el Convenio de Estambul (ratificado el 18 de marzo de 2014, gobernando Rajoy, que a veces se nos olvida) nos encontramos con que la violencia de género la sufrimos todas en numerosos momentos a lo largo de nuestras vidas. Sin salir de nuestro entorno, comentarios obscenos siendo adolescentes y jóvenes que nos hacen sentir miedo, persecuciones por la calle, hombres buscando en los parques la cercanía para exhibir su pene ante mujeres, grupos de niños para tocar a las niñas a la salida del instituto, emborrachamientos para meter mano, hombres que pegan sus penes a las chicas en el metro y en el autobús, presiones para mantener contactos sexuales en el entorno laboral, propuestas de relaciones sexuales en el entorno educativo o laboral con la advertencia de castigos en el caso de no claudicar, chantajes a niñas y adolescentes para mantener relaciones sexuales, instituciones públicas que discriminan a las mujeres, bien aplicando paternalismo, bien hostilidad o humillación, bien simplemente incumpliendo con sus obligaciones u obviando en buena parte las situaciones específicas de colectivos no mayoritarios o marginales…

Todo esto está a la orden del día, es un secreto a voces, y es bastante improbable que una mujer no se haya encontrado alguna vez en situaciones de este tipo. Son vulneraciones de derechos humanos que hacen que el espacio público al igual que el privado sea menos seguro y libre para las mujeres que para los hombres. Y desafortunadamente, no pocas personas lo consideran dentro de lo aceptable. Les parece que ha existido siempre, que siempre va a existir, y que es responsabilidad de las mujeres saber protegernos y evitar el riesgo. Hay quién piensa, incluso, que lo que tenemos que hacer es relajarnos y disfrutar. Y desde luego, quejarnos menos. Porque las mujeres calladas estamos más guapas, y estar guapas y agradar a los demás, sobre todo a los hombres, dentro del orden machista, debe ser nuestro ideal, muy por encima de ser felices o estar satisfechas con nuestras vidas.

La magnitud del fenómeno —incluida la violencia institucional— y el hecho de que parte de nuestra sociedad considera aceptables muchas formas de violencia de género o las minimiza (como que cinco hombres acorralen a una joven), en modo alguno se trata de algo puntual o parcial. Al contrario, la violencia sobre las mujeres debido a la cultura machista y la falta de contundencia social frente a todas las formas de violencia de género, definen nuestra sociedad como la sociedad de la desigualdad y la cosificación de la mujer: una sociedad en la que no está garantizada todavía la justicia para las víctimas en los tribunales, ni el apoyo eficaz para la recuperación integral en las administraciones públicas.

Se han dictado numerosas leyes con el objetivo de garantizar la igualdad entre los hombres y las mujeres y erradicar la violencia de género, aunque centradas sobre todo en el ámbito de la pareja. Pero a pesar de la voluntad del legislador al crear esas leyes, parte de su articulado no se cumple, o su cumplimiento depende de la voluntariedad de quieren intervienen.

Por eso en mi opinión es importante que miremos de frente a todos los ámbitos en los que se da la violencia de género, incluido el institucional. Porque en esta sociedad que quienes defendemos los derechos humanos queremos cambiar, todas las mujeres somo diferentes, únicas, pero todas somos víctimas del machismo. Lo somos aunque prefiramos pensar en nosotras como lo que también somos, mujeres adaptadas al sistema, o mujeres supervivientes, o como lo que estamos empezando a ser, combatientes. No frente a los hombres sino frente al machismo que nos hiere y mata.

Si miramos de frente toda la magnitud de la violencia de género, ya no podremos apartar el problema en nuestra cabeza a la hora de pensar en nuestra sociedad. Creo que entonces y solo entonces empezaremos a cambiar en profundidad este orden social por uno en el que de verdad exista igualdad, justicia y libertad.

 Amparo Díaz Ramos es abogada especialista en violencia de género.
 https://elpais.com/elpais/2019/08/19/opinion/1566229047_609123.html?id_externo_rsoc=whatsapp


Oltre il fuoco di quest’estate. Un «Green New Deal» per Ue e Italia

Sta per concludersi l’estate più infuocata di sempre. Luglio 2019 sarà ricordato come il mese più caldo della storia. Abbiamo presente. Incendi impressionanti hanno annerito superfici vaste della Groenlandia e dell’Alaska. Non si era mai visto prima che le vampe di fuoco infiammassero le vette più alte delle montagne, e il Circolo Artico. 

