(A)salto al Norte


Cuando Bertolt Brecht advierte que "la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer" sitúa el debate de manera certera, centra la cuestión para ideas y organizaciones, aplicable incluso a nuestros proyectos personales como individuos sometidos a un continuo ejercicio de metamorfosis vital. Con independencia de lo concreto a lo que se quiso referir con esta lúcida frase el intelectual y dramaturgo alemán, su formulación se ajusta a múltiples situaciones y planteamientos. Una de ellas es de la que hoy quiero hablar.

Nos asaltan en los telediarios los saltos de la valla en Melilla.  Sabemos que el problema viene de lejos y me temo tendrá una complicada solución en el futuro.

Hablar en forma resolutiva de las crisis migratorias es harto complicado. La Historia de las civilizaciones ha estado plagada de crisis humanitarias siempre que un grupo de personas decidían, de manera individual o colectiva, de manera voluntaria o forzada, irse de un lugar hacia otro. Asistimos escandalizados a la realidad que la frontera europea posee en los territorios de Ceuta, Melilla y Canarias; porque nos toca de cerca, muy de cerca. Las imágenes son aterradoras, el drama personal de cada nombre que hay detrás lo es mas, sin duda. Mientras el 50% de los africanos, de los habitantes de un continente entero, viva con menos de un euro al día, la altura de cualquier valla será siempre insuficiente.

Se van de los países de origen los mejores, los más fuertes física, pero sobretodo los más fuertes mentalmente. El drama se incrementa de manera sinérgica desde el momento en que cuando estas personas llegan aquí (a la vieja, cansada y secuestrada Europa) todo su potencial ­principalmente el mental y social­ queda anulado en las garras de un submundo de subsistencia y vergüenzas. Que gente fuerte se ocupe en una última esperanza en vender pañuelos en semáforos, en un ejercicio de mímesis con el mobiliario urbano igual que un banco, una papelera o un poste eléctrico es simplemente una profunda injusticia y un más que patente desperdicio de potencial. Ese no puede ser ni debe ser su futuro.

Mientras tanto lo viejo no acaba de morir, y lejos de hacerlo renacen con suma eficacia brotes de xenofobia y fascismo con el aval de gobiernos como el español, legitimados en las urnas, pero deslegitimados por la decencia y los más básicos principios de la moral y la ética universal.

Lo nuevo no acaba de nacer. Anhelo con desesperación, como persona progresista que me siento, respuestas más contundentes de sindicatos y opciones de izquierdas que en nuestro escenario político sólo se atreven a mostrar con timidez sus cabecitas ante la aberración a la que estamos asistiendo, igual que pequeñas tortugas cuellicortas. En el fondo de todo esto, subyace la agonía de un modelo obsoleto de generar riqueza como es la opción capitalista. En ella, el reparto de la riqueza es una asignatura olvidada y abandonada, incompatible y encontrada con sus postulados más sagrados. Bajo el yugo de este modelo, los desequilibrios son cada vez más importantes y la insensibilidad social y ambiental cada vez está más presente en el planeta. De esta insensibilidad todos somos corresponsables en algún modo. Y sin embargo, es el esquema al que se anclan con pesada insistencia políticos y gestores públicos de izquierdas y derechas, empresarios, universidades e intelectuales. Ah, se me olvidaba, y periodistas de perfiles diversos, preparados ­y no preparados­ en el difícil arte de la interpretación y la comunicación colectivas.
A veces, a uno se le cansan las manos y las pocas neuronas entrenadas que le sobreviven ante la perspectiva de ponerse a escribir una opinión como ésta. Parece que ya está todo o casi todo dicho. Sin embargo, la insistente realidad me hace reconsiderar el ejercicio de expresión. Y el acoso de la actualidad me reconduce a manifestar opiniones. Como pueblo pagaremos esta insensibilidad colectiva ante este inmenso drama, de ello tengo escasas dudas.


