Sello commemorativo de los hermanos Scholl
“Lo que quiero para ustedes es que vivan con rectitud y libertad
de espíritu, sin importar lo difícil que esto resulte”. Esta
era la frase que como una oración recitaba y repetía el padre de
familia para educar a sus hijos, Sophia Magdalena y Hans. El padre,
Robert Scholl, hablaba desde la lealtad a su corazón y desde la
experiencia que había recibido de su compromiso político, habiendo
sido alcalde de la pequeña ciudad alemana de Forchtenberg am
Kocher, y arrestado más tarde, con el auge del nazismo, por
definir a Hitler como el “flagelo de Dios”. Esos mismos
valores de la rebeldía proyectada en el compromiso y la acción, del
respeto a uno mismo y a los demás, de la libertad, y la dignidad
humana son los que inspiraron tiempo más tarde a un grupo de amigos
de la Universidad de Múnich y les llevó a fundar la Rosa Blanca
(Die weisse Rose).
La Rosa
Blanca surge en junio de 1942 como un colectivo que desde la
resistencia pasiva clama por el fin de la barbarie nazi y por el fin
de la guerra. En esos oscuros días el ejército alemán intentaba
extender el nazi-fascismo por toda Europa y las batallas se centraban
en el frente de Rusia y el norte de África. Los nombres de los que
liderarán este movimiento profundamente humanista son Hans y Sophie
Scholl, Christoph Probst, Alexander Schmorell y Willi Graf. Junto a
ellos más tarde se incluiría a Kurt Huber, profesor universitario.
Este grupo de jóvenes de la Universidad de Múnich se dedicarán a
través del envío a la población desde lugares secretos de cartas y
comunicados a generar conciencia en contra del régimen nazi y a
favor del fin de la guerra. Este activismo no es casual. Algunos de
ellos han vivido en sus carnes el sinsentido de la guerra y
presenciado la maquinaria del horror del Tercer Reich. Es el caso de
Hans Scholl que ayuda en labores médicas en el frente o de Christoph
Probst que es soldado veterano.
Con un
ojo puesto en el momento presente, el próximo día 22 de febrero se
cumplirá el 70º Aniversario de la ejecución por pena de muerte de
Hans y Sophie Scholl y de Christophe Brost y el comienzo de la
represión del incipiente movimiento que estaba empezando a forjarse.
En los meses siguientes el resto de militantes serían guillotinados,
como sus primeros compañeros asesinados, y otras personas asociadas
o relacionadas con la Rosa Blanca serán torturadas y encarceladas.
Así pues, es un buen momento para recordar el ejemplo de juventud
militante, humanista y comprometida con el tiempo y la sociedad que
les tocó vivir. Sin importar las consecuencias.
Es un
buen momento y es tiempo para reflexionar. Para reflexionar
detenidamente los motivos por los cuales en la República de Alemania
existen hoy múltiples lugares que recuerdan esta gesta heroica
mientras en nuestro país, España, hay 138.037 represaliados
(únicamente teniendo en cuenta los datos del sumario del Juez
Garzón) por la dictadura fascista del General Franco en paradero
desconocido. Para preguntarnos por qué la Rosa Blanca puede
ser recordada por todos en aquel país y no aquí las 13 Rosas de
Madrid o las 17 Rosas de Guillena, mujeres todas ellas, muchas,
jóvenes asesinadas únicamente por tener parientes con conciencia
política. Para intentar conocer por qué la Iglesia Católica
Española permite que los restos de genocidas como Queipo de Llano
reposen en la Basílica de la Macarena mientras en Múnich y otras
decenas de ciudades alemanas hay monumentos que recuerdan a los que
lucharon contra el totalitarismo. Para intentar comprender por qué
suscita polémica que se retire en España una estatua ecuestre del
dictador… Obvio es decir que en Alemania cualquier declaración
condescendiente con el nazismo es inmediatamente castigada y
censurada mientras que aquí cualquier alusión en positivo a la
dictadura es confirmada por los sectores políticos y mediáticos de
la caverna.
En el
quinto folleto de La Rosa Blanca estos jóvenes humanistas lanzaban a
sus compatriotas alemanes el siguiente interrogante: “¿Hemos de
ser para siempre una nación odiada y rechazada por toda la
humanidad?” Podríamos lanzar aquí otra pregunta: ¿Reconocerá
una parte importante de la sociedad española el dolor y el
sufrimiento causado por la dictadura franquista a la población
civil? ¿Nos quitaremos el miedo y la venda de los ojos algún
día?¿Reparará y recordará de forma oficial el Estado Español a
los republicanos que lucharon para que el fascismo y el nazismo no
triunfaran en España?
Escribo
todo esto porque en el momento actual llegamos hasta el punto de que
el Parlamento Europeo prohíbe una exposición en su sede contra los
crímenes de la dictadura franquista y porque en España los que
luchan por la memoria democrática son y siguen siendo atacados e
ignorados día sí y día también por los sectores políticos,
económicos y mediáticos conservadores. Y por mucha otra gente que
se autodefine como progresista pero que no ha tomado aún conciencia…
¿Es esa la moral cívica que existe en Europa 70 años después del
asesinato de los hermanos Scholl? ¿Estamos ante la banalidad del
mal? Las conciencias de los demócratas europeos no pueden quedar
indemnes ante lo ocurrido en la Eurocámara, donde por el capricho de
un representante del Partido Popular Europeo no se podrá presentar
una exposición que denuncia los crímenes del franquismo y expone el
trabajo de las asociaciones memorialistas. En otro marco y con igual
gesto, hace sólo unas semanas, los eurodiputados del Grupo Popular
se ausentaban y negaban a apoyar el homenaje al Presidente Salvador
Allende durante la Asamblea Eurolatinoamericana en Santiago de Chile.
A este
tipo de conductas hay que enviar un mensaje claro, comprometido, sin
miedo: Ni un paso atrás, ni ante estos atropellos ni ante el auge
del fascismo en Grecia, Hungría y otros estados europeos. No a este
conservadurismo condescendiente con la extrema derecha de negro
recuerdo en Europa.
Como
jóvenes comprometidos no nos lo podemos permitir, tenemos que
permanecer fieles a los que nos precedieron, a los que se
sacrificaron siendo leales a su libertad de espíritu y a sus
corazones. A los que dieron su vida por la libertad. Como los
hermanos Scholl.
Bibliografía
· Artículo: Sophie
Scholl y la Rosa Blanca. Margie Burns
· La Rosa Blanca: Sophie Scholl. Artículo de Wendy McElroy, El Instituto independiente
· Artículo: “Los
pétalos de la resistencia”. Blog “Un Pasquín”
· Blog “Escultura
Pública”: La Rosa Blanca
Alejandro
Peinado es Presidente de la Gestora de JEF-Andalucía