I roghi della Siberia hanno innalzato nuvole di fumo più estese della superficie di tutta l’Unione Europea. Il fuoco ha reso rovente il cuore verde dell’Africa. Furiosi incendi hanno investito anche l’Europa, le isole della Grecia e la Francia, ma non solo. La Spagna, oltre ai fuochi, ha subito tornado e piogge torrenziali, che alla fine di agosto hanno cambiato i connotati di Madrid e trasformato le sue strade in fiumi scatenati. Scriviamo mentre il "mostro" dell’uragano Dorian sta investendo Florida e Giorgia, dopo aver fatto scempio delle Bahamas. 

Forse, con l’implicito intento di rompere l’ostinazione di Donald Trump: gli effetti del cambiamento climatico sono la prima priorità di lungo periodo di cui i politici, appena rientrati dalle vacanze, dovrebbero occuparsi. In Italia, complice la crisi d’agosto, è accaduto. E il capitolo "verde" promette - vedremo se la promessa sarà mantenuta - di essere parte essenziale della nuova intesa programmatica e di governo giallo-rossa. Meno male. Il catalogo degli orrori potrebbe continuare, infatti, volendo.

Lo squillo di tromba, sia chiaro, non vale solo per Trump. Risuona questo richiamo anche per noi italiani, che possiamo impegnarci per assumere una leadership morale e concreta lungo questo cammino, e soprattutto per le rappresentanze europee che stanno per insediarsi. Fresca di voto, la nuova leader della Commissione di Bruxelles Ursula von der Leyen sfoderò il piano di produrre un Green Deal nei primi 100 giorni della sua presidenza. Sia chiaro: Il programma da lei annunciato appare del tutto inadeguato alla portata della sfida, sia per dimensione delle misure che per approccio proposti. Ma la campagna Green New Deal for Europe ha deciso di prendere sul serio le intenzioni della presidente. E così si è messa al lavoro per dare forma e forza di proposte all’idea del Green New Deal, evocazione ripetuta da più forze politiche nella competizione per le elezioni europee.

Da questo sforzo, al quale chi scrive ha avuto il privilegio di partecipare, scaturisce il documento A Blueprint for Europe’s Just Transition (Un progetto per la giusta transizione dell’Europa) lanciato lunedì 2 settembre in tutto il continente (https://report.gndforeurope.com/). Un pacchetto di misure volte e disegnare una visione ambiziosa e realistica dell’Unione Europea nel contrasto alla crisi climatica e ambientale, un piano che poggia in primis sulla valorizzazione della funzione pubblica degli Stati e su un nuovo utilizzo della finanza pubblica, come strumento potentissimo per garantire alla Ue una giusta e solida transizione ecologica. Infatti il documento, con robustezza di dati e fonti, risponde a sfide ben precise: come possa l’Europa raccogliere i fondi necessari per combattere il cambiamento climatico; come investire soldi delle istituzioni finanziarie europee; come porre al centro di questo processo la giustizia ambientale.

Crisi climatica e crisi socio-economica vanno di pari passo, questo il punto di vista del documento. Gli effetti negativi delle disuguaglianze sono riconoscibili e dirompenti tanto quanto le devastazioni del surriscaldamento del pianeta. Le disuguaglianze sono pericolose perché prosciugano ogni distribuzione delle ricchezze: il 10% delle famiglie più ricche in Europa detiene il 50% della ricchezza di tutto il continente, sempre più lontane e separate dal 40% delle famiglie della fascia sociale che controlla il 3% appena della ricchezza.