Francisco Carrascal

Biólogo y consultor ambiental

Votante desorientado busca…


Estas elecciones al Parlamento Europeo son diferentes por ser las más trascendentales que hemos conocido hasta el momento. Es un mensaje objetivamente cierto, pues el Parlamento Europeo tiene hoy más peso que nunca en el proceso legislativo comunitario, a la vez que se le presupone, en esta ocasión, mayor capacidad de influencia en el nombramiento del presidente de la Comisión. Pero también es una verdad interesadamente amplificada por la Eurocámara, por la propia Comisión y por algunos partidos con el objetivo de mejorar los tradicionalmente desastrosos datos de participación en los comicios europeos y dotarse así de la fuerza moral que da el tener un respaldo ciudadano digno.
La principal lógica que siguen es: tiene usted que venir a votar, pues en esta ocasión la UE tiene más legitimidad democrática, y por lo tanto representa y defiende mejor sus intereses como ciudadano (en un momento en el que sus intereses se deciden en Bruselas). La tiene al votarse un Parlamento, elegido por sufragio universal, cada vez más poderoso, y al dotarse de un presidente de la Comisión elegido por los eurodiputados que mayoritariamente han sido votados en las urnas.
Pero esta lógica es demasiado simplista. Por un lado, Consejo y Parlamento son dos cámaras legislativas elegidas en ambos casos por los ciudadanos, en elecciones nacionales y europeas respectivamente. Por otro, siguiendo en esta línea, no es cierto que ganemos en legitimidad democrática en lo referido al nombramiento del sucesor de Barroso, toda vez que hasta ahora el presidente de la Comisión venía siendo elegido por los jefes de Estado, que insisto, son políticos votados también por los pueblos europeos.
Por lo tanto, la originalidad no radica tanto en el modelo de elección de quienes toman decisiones importantes, sino que el peso de la toma de decisiones recae en una institución, el Parlamento, más transparente que el Consejo. Del mismo modo, en esta ocasión, el propio proceso de elección del presidente de la Comisión es igualmente más transparente, pues conocemos de antemano, antes de votar, a los candidatos a presidir la institución, en lugar de enterarnos del nombre del candidato cuando ya ha sido nombrado, a puerta cerrada, por los jefes de Estado y Gobierno, que es lo que ocurría hasta ahora. Pero más allá de eso, hay que tener claro que el 25 de mayo sabremos cuál es el partido más votado al Parlamento, pero no resulta tan obvio que ese día sepamos, a ciencia cierta, quién será el presidente de la Comisión.
Parece evidente que el Consejo, que no tiene obligación jurídica de elegir el nombre del candidato del partido más votado de la Eurocámara, respetará la tendencia ideológica mayoritaria. Pero no hay tanta seguridad de que vaya a apoyar al candidato que presenta el Parlamento, en cuyo caso a ambas instituciones no les quedará más remedio que negociar y presentar alternativas. Sería un duro revés para el elector europeo, al que se ignorará flagrantemente, pero no sería la primera vez que se hace Europa para el pueblo pero sin el pueblo.
Esta situación, posible aunque no me atrevería a decir que probable, es más factible si grupo parlamentario más votado no gana por una amplia mayoría. Si se trata de la Alianza de Socialistas y Demócratas, y por lo tanto Schulz es el elegido por los ciudadanos europeos, el respaldo en el Consejo de su socia de coalición, Angela Merkel, podría ser suficiente. Si ganan los populares europeos por escaso margen, los conservadores contrarios a Juncker podrían tratar de poner otro nombre encima de la mesa. Y en todo caso, a la hora de proponer un nombre al Consejo para su aprobación, ¿respetará el Parlamento la lista más votada? Imagínense que no, y que el juego de alianzas parlamentarias diera como resultado que se presente al Consejo el nombre del revolucionario anti-troika y anti-austericidio Tsipras, ¿lo aceptaría el Consejo?
Puesto en duda que el nuevo proceso de selección del presidente de la Comisión, conforme a su actual planteamiento, dote claramente de más legitimidad democrática a la UE, y sin saber a ciencia cierta si dicho proceso, tal y como lo entiende y lo vende el Parlamento, será respetado por el Consejo, reflexionemos ahora sobre si es cierto que un supuesto incremento de la legitimidad democrática de las instituciones tendría incidencia en un aumento de la participación ciudadana en las elecciones europeas. En realidad, no hay nada que pruebe que vaya a ser así, pues la legitimidad democrática institucional –medida en grado de influencia del Parlamento- ha ido aumentando desde 1979, a la par que la apatía ciudadana por los comicios europeos ha caído desde esa fecha.
El aumento de la abstención no parece responder pues de una manera clara a la falta de legitimidad democrática institucional. Tampoco parece tener relación directa con la cantidad de información sobre la UE que tienen los ciudadanos, pues el acceso a ésta es hoy infinitamente mayor que en las primeras elecciones europeas, donde la participación era más alta. Por otro lado, el fenómeno de la crisis es muy reciente, mientras que la abstención crece históricamente de manera estable y así seguirá siendo según muestran las encuestas. Tampoco la secuencia descendente de participación en los comicios europeos corresponde con la de los Estados europeos en el nivel nacional o subnacional. ¿A qué se debe por lo tanto esta apatía ciudadana ante las elecciones europeas?
Siendo muchos los factores, un motivo a considerar podría ser que el potencial votante no ve una relación clara y directa entre lo que elige y la ideología predominante en el complejo entramado institucional y las políticas comunitarias que se ejecutan. Siendo así, la idea de que en esta ocasión el voto valdrá para elegir a sus representantes no en una sino en dos instituciones podría añadir un plus de incertidumbre y confusión al votante. Por ejemplo, si alguien quisiera apoyar a Martin Schulz en su carrera a la presidencia de la Comisión tendría que votar inexorablemente, sea de su agrado o no, a la lista de Elena Valenciano. O si alguien quiere depositar su confianza en el PP, cuya bandera es ser artífice de la salida de la crisis, debe saber que su voto en principio lleva acarreado apoyar a Juncker, una de esas personas a las que, sea cierto o no, se ha acusado de agudizar la crisis española.
Esta práctica es la habitual en numerosos sistemas nacionales. Para que Rajoy sea presidente antes hay que votar a diputados nacionales que te pueden gustar más o menos. Pero a escala europea encontramos algunos elementos de distorsión y aumento de la complejidad, como son las desconfianzas nacionales o el desconocimiento generalizado de los candidatos al parlamento y, sobre todo, a la Comisión, toda vez que con éste último no existe un efecto de cercanía geográfica. Es decir, el proceso, que es positivo en sí mismo porque tiende a sentar las bases de unas futuras elecciones paneuropeas en las que el ciudadano sabe lo que vota y a quién vota, se ha hecho paradójicamente en estos primeros momentos más complejo, pudiendo dificultar al ciudadano poco preparado y formado en cuestiones europeas el ver la relación directa entre lo que se vota y el efecto de ese voto.
Sumémosle en el caso español partidos como UPyD que no aclaran a sus ciudadanos en qué grupo político del Parlamento entrarán a formar parte –cuando de ello dependerá buena parte de las decisiones políticas que tomen-, partidos pequeños que se presentan por separado pero que compartirán por turno un único escaño en Estrasburgo, y numerosas formaciones de izquierda jugando una compleja partida de las alianzas imposible de seguir, y tendremos el caldo de cultivo perfecto para que el ciudadano vote más por responsabilidad que por tener verdadera conciencia de para qué sirve lo que está haciendo.
Chema Cruz
periodista especializado en temas europeos
@chemacruzr

LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD


El próximo día 22 de marzo miles de mujeres y hombres llegaran, después de una odisea de varios días de camino, andando a Madrid, convocados por Marcha de la Dignidad 22M . Antes de esta marcha se están realizando cientos de actos y asambleas en las diversas Comunidades Autónomas desde donde parten las columnas: Andalucía, Murcia, Valencia, Alicante, Asturias, Extremadura, Aragón, Cataluña, Euskalherria, Canarias... Las marchas tienen un valor intrínseco en sí mismas porque han hecho posible la unidad real de movimientos sociales, sindicatos de clase, partidos de izquierdas, asociaciones de todo tipo y ciudadanos sin filiación política alguna en una causa común, es la unidad tan demandada en acción, siendo el protagonismo de los parados y de las organizaciones sociales y sindicales.  

El hecho de que los parados, los excluidos, los que para el sistema solo son cifras que bajan y suben en las estadísticas pero que jamás gritan, sean los que van a andar desde los distintos territorios del Estado hacia la capital es un acto heroico con una fuerte carga simbólica. Son de la Dignidad, en mayúsculas, porque los nadie, los que no tienen nada, se levantan y reclaman con voz imperiosa su lugar en la humanidad, nos recuerdan que no son cifras, que son personas, ciudadanos que alzan su voz cargada de razón y justicia y se rebelan contra las injusticias que asolan nuestro país y Europa. Ellos, los nadie, nos recuerdan esa palabra que muchos han olvidado, la dignidad, el ser dignos de los que nos quieren y estiman, pero también el ser dignos de nosotros mismos. Ellos no están dispuestos a agachar más la cabeza. Ellos no luchan sólo por sí mismos, o sus familiares y amigos más cercanos, ellos luchan por todos, porque consideran que la solidaridad es la única herramienta que tenemos para salir de esta crisis, es esa cualidad que nos hace más humanos. ¡Nos recuerdan nuestro deber para con las generaciones venideras y las presentes, para los seres a los que amamos, para con nosotros! No podemos ser indiferentes, la indiferencia es el peso muerto de la Historia, la indiferencia mantiene un silencio cómplice ante las injusticias, la indiferencia sostiene el status quo actual, y no, no nos lo podemos permitir, nuestras renuncias sentarán las bases de un futuro muy negro para la mayoría. ¿Queremos ser parte de la solución, o del problema?

Las marchas tratarán de visibilizar los grandes males del país que son los siguientes:

La lacra del paro y sus consecuencias humanas, como la desesperación, la desesperanza, la depresión, la descualificación, la pérdida de seguridad en uno mismo, la pobreza, la miseria, el hambre, etc. El paro es un drama humano que las cifras son incapaces de expresar y que afecta a casi 6 millones de personas, siendo especialmente grave entre los jóvenes y los mayores de 50 años. Un país que no da perspectivas a su juventud, y ésta queda abandonada a la desesperación, a los malos empleos, a la precariedad o al exilio, es un país sin futuro. El resto de los que todavía trabajan ven como sus empleos pierden calidad, al reducirse los derechos y los salarios, con una presión enorme del “ejército de desempleados de reserva”. El Gobierno se ha alineado con la Gran Patronal, haciendo una contrarreforma laboral a su medida, ha permitido legalizar prácticas contra los trabajadores que antes eran ilegales (como el mobbing), ha reducido la capacidad de negociación de los sindicatos, ha ido realizando un trasvase de empleos indefinidos por empleos precarios, con el ánimo de tener controlados a los trabajadores y quebrar su capacidad de resistencia. Los resultados no han dejado de sentirse con rapidez, escalada del paro hasta cifras nunca vistas en esta democracia, un aumento espectacular de la pobreza (1 de cada 4 españoles es pobre), y de la desigualdad (somos el país más desigual después de Lituania en la UE-28, la riqueza se polariza en pocas manos)

La lacra de la deuda, instrumento de esclavitud moderna por la que se someten a los países y sus habitantes, con la que especulan los buitres financieros, a la que nos ha atado la contrarreforma del artículo 135 de la “intocable” Constitución, que sanciona el pago de la deuda pública como prioritario por encima de cualquier otra consideración en nuestros presupuestos estatales, autonómicos o locales. La banca privada española ha aprovechado, aunque no sólo, para sanear sus cuentas especulando con ella con la connivencia del Gobierno, logrando financiación del BCE (Banco Central Europeo) al 1% y comprando deuda al Estado al 3%, 4% e incluso al 6%, logrando pingües beneficios a costa de todos. Es un gigantesco trasvase de deudas privadas, de la banca, a la deuda pública, la de todos, siendo aún más sangrante todo esto ya que se han realizado costosos rescates, que han superado con creces todos los recortes en materia social y sobre el Estado del Bienestar.

