Actualmente los
partidos políticos de izquierdas en España están en crisis, a la
vez que se tambalean las instituciones nacidas del periodo de la
Transición política en España. En este artículo intentaremos
acercarnos a algunas hipótesis sobre esta crisis de los partidos y
de la política (institucional).
1. ¿Por qué han
entrado en crisis los partidos políticos de izquierdas?
Para poder comprender
la crisis de los partidos políticos de izquierdas hay que hacer un
pequeño repaso a la historia de la izquierda europea.
Tras la I Guerra
Mundial, y sobre todo tras la Revolución rusa, los partidos
socialistas (y a partir de los años 20, también los comunistas)
pasaron de ser partidos mayoritariamente de clase obrera, a abrirse a
otras clases de una forma más profunda y se convirtieron en
“partidos de masas”(1), siguiendo el modelo de partido
marxista-leninista (sobre todo, tras la victoria bolchevique en Rusia
(2)), que ha sobrevivido, con algunas modificaciones, hasta la
actualidad.
El modelo de partido
se basaba en la disciplina heredada de la fábrica, y en un partido
pensado para un funcionamiento cuasi-militar y clandestino.
Teóricamente el partido funcionaba de forma democrática, pero en
algunas ocasiones no era así, ya sea porque el Secretario General
lograba imponer su liderazgo y posiciones, o por lo que Michels
denominó <<la ley del hierro de la oligarquía de los partidos
políticos>>, por los que un grupo dirigente y la burocracia
del partido, cooptaban todos los instrumentos de poder y acababan
formando una oligarquía más preocupada de su reproducción que de
cumplir los ideales del mismo (3).
Este modelo empieza a
transmutar a partir del fin de los llamados <<Treinta
gloriosos>> del capitalismo occidental. En esos años se
produce la crisis del año 1979, el fin de la posibilidad de cambiar
los dólares en oro, como la aparición de la estaflación (inflación
sin crecimiento, que no estaba contemplado en el “keynesianismo”,
y por lo tanto no tenía recetas para combatirlos), el aumento del
paro, el ataque del Capital contra el fuerte poder del movimiento
obrero, y contra los partidos socialdemócratas (o comunista, sobre
todo en el caso italiano). Este ataque terminó desembocando en la
<<Revolución neoconservadora>> capitaneada por Thatcher
y Reagan (4). En esos años también se produjo la caída del Muro de
Berlín (1989), la caída de la URSS (1991) y el ataque producido por
el Postmodernismo a las Ciencias Sociales (1968), y en lo económico,
el ascenso de la Escuela Austríaca (y sus derivaciones en la Escuela
de Chicago) (5) como ortodoxia.
La sociedad también
comenzó a transmutar en una nueva. España llegó tarde a los
<<Treinta Gloriosos>>, pasando de la <<Sociedad de
productores>> a la <<Sociedad de consumidores>> en
poco tiempo (6). Esto tuvo un notable impacto en las formas de hacer
política, como en las formas de organización, ya que al erosionarse
la base en la que se habían sustentado los partidos socialdemócratas
y comunistas, en su base “obrera”, por las deslocalizaciones de
industrias hacia el Tercer Mundo (7), los partidos debieron de operar
de otra forma.
También se fue
produciendo un vaciamiento de la democracia, y del poder del Estado,
en los países, producido por la Globalización neoliberal, y por el
poder desmesurado de las finanzas (8).
La situación de
declive de la democracia ha llegado hasta el paroxismo con la actual
“gestión” de la crisis en la UE, donde los “Mercados”
presionan a los gobiernos, y castigan o premian a los países
dependiendo de a que partidos elijan. Sin embargo, lo que está claro
es que ha entrado en crisis el modelo dominante de la democracia
liberal-representativa. Esto se ha producido debido a que el sistema
electoral se ha mercantilizado, con grandes operaciones de marketing
financiadas por empresas privadas, que ha llevado a Crouch a afirmar
que “cuanto más liberalismo se filtre en la democracia mayor será
la distorsión de la política electoral”. Además, el sistema en
si es muy vulnerable a los grupos de presión (instituciones
internacionales, lobbies, etc.), de tal manera que Ulrick Beck ha
afirmado que “aquellos a los que votamos no tienen poder y los que
tienen el poder no son votados por nosotros”.