Innalzano i livelli di esclusione sociale, sicché, nel 2016, erano 118 milioni i lavoratori europei poveri, un fenomeno che non risparmia neppure economie leader come quella tedesca. Il documento si ispira esplicitamente alla Amministrazione dei Lavori Pubblici ( Public Works Administration) con cui il presidente Roosevelt impostò la politica di investimenti governativi negli Usa durante la Grande Depressione. Il Green New Deal si fonda strategicamente su tre assi, e tre ambiti istituzionali. I Lavori Pubblici Verdi ( Green Public Works), cioè un nuovo e storico programma di investimenti pubblici per lanciare la giusta transizione europea, con una forte componente di disincentivi alla prosecuzione di politiche fossili e insostenibili da parte degli Stati Ue. L’Unione Ambientale ( Environmental Union), ovvero un pacchetto di norme per allineare le politiche europee al consenso scientifico, orientando l’economia verso la solidarietà e la sostenibilità, come sancito del resto nei Trattati europei. La Commissione di Giustizia Ambientale, un organo indipendente con mandato di monitoraggio e orientamento ai politici europei sulla causa della giustizia ambientale. Irrealizzabile utopia? Scrive Bill McKiben nella prefazione del documento che «il Green New Deal per l’Europa è il primo tentativo di risposta politica al cambiamento climatico all’altezza della gravità del problema ». Una risposta che non può essere data in pasto al solo mercato, per una vaga tinteggiatura di verde nello scenario perdurante della deregolamentazione. Se l’estate infuocata senza precedenti sarà servita almeno a convincerci dell’urgenza di questa svolta, potremo dire come i latini: e malo, bonum, dal male è venuto un bene. 

 
 
Vicepresidente Fondazione Finanza Etica
https://www.avvenire.it/opinioni/pagine/oltre-il-fuoco-di-questestate

AMINER, la Junta, ABC y los lodos de Rio Tinto

Las compañías mineras están ampliando las fronteras de la extracción, llegando a lugares antes inaccesibles (fondos marinos, polos, bosques primarios, tierras de pueblos ancestrales), o volviendo sobre yacimientos explotados a mover montañas para hacerse con algunos kilos de mineral. Esquilman el subsuelo y devastan suelos y aguas, lo que provoca a menudo protestas, que están logrando repeler su voracidad en muchos casos[1]. Pero en otros, las mineras  extienden un manto de silencio tan denso como la manta de aire ácido y metálico que a fines del XIX provocaban las compañías mineras en el país de los humos (comarca del Andévalo) al quemar al aire libre las piritas. Ya entonces, ciertamente, tuvieron que imponer el silencio masacrando una manifestación pacífica en febrero de 1888[2].

Sí, esquilman, porque nunca tienen bastante y lo que extraen no se repondrá y antes o después quedará disperso e inaprovechable. Y devastan, porque por mucho que prediquen sofisticación y fiabilidad técnica, y hasta la mejoren, el azufre, cianuro, arsénico, mercurio, etc. que extraen, vitales al industrialismo pero letales para la vida si sobrepasan dosis ínfimas, van a terminar envenenando suelos y aguas, si no en nuestra generación en las siguientes: porque son sustancias intratables, que solo pueden almacenarse o trasladarse a otros lugares donde se haya impuesto mayor silencio aun. Su extrema toxicidad permanecerá siempre, mientras que las vasijas que deberán contenerlos (balsas, cápsulas…) sufrirán deterioro, escapes, roturas ¿en cinco, veinte, cincuenta años? Y sí, silencio, que procuran obtener con trasnochada apelación al “Crecimiento”, chantaje del “Trabajo”, soborno y crimen, combinándolos en dosis variables, según lo requiere el lugar que se proponen esquilmar.

En la minería de sulfuros polimetálicos en Andalucía vienen lográndolo. En silencio reventó la balsa de lodos de Aznalcóllar, o el muro de contención de la corta de La Zarza, y en silencio están reaprovechando viejas o abriendo nuevas. 

El sindicato minero AMINER, con la alianza de los sindicatos obreros, ha convencido a las autoridades de la Junta de que la minería es una actividad que traerá riqueza, un “sector estratégico”. La Estrategia Minera de Andalucía 2020 lo afirma con entusiasmo. Y muchas actuaciones de las autoridades lo avalan. Algunas son especialmente significativas, como el protocolo de colaboración firmado por Junta y AMINER en 2015, para actuar conjuntamente en “el fomento, difusión y promoción de la minería metálica” y sumar esfuerzos para la “atracción a inversores potenciales al territorio”. El protocolo ha tenido sus actualizaciones y no parece que vaya a ser denunciado por el nuevo gobierno. Se afirma en él que “Andalucía se situará como referente europeo para el subsector de la minería metálica”. Y todo en silencio, porque los firmantes se comprometen a que “el desarrollo de su finalidad tendrá carácter confidencial y no podrá ser revelada a terceros sin el previo consentimiento de ambas partes”. Los terceros somos la ciudadanía, objeto silenciado del pacto. Los firmantes han decidido que es mejor el democrecimiento, que requiere acallar palabras para traernos cachivaches, que la democracia, a la que sobran muchos cachivaches pero requiere de palabras independientes.