La otra lacra es los desahucios, donde hemos llegado al peor de los mundos posibles, una enorme cantidad de casas sin personas, y muchas personas sin casa. Hemos visto el drama, y muchos los han sentido en sus carnes, de los desahucios, donde la ley hipotecaria y el Estado protegen los intereses de la banca por encima de los rescatados. Para más inri el Estado ha comprado casas invendibles con el “Banco Malo” (la SAREB) a precios mayores de los que realmente tienen haciendo ganar millones de euros a la banca que en otro caso serían pérdidas. Además de lo doloroso de las vidas rotas por la gigantesca estafa cometida contra los ciudadanos, que adquirieron una hipoteca para su primera residencia durante la época del ladrillo, a las que añadimos la estafa del Euribor que infló artificialmente sus hipotecas, las deudas que no sean pagadas después de perder la casa se mantienen y habrá que devolverlas. No sólo una persona pierde su casa y se ve lanzado a la calle y la miseria, sino que además se verá en la obligación de gastar lo poco que gane en pagar la deuda que reste de la tasación a la baja que hace el banco cuando la subasta.

Esta crisis está sirviendo para lograr uno de los sueños de la oligarquía europea, desmontar todo lo logrado durante los años gloriosos del capitalismo (desde los 1947 hasta 1973 aproximadamente), lo que se ha llamado “el Estado social europeo”, que Rafael Correa, presidente de Ecuador, considera un bien de la humanidad. En este marco el ataque contra lo público está siendo demoledor, aunque algunas victorias parciales importantes, como las de la Sanidad de Madrid, hayan conseguido detener en parte. Ese ataque se dirige contra el Estado en general, buscando su reducción, y contra el Estado del Bienestar en particular, buscando su privatización o semi-privatización, con la intención de crear nuevos negocios. Ejemplos tenemos muchos, vemos como los bancos y aseguradoras privadas están viendo con buenos ojos la reducción de las pensiones, y viendo cómo harán negocios a costa de los futuros jubilados, al igual que las empresas de sanidad privada que se iban a beneficiar de las privatizaciones en el sector (o como en Valencia se han beneficiado), o la enseñanza privada, o el servicio de basuras, etc. La palabra “mágica” es “externalización”, que sirve para encubrir las privatizaciones, donde siempre hay sobre-costes, ya que las nuevas empresas privadas quieren obtener beneficios, y lo hacen en parte reduciendo la calidad y los salarios de los trabajadores. Muchos de estos servicios deben estar fuera del Mercado, porque son necesarios para que las personas tengan una vida digna, y eso está por encima del deseo de enriquecerse de unas grandes compañías a costa de todos, estos servicios universales no deben entender de clases sociales ni de riqueza o pobreza, todos son necesarios para que tengamos una calidad de vida digna y el futuro asegurado contra cualquier accidente o infortunio que nos pueda deparar la vida.

Toda esta ofensiva tiene unos responsables, esos responsables son la oligarquía europea (y española), las Grandes Corporaciones transnacionales, y su brazo ejecutor, la TROIKA (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea), y su política es la llamada de “austeridad”. La palabra austeridad ha sido corrompida por este uso, la austeridad es la frugalidad al vivir, el no necesitar mucho sino lo imprescindible, en el lenguaje de la TROIKA y de los economistas afines a dicha doctrina la palabra austeridad significa dolor, sufrimiento, sacrificios para la mayoría, reducción del Estado y el fin del Estado social. Lo que persiguen dichas políticas es lo contrario a su objetivo declarado, no es el fin de la crisis para la mayoría y el pleno empleo, sino restaurar la tasa de ganancia, los beneficios de las Grandes Empresas, desmontar el Estado del Bienestar creando nuevos negocios y restaurar el poder de clase. Eso significa destrozar a los sindicatos, dejar en la impotencia a la oposición social y política de izquierdas, reducir derechos y, finalmente, dejar la democracia en una carcasa vacía, donde la capacidad de decisión es hurtada por instituciones no elegidas por los ciudadanos europeos.

Las marchas tienen sus propuestas para salir de la crisis, muy distinta de las que nos están imponiendo. Proponemos un plan de choque contra el paro, atacar de raíz las causas de la exclusión social mejorando los barros deprimidos, planes de empleo para jóvenes, derogar la contrarreforma laboral y restaurar los derechos perdidos, derogar la contrarreforma Constitucional del artículo 135, realizar una auditoría de la deuda ciudadana que declare que se debe pagar y cual es ilegítima y por tanto no se paga, creación de un parque de viviendas sociales con las que posee la SAREB, la nacionalización de la banca rescatada y la conversión de la misma en una banca pública que permita que fluya el crédito a las PYMES y particulares, una reforma fiscal justa que grave a las tasas altas y a las grandes empresas como debería, el fin de las políticas de austeridad y la recuperación del presupuesto recortado del Estado del Bienestar, recuperación de las empresas privatizadas, etc. Soluciones hay, falta voluntad política para aplicarlas, queremos una sociedad más justa, más humana, más igualitaria y más democrática.

Las marchas, si logran sus objetivos, permitirán cambiar la correlación de fuerzas en este país y abrir un nuevo ciclo de protestas que sirvan para hacer caer al gobierno y proponer salidas justas a la crisis, y no a favor de una oligarquía que por ahora está ganando y dirigiendo la lucha de clases. Además, lo importante es que esto sirva como catalizador de todas las luchas que ahora se producen en el Estado español, ya que es necesario unir estas luchas para lograr pasar de las victorias, o derrotas, parciales, a una gran victoria, tal y como nos demuestran la experiencia de otros países y nuestra propia Historia. La cercanía de las elecciones europeas es un acierto de las marchas porque podrá permitir sacudir el cansancio de muchos españoles, dará esperanza a quien no la tiene, y sacudirá el adormecimiento y el pesimismo en el que están sumidos muchos. Gran parte de nuestra legislación sale de las instituciones europeas, y la UE es tanto el problema como la solución a los problemas más importantes que nos afectan a día de hoy. ¡No debemos dejar pasar esta oportunidad histórica! Si hay una derrota de las fuerzas que apoyan a la TROIKA podemos empezar con buen pie y dar un chute de moral a muchos ciudadanos y activistas, y nos permitirá coger con renovadas fuerzas el duro ciclo electoral y abordar con determinación la resolución de la cuestión social (paro, precariedad, desigualdad, etc.)

Las causas por las que luchamos son justas, son solidarias, son la expresión de la España real, muy alejada de la España oficial, y como son justas venceremos. ¡Cambiemos el rumbo de la Historia! ¡Adelante compañeros y compañeras! ¡A por la victoria final! ¿Te apuntas? ¿Construimos el futuro juntos?
Nota:
Manifiesto de las marchas de la dignidad http://marchasdeladignidad.org/objetivos/manifiesto 


Pedro González de Molina Soler. Socialismo21.


ÉRASE UNA VEZ LA ECOLOGÍA POLÍTICA






Recientemente, llevando a mis hijas a la biblioteca, me encontré con un cuento de mi infancia cuya historia va así: En tiempos lejanos, tres bandoleros asaltaban en las carreteras las carrozas y desvalijaban a sus viajeros/as de todas sus pertenencias en oro y dinero. Luego acumulaban sus tesoros en un castillo perdido en la montaña. Un día, atacaron una enésima carroza pero solo había una niña en su interior. Al no poder apoderarse de otra cosa y para no irse con las manos vacías, se la llevaron a su castillo. Al llegar, la niña, temeraria e impertinente, descubrió los tesoros acumulados desde hacía años y les preguntó con ingenuidad por qué guardaban tantos baúles llenos de metales preciosos en sus bodegas. Los tres bandoleros se miraron atónitos, incapaces de contestar: ¡nunca se habían hecho tal pregunta!

Lo mismo ocurre en los tiempos modernos: la ecología política, como esta niña sincera y rebelde, mira a los ojos a los políticos, economistas y otros bandoleros de las crisis actuales con una pregunta sencilla: señores (utilizo el masculino exclusivo a propósito): ¿por qué acumulan todas estas riquezas materiales y monetarias? Y luego mira a todas aquellas personas que conformamos esta sociedad diversa y nos pregunta: ¿por qué y para qué (hiper)producen, (hiper)consumen y (hiper)trabajan tanto? ¿Esto les hace más felices? ¿Les asegura un futuro seguro para sus hijos y nietas? ¿Garantiza un medio ambiente sano y buena calidad de vida para la gran mayoría de la población, vivan en el Norte o en el Sur?


Quizás algunas cifras nos ayuden a entender mejor la profundidad y carga social y política de estas preguntas. Está probado, por ejemplo, que por encima de un umbral de 15.000 dólares por habitante y año, no existe ninguna correlación positiva o negativa entre crecimiento del Producto Interior Bruto y aumento del bienestar. En cuanto a la esperanza de vida y a la escolarización, desaparece cualquier tipo de correlación con el aumento de ingresos respectivamente por encima de 18.000 $ y 12.000 $ per capita / año (2). Lo que significa en lenguaje llano que el aumento continuo de nuestras rentas y la opulencia material, principalmente en los países del Norte y élites del Sur, no nos hacen más felices, ni aumentan nuestro bienestar (3) pero sí son altamente agresivas con la biosfera. Fíjense ustedes, si todas las personas de este planeta viviera como la ciudadanía española, necesitaríamos tres planetas. Como bien decía Kenneth Boulding allá en los setentas: quién crea que un crecimiento infinito es posible en un planeta finito, es un economista o un loco… o, añadiría yo, simplemente un homo sapiens del Antropoceno (4), drogado a base de trabajo productivo y de consumo de masas.


Ahora bien, cambiemos las gafas para mirar este mundo y hagámoslo con el Happy Planet Index (HPI). Se trata de un índice ideado por la fundación inglesa New Economics Foundation, que calcula la riqueza de un país mediante tres factores: el grado de felicidad de sus habitantes multiplicado por la esperanza de vida media y dividido entre su huella ecológica. España, que a pesar de las crisis sigue manteniendo orgullosamente un puesto alto de país de “primer mundo” en la clasificación por PIB per capita (el 30) (5), retrocede con esta fórmula al puesto 62 de 151 (6), es decir casi a mitad de tabla: un país de riqueza media bien lejos detrás de Costa Rica, que encabezan el listado… Al mismo tiempo, como —pobre— consuelo, le lleva 42 puestos de ventaja a Estados Unidos (6º en el PIB per capita), un país que el economista chileno Max Neef no duda en calificar de país en vía de subdesarrollo por su alta ineficiencia en el uso de recursos naturales y la continua recesión social que vive desde los años 80 (7)


En esta dinámica de empobrecimiento social y ecológico de los países mal llamados “desarrollados”, no queremos más cuentos de la lechera: ni en Andalucía, ni en España, ni en Europa, ni en ninguna otra parte. La prosperidad futura no se basará ni en más crecimiento irracional e innecesario, ni en una austeridad impuesta para socializar las deudas económicas y ecológicas contratadas por una minoría. La prosperidad residirá en nuestra capacidad en construir un nuevo pacto social y ecológico donde, de forma participativa y solidaria, nuestras sociedades evolucionen hacia niveles de vida acordes con los límites ecológicos del planeta y que cubran las necesidades básicas de sus componentes así como sus legítimas aspiraciones a la autonomía y a la felicidad. Dicho de otra manera, una nueva etapa para la humanidad basada en una prosperidad sin crecimiento y el buen vivir.

A modo de conclusión, es de justicia dejar constancia que en el cuento de mi infancia, una vez que escucharon la pregunta de la niña, los tres bandoleros dejaron su negocio e invirtieron toda su riqueza en acoger a las y los niños huérfanos de la región, transformando su castillo del terror en pueblos solidarios. Dejando a un lado los tintes paternalistas y caritativos de esta historia, una auténtica transición socio-ecológica no tiene por qué quedarse en un simple cuento de hadas. Eso sí, hará falta más de una pregunta —y de una lucha en redes y alianzas– para llevar el cambio a todos los rincones de la sociedad. Por esta razón, necesitamos y podemos aunar una ecología política fuerte e impertinente desde abajo hacia arriba.


Candidato de Equo para las elecciones europeas de 2014
Publicado en la revista El Topo, enero del 2014 (1)




Notas
(1) Adaptación y actualización de un artículo publicado originalmente para Equo Andalucía y Equo Asturias.
(2) Asimismo, algunos países alcanzan niveles significativos de florecimiento con solo una fracción de los ingresos de los países más enriquecidos. Por ejemplo Chile, con un PIB anual per capita de 12.000 $, tiene una esperanza de vida de 78,3 años, mayor que la de Dinamarca, con 34.000 $ / año per capita. Por supuesto, habría que afinar este análisis: 1) cruzándola para cada país con el coeficiente de GINI, es decir una medición de la desigualdad 2) recordando que Chile basa su desarrollo en el extractivismo (modelo que tampoco representa una alternativa sostenible). Para más información sobre umbrales, riqueza y bienestar, véase Gadrey, Marcellesi, Barragué (2013): Adiós al crecimiento. Vivir bien en un mundo solidario y sostenible. El Viejo Topo.
(3) Es más, en tiempos de recesión la economía de crecimiento nos lleva al colapso social bajo forma de paro, pobreza y desigualdad masivos.
(4) Según el concepto acunado por Paul Crutzen, hemos entrado desde hace un par de siglos en el Antropoceno, es decir una era en la que la humanidad actúa como fuerza geológica. Véase también Zalasiewicz, Jan et al. (2008): «Are we now living in the Anthropocene?», GSA Today 18 (2): pp. 4–8.
(5) Según los datos del Fondo Monetario Internacional (estimaciones de PIB per capita del 2013).
(6) Según los datos consultados el 22 de diciembre del 2013 en http://www.happyplanetindex.org/
(7) Por ejemplo en Estados Unidos, en 1989 uno de cada cinco niños vivía por debajo de la línea de pobreza, en 2010 el 32,3 por ciento de los niños de todo el país eran pobres.
Crédito imagen: hormiga verde.

Declaración de Seneca Falls (1848)


En 1848 se celebró en Seneca Falls (Nueva York) la primera convención sobre los derechos de la mujer en EEUU. Estuvo organizada por Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton, y culminó con la "Declaración de Seneca Falls" (o "Declaración de sentimientos"). Esta declaración, basada en la Declaración de Independencia de los EEUU, constituye uno de los primeros documentos en los que se denuncia las restricciones políticas y civiles a las que estaban sometidas las mujeres, como el no poder votar, el no poder presentarse a elecciones, el no poder ocupar cargos públicos, el no poder afiliarse a organizaciones políticas, etc.
"Cuando, en el desarrollo de la historia, un sector de la humanidad se ve obligado a asumir una posición diferente de la que hasta entonces ha ocupado, pero justificada por las leyes de la naturaleza y del entorno que Dios le ha entregado, el respeto merecido por las opiniones humanas exige que se declaren las causas que impulsan hacia tal empresa.
Mantenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y mujeres son creados iguales; que están dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, entre los que figuran la vida, la libertad y el empeño de la felicidad; que para asegurar estos derechos son establecidos los gobiernos, cuyos justos poderes derivan del consentimiento de los gobernados.
Siempre que cualquier forma de gobierno atente contra esos fines, el derecho de los que sufren por ello consiste en negarle su lealtad y reclamar la formación de uno nuevo, cuyas bases se asienten en los principios mencionados y cuyos poderes se organicen de la manera que les parezca más adecuada para su seguridad y felicidad.
La prudencia impondrá, ciertamente, que los gobiernos largamente establecidos no debieran ser sustituidos por motivos intrascendentes y pasajeros, y consecuentemente, la experiencia ha mostrado que el ser humano está más dispuesto a sufrir, cuando los males son soportables, que a corregirlos mediante la abolición de los sistemas de gobierno a los que está acostumbrado. No obstante, cuando una larga cadena de abusos y usurpaciones, que invariablemente persiguen el mismo objetivo, muestra la intención de someter a la humanidad a un despotismo absoluto, el deber de ésta consiste en derribar semejante gobierno y prepararse a defender su seguridad futura. Tal ha sido la paciente tolerancia de las mujeres respecto a este gobierno y tal es ahora la necesidad que las empuja a exigir la igualdad a que tienen derecho.
La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones perpetradas por el hombre contra la mujer, con el objetivo directo de establecer una tiranía absoluta sobre ella. Para demostrarlo vamos a presentarle estos hechos al ingenio mundo.
Nunca le ha permitido que la mujer disfrute del derecho inalienable del voto.
La ha obligado a acatar leyes en cuya elaboración no ha tenido participación alguna.
Le ha negado derechos reconocidos a los hombres más ignorantes e inmorales, tanto americanos como extranjeros.
Habiéndola privado de este primer derecho de todo ciudadano, el del sufragio, y habiéndola dejado; por tanto, sin representación en las asambleas legislativas, la ha oprimido por todas partes.
Si está casada, la ha convertido civilmente muerta, ante los ojos de la ley.
La ha despojado de todo derecho de propiedad, incluso a los jornales que ella misma gana.
La ha convertido en un ser moralmente irresponsable, ya que, con la sola condición de que no sean cometidos ante el marido, puede perpetrar todo tipo de delitos. En el contrato de matrimonio se le exige obediencia al marido, convirtiéndose éste, a todos los efectos, en su amo, ya que la ley le reconoce el derecho de privarle de libertad y someterla a castigos.
Él ha dispuesto las leyes del divorcio de tal manera que no se tiene en cuenta la felicidad de la mujer, tanto a sus razones verdaderas y, en caso de separación, respecto a la designación de quién debe ejercer la custodia de los hijos, como en que la ley supone, en todos los casos, la supremacía del hombre y deja el poder en sus manos.
Después de despojarla de todos los derechos como mujer casada, si es soltera y posee fortuna, está gravada con impuestos para sostener un gobierno que no la reconoce más que cuando sus bienes pueden serle rentables.
Él ha monopolizado casi todos los empleos lucrativos y en aquéllos en los que ella puede desempeñar, no recibe más que una remuneración misérrima. Él le ha cerrado todos los caminos que conducen a la fortuna y a la fama, y que él considera más honrosos para él. No se la admite ni como profesor de medicina, ni de teología, ni de derecho.
Le ha negado la oportunidad de recibir una educación adecuada, puesto que todos los colegios están cerrados para ella.
Tanto en la Iglesia como en el Estado, no le permite que ocupe más que una posición subordinada, pretendiendo tener una autoridad apostólica que la excluye de todo ministerio y, salvo en muy contadas excepciones, de toda participación pública en los asuntos de la Iglesia.
Ha creado un sentimiento público falso al dar al mundo un código de moral diferente para el hombre y para la mujer, según el cual ciertos delitos morales que excluyen a la mujer de la sociedad, no sólo no se toleran en el hombre, sino que se consideran de muy poca importancia en él.
Ha usurpado incluso las prerrogativas del mismo Jehová, al pretender que tiene derecho a asignar a la mujer un campo de acción cuando, en realidad, esto es privativo de su conciencia y de su dios. Él ha tratado por todos los medios posibles de destruir su confianza en sus propias virtudes, de disminuir su propia estima y de conseguir que esté dispuesta a llevar una vida de dependencia y servidumbre.
Por lo tanto, en vista de esta total privación de derechos civiles de una mitad de los habitantes de este país, de su degradación social y religiosa - a causa de las injustas leyes a que nos hemos referido - y porque las mujeres se sienten vejadas, oprimidas y fraudulentamente despojadas de sus más sagrados derechos, insistimos en que sean inmediatamente admitidas a todos los derechos y privilegios que les pertenecen como ciudadanas de los Estados Unidos.
Al emprender la gran tarea que tenemos ante nosotras, anticipamos que no escasearán los conceptos erróneos, las malas interpretaciones y las ridiculizaciones, empero, a pesar de ello, estamos dispuestas a conseguir nuestro objetivo, valiéndonos de todos los medios a nuestro alcance. Vamos a utilizar agentes, vamos a hacer circular folletos, presentar peticiones a las cámaras legislativas del Estado y nacionales, y asimismo, trataremos de llegar a los púlpitos y a la prensa para ponerlos de nuestra parte. Esperaremos que esta Convención vaya seguida de otras convenciones en todo el país.