Otros factores que han
provocado la crisis de la democracia liberal-representativa son: la
corrupción política ensalzada por los medios de comunicación, el
ataque frontal del capital a los sindicatos y movimientos sociales,
ataques también al Estado de Bienestar, y el aumento de la
desigualdad y la pobreza, a la vez que aumenta la riqueza de forma
fabulosa de una pequeña oligarquía. Ha influido también, el
triunfo de los valores del individualismo radical y del
neoliberalismo (que ha anidado en todo pensamiento tras el derrumbe
de la URSS de forma hegemónica), a través de un modelo de
propaganda muy efectivo, que ha provocado un rechazo a la política
como medio de resolución colectiva de nuestros problemas por parte
de la ciudadanía, que explica, en parte, junto con la conversión a
la “Tercera vía” de los partidos socialdemócratas, la poca
resistencia en Occidente a este proceso (9).
Los partidos
socialdemócratas, tras la caída de la URSS, y después de un
momento de euforia pensando que la historia les había dado la razón,
tras el fracaso del keynesianismo como receta económica para salir
de la crisis en la que se hallaban los países durante la década de
los 80, fueron adoptando una nueva teoría política que venía a
sustituir al marxismo y al socialismo democrático imperante hasta
entonces.
La teoría
social-liberal, o “Tercera Vía” entre la vía reformista y la
revolucionaria, partía de varios puntos importantes: 1. La lucha
contra las desigualdades pasaba a un segundo plano, o directamente
quedaba olvidada, esperando a que el crecimiento las aliviase. 2.
Se abandonaba cualquier intento de alcanzar el socialismo, por lo que
se aceptaba el status quo. 3. No se luchaba contra los ricos o el
poder de las empresas, se esperaba enriquecerlas más y que estas
fueran las que creasen empleo y riqueza, y que esta cayese de su mesa
y se repartiese sobre la población, pero con la mínima acción del
Estado. 4. Se rompía con el tabú de las privatizaciones, que se
consideraban mejor que las empresas públicas, y se rompía su
tradicional apoyo a los trabajadores y sindicatos. 5. Al perder su
base obrera, los partidos socialdemócratas apostaron por las
posiciones más identitarias, por los derechos de las minorías (o de
la mujer), por lo que se han ido aprobando leyes para la igualdad.
Como último añadir que al perder su base obrera fueron abandonando
la lucha social que les caracterizaba, y a los sindicatos, y
comenzaron a convertirse cada vez más en partidos electoralistas,
como fin último de su existencia. De hecho, se ha ido produciendo
una suerte de <<americanización>> de los partidos
socialdemócratas, siendo deudores de las teorías políticas y
económicas de los think-tanks del Partido Demócrata de los EEUU.
Los partidos
comunistas pasaron de ser una fuerza temible en muchos países, como
en Portugal, Italia o Francia, a desaparecer en experimentos del
estilo <<Partido demócrata>> en Italia (10), o ser
fuerzas cada vez más marginales (como el KKE, o el PCF),
produciéndose un deslizamiento hacia la socialdemocracia en sus
prácticas políticas y teorías, mientras se abandonaba cualquier
intento revolucionario. La crisis de la URSS y el arrinconamiento del
marxismo como teoría hasta la crisis actual los puso contra las
cuerdas, y muchos perdieron mucha base militante, aunque hayan
mantenido el activismo social que no mantuvieron los
socialdemócratas. En la actualidad hay un resurgimiento, producto de
la crisis, de los mismos en algunos países (Portugal, Grecia, en
menor medida Francia, etc.), y una vuelta en Grecia a las tesis
eurocomunistas por parte de Syriza y en menor medida en Italia.
También es notable el resurgimiento del interés por la obra de Karl
Marx y de Antonio Gramsci, y la llegada de un economista marxista al
ministerio de finanzas griego.
2. La crisis de los
partidos históricos en España: El PSOE y el PCE (IU).
En el caso español la
deriva ha sido clara en los dos partidos. El PSOE ha ido derivando a
posturas cada vez más tecnocráticas y social-liberales. Para
percibirla solo hay que observar los ministros de economía y
hacienda, que han pasado por los distintos gobiernos socialistas y
donde han acabado, al igual que el estado de las “Casas del
Pueblo”. Tras la legislatura de Zapatero, con la aplicación de las
medidas neoliberales, han entrado en una crisis de credibilidad y de
función social en el país, que les ha hecho perder la hegemonía
dentro de la izquierda. A fin de cuentas, si en lo esencial (economía
y finanzas) aplican el mismo ideario que la derecha, y apoyan al TTIP
(11). ¿En qué se diferencia de la derecha? ¿Por qué hay que
votarles?
Además se ha ido
produciendo una crisis dentro del partido, donde se ha ido premiando
la mediocridad y el servilismo por encima de otras dotes. Como en la
tesis de Michels, la burocracia del partido (apparatichik) tiene un
poder enorme y se ha logrado imponer casi siempre a la militancia, y
las veces que ha perdido ha resuelto rápido la situación (como con
Josep Borrell). El debate político ha ido siendo sustituido y
silenciado por mantras como “somos partido de gobierno”, y por
las elecciones cosméticas de candidatos a través de las primarias.
De hecho las primarias, tal y como se han hecho en el PSOE, suponen
dar el poder absoluto, y la legitimidad democrática, al candidato
electo, por encima del resto de órganos del partido, convirtiéndose
en una especie de “caudillismo democrático”, que acaba con
cualquier debate. De hecho, el mejor ejemplo del caudillismo
democrático ha sido la era Zapatero, con injerencias continuas en
las primarias de las regiones, y la expulsión o creación de
gestoras en las agrupaciones rebeldes. A partir de 2008 ha ido
produciéndose un profundo envejecimiento de la militancia, y una
cantidad de bajas considerables (ha pasado de 420.000 a menos de
180.000 en 2014). Si continúa su deriva neoliberal podría acercarse
a la situación nefasta del PASOK, o quedarse en un 19-21% como el
SPD.
En el caso del PCE ha
ido en dirección a una continua contradicción, una práctica
socialdemócrata, mientras mantenía un discurso anti-sistema o
pseudo-revolucionario. El partido se ocultó bajo una nueva forma de
coalición (IU), aunque dicha coalición es controlada por el PCE en
su mayor parte. Ha vivido en otra contradicción respecto a su
relación con el PSOE, entre el seguidismo y casi desaparición
cuando se recrudecía la batalla entre PP y PSOE, hasta la crítica
feroz al PSOE y la victoria (no deseada) del PP. También ha ido
sufriendo una sangría de militancia, pero por motivos distintos al
PSOE, ya que han sido la mayoría por motivos ideológicos o
desavenencias sobre la estrategia a seguir. Como en el PSOE, también
se ha producido una “selección negativa de cargos”, aunque en
los últimos tiempos están despuntando nuevas figuras dentro de la
formación. El conservadurismo de su dirección les llevó a perder
la oportunidad de ser el partido hegemónico de la izquierda, que
según marcan las encuestas, por ahora, asume Podemos (12), y
dependiendo de lo que haga puede marcar su consolidación o su
desaparición como fuerza política.
3. Conclusiones.
En cualquier caso,
además de lo expuesto, hay que añadir dos hipótesis sobre la
crisis de los partidos tradicionales de la izquierda.
La primera es que en
la sociedad de mercado, con la fragmentación del mercado laboral, ha
ido produciendo cada vez trabajos de peor calidad y más precarios, y
eso dificulta de forma notable la captación de nuevos militantes, y
además el papel de la militancia en una <<sociedad del
espectáculo>> y donde se ha ido produciendo una
oligarquización de la sociedad, del Estado y de los partidos, ha
dejado el papel de la misma en un papel irrelevante o mermado. Los
militantes casi se han convertido en meras correas de transmisión de
las opiniones de los “líderes” a través de las redes sociales,
en la calle, o llenando los mítines en un papel pasivo.
La segunda hipótesis
es que parte del problema dentro de los partidos políticos se ha
producido debido a la conversión de la <<ciudadanía
corporativa>> (que influía sobre la política a través de los
partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales o vecinales,
etc.) producto de la sociedad fordista, e hija de las luchas en el
tardofranquismo y en la Transición, a una <<ciudadanía
irresponsable>>, hija de la <<sociedad de mercado>>,
del impacto de las medidas neoliberales a todos los niveles, como de
la corrupción política (que ha tenido el efecto de alejar a muchas
personas), como del consumismo exacerbado y de la preocupación por
la vida de uno mismo por encima de otras consideraciones.
En cualquier caso este
bosquejo se ha ido rompiendo a partir del 15M, que ha producido una
re-politización de la sociedad, y un aumento de la participación en
todos los ámbitos, que ha afectado también a la “izquierda a la
izquierda” del PSOE, y que ha supuesto, en el caso de Podemos, una
explosión. Se han redescubierto los valores de la política a partir
de la crisis y del 15M, y eso ha tenido, su efecto positivo, pero, a
su vez, los partidos clásicos de izquierdas han sufrido un desgaste
por sus acciones y por sus formas de hacer política, esa nefasta
suma de la oligarquización de las organizaciones, el
hiperindividualismo y la organización heredada del
“marxismo-leninismo” pero sin sus correcciones democráticas. Por
consiguiente los partidos han sido un reflejo de la sociedad en la
que se movían, y no un cuerpo extraño como algunos se han empeñado
en hacernos creer.
Habrá que ir viendo
en que van mutando los partidos políticos de izquierdas, y ver, con
un análisis crítico, si las “nuevas formas de hacer política”
nos devuelven a prácticas casi desaparecidas en esta última fase de
la historia, o si estas son las “viejas formas de hacer política”
vestidas con un traje nuevo. ¿Qué forma adoptarán los partidos de
izquierdas en la era del precariado y la desigualdad? ¿Serán más o
menos democráticas? Estas son las preguntas que habrá que
responder.
Pedro
González de Molina Soler.
Notas a pie de página:
Por
ejemplo, en 1913 el SPD (Partido Socialdemócrata alemán) tenía 1
millón de afiliados, mayoritariamente provenientes de la clase
obrera. El “partido de masas” no sólo está reducido a los
partidos socialistas o comunistas, también son partidos de masas
los partidos fascista italiano o nacional-socialista alemán, al
igual que, después de la II Guerra Mundial, algunos partidos
democristianos.
Es
interesante las reflexiones sobre el funcionamiento y teoría sobre
el partido marxista-leninista realizadas por Otto Braun (SPD).
-
-
La
Escuela austriaca dirigida por Von Hayek, y la Escuela de Chicago
dirigida por un seguidor del mismo que se llamaba Milton Friedman.
Los <<Chicago Boys>> colaboraron en la aplicación del
ideario económico neoliberal en Chile con la Dictadura de Pinochet,
y han logrado convertir el dogma neoliberal en casi el pensamiento
único en la Economia.
-
El
caso de Gran Bretaña con Thatcher es paradigmático, dejó
convertida Inglaterra en un desierto industrial.
-
Lula
Da Silva llegó a una conclusión parecida, respondiendo a un
periodista que le preguntó cómo se sentía al haber alcanzado el
poder, Lula le corrigió y le dijo que ¨no había llegado al poder,
había llegado al gobierno, que no es lo mismo¨.
Suma del desaparecido Partido
Comunista Italiano (PCI), el Partido Socialista italiano (PSI) y la
Democracia-cristiana.
En
sus siglas en inglés, hace referencia al Tratado de Libre Comercio
entre la UE y los EEUU, que apoyan los conservadores, liberales y
socialdemócratas en Europa. Para saber más:
http://agarzon.net/50-preguntas-y-respuestas-sobre-el-tratado-de-libre-comercio/