Mucha reserva blinda también los contratos de publicidad y patrocinio entre las compañías con poder para esquilmar y los grupos mediáticos con poder para influir en la opinión pública. Lo que publican sobre minería atestigua que, en lo fundamental, convienen con AMINER y la Junta en que Andalucía sea “una región minera con predicamento internacional”.

Pero entre las voces de exaltación minera sobresale ABC: con motivo de la celebración del I Salón Internacional de la Minería Metálica, patrocinado por la Junta, publicó un especial de 44 páginas a todo color (3/11/2015). El artículo central se titulaba “Sevilla, epicentro mundial de la minería metálica”. Y el Consejero de entonces ofrecía contento a las mineras todo el suelo andaluz disponible para explorar, porque, remachaba, “no puede permanecer en barbecho” (p. 19). Volvió ABC a publicar otro especial durante el II Metallic Mining Hall (7/10/2017) donde todo eran loas al “despertar de un gran sector industrial”. Además, el periódico hace un seguimiento cotidiano de los avatares mineros: solo entre abril y julio de este año ha publicado doce noticias relacionadas con la faja pirítica. En ellas, ciertamente, da cabida a posiciones críticas con la minería, accidentes o sentencias condenatorias contra las mineras, como la reciente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que da la razón a Ecologistas en Acción, que había denunciado las inseguras condiciones ambientales que la Junta había alegremente aprobado a Atalaya Mining para operar en Rio Tinto. Claro que, en estos casos, para no empañar su entusiasmo extractivista, termina las noticias dando la voz a las mineras (5/4/2019).

Sorprende por eso que ABC no haya recogido –como sí lo han hecho otros medios- la rueda de prensa que Steven Emerman ofreció en Sevilla el pasado 24 de junio tras inspeccionar las balsas de lodos tóxicos de Rio Tinto. Y es el caso que sí estuvo presente la periodista del Diario, que fue, además, la que más preguntas formuló a Emerman. El profesor Emerman es especialista en modelización hidrológica e interpretación geofísica de presas de lodos mineros, ha enseñado en la Universidad de Utah, y ejerce actualmente peritando este tipo de depósitos. Estuvo en Rio Tinto a requerimiento de Ecologistas en Acción y con el apoyo de London Mining Network, organización dedicada a denunciar abusos y desastres de la minería en el mundo.

Las tres balsas de Rio Tinto (Aguzadera, Gossan y Cobre) contienen muchas veces la cantidad de lodos que contenía la balsa de Aznalcóllar, y creciendo, pues Atalaya Mining está vertiendo en ellas los residuos de su planta. Se trata de un tipo de vasijas que, como la que reventó en Aznalcóllar o las siniestradas de Bromadinho y Samarco en Brasil, carecen de la mínima seguridad que la prudencia (no el lucro) exigiría. Las conclusiones preliminares del profesor Emerman sobre las de Rio Tinto son inquietantes: su diseño es defectuoso, la proporción de agua de los lodos es demasiado alta, y el vertido actual está aumentando la mezcla de arenas y limos, incrementando así la probabilidad de licuefacción estática. Además, se ha iniciado ya la erosión interna en las presas. Conclusión de Emerman: hay un riesgo importante de rotura.

En octubre, otra vez con el agasajo de la Junta, se celebrará la III Edición del Mining and Minerals Hall. Es previsible que, como en las ediciones anteriores, ABC saque un especial a todo color. ¿Estará esperando a entonces para publicar el informe de Emerman? No lo sabemos: es confidencial.

[1] véase el mapa de conflictos ambientales generados por minería en el Atlas de Justicia Ambiental: http://www.ejolt.org/),
[2] Chastagnaret, Humos y sangre, 2017

Félix Talego Vázquez
 https://portaldeandalucia.org/opinion/aminer-la-junta-abc-y-los-lodos-de-rio-tinto/