RESOLUCIONES:
CONSIDERANDO: Que está convenido que el gran precepto de la naturaleza es que "el hombre ha de perseguir su verdadera y sustancial felicidad". Blackstone (1) en sus Comentarios señala que puesto que esta Ley de la naturaleza es coetánea con la humanidad y fue dictada por Dios, tiene evidentemente primacía sobre cualquier otra. Es obligatoria en toda la tierra, en todos los países y en todos los tiempos; ninguna ley humana tiene valor si la contradice, y aquéllas que son válidas derivan toda su fuerza, todo su valor y toda su autoridad mediata e inmediatamente de ella; en consecuencia:
DECIDIMOS: Que todas aquellas leyes que sean conflictivas en alguna manera con la verdadera y sustancial felicidad de la mujer, son contrarias al gran precepto de la naturaleza y no tienen validez, pues este precepto tiene primacía sobre cualquier otro.
DECIDIMOS: Que la mujer es igual al hombre - que así lo pretendió el Creador - y que por el bien de la raza humana exige que sea reconocida como tal.
DECIDIMOS: Que las mujeres de este país deben ser informadas en cuanto a las leyes bajo las cuales viven, que no deben seguir proclamando su degradación, declarándose satisfechas con su actual situación ni su ignorancia, aseverando que tienen todos los derechos que desean.
DECIDIMOS: Que puesto que el hombre pretende ser superior intelectualmente y admite que la mujer lo es moralmente, es preeminente deber suyo animarla a que hable y predique en todas las reuniones religiosas.
DECIDIMOS: Que la misma proporción de virtud, delicadeza y refinamiento en el comportamiento que se exige a la mujer en la sociedad, sea exigido al hombre, y las mismas infracciones sean juzgadas con igual severidad, tanto en el hombre como en la mujer.
DECIDIMOS: Que la acusación de falta de delicadeza y de decoro con que tanta frecuencia se inculpa a la mujer cuando dirige la palabra en público, proviene, y con muy mala intención, de los que con su asistencia fomentan su aparición en los escenarios, en los conciertos y en los circos.
DECIDIMOS: Que la mujer se ha mantenido satisfecha durante demasiado tiempo dentro de unos límites determinados que unas costumbres corrompidas y una tergiversada interpretación de las sagradas Escrituras han señalado para ella, y que ya es hora de que se mueva en el medio más amplio que el creador le ha asignado.
DECIDIMOS: Que es deber de las mujeres de este país asegurarse el sagrado derecho del voto.
DECIDIMOS: Que la igualdad de los derechos humanos es consecuencia del hecho de que toda la raza humana es idéntica en cuanto a capacidad y responsabilidad.
DECIDIMOS, POR TANTO: Que habiendo sido investida por el Creador con los mismos dones y con la misma conciencia de responsabilidad para ejercerlos, está demostrado que la mujer, lo mismo que el hombre, tiene el deber y el derecho de promover toda causa justa por todos los medios justos; y en lo que se refiere a los grandes temas religiosos y morales, resulta muy en especial evidente su derecho a impartir con su hermano sus enseñanzas, tanto en público como en privado, por escrito o de palabra, o a través de cualquier modo adecuado, en cualquier asamblea que valga la pena celebrar; y por ser esto una verdad evidente que emana de los principios de implantación divina de la naturaleza humana, cualquier costumbre o implantación que le sea adversa, tanto si es moderada como si lleva la sanción canosa de la antigüedad, debe ser considerada como una evidente falsedad y en contra la humanidad".
Nota: (1) Referencia a “Commentaries on the Laws of England”, de William Blackstone (1723-1780), el jurista inglés más influyente del siglo XVIII.-


CIUDADANOS POLÍTICOS Y GOBIERNO ABIERTO: una experiencia de e-gobierno municipal.


El gobierno local es el foro ciudadano por excelencia, como institución democrática próxima a la vecindad y lugar de toma de decisiones públicas en primera instancia. La irrupción de las nuevas tecnologías en esta escala local viene propiciada por instancias administrativas superiores dentro de la política de cobertura de las necesidades de formación y de acceso a las nuevas tecnologías, pero una vez generalizado el uso de internet, son los ciudadanos y los movimientos ciudadanos los que demandan la implantación de las herramientas informáticas en la administración como vía para ejercer sus derechos y obligaciones.
En España, dada la dificultad de financiación de la administración local, aún no se ha generalizado el uso de e-gobierno o gobierno abierto en este ámbito. Las primeras iniciativas locales surgen en municipios de gran tamaño, dotados de mayor disponibilidad presupuestaria y de forma aislada en pequeños municipios pioneros en el ejercicio de la e-democracia. La cultura democrática de nuestro país y la desconfianza existente aún en algún representante político hacia la participación ciudadana, ya sea presencial o digital, constituye un obstáculo para la extensión de esta práctica de gobierno. La puesta en marcha de una plataforma digital de gobierno abierto no implica una mejora de la democracia participativa y deliberativa en sí, los progresos tecnológicos deben estar auspiciados por un cambio de mentalidad y de la cultura organizativa y democrática municipal.
Las experiencias de e-gobierno iniciadas en nuestro país son escasas y en algún caso, carentes de fondo, surgidas del afán por no quedarse atrás y por temor a la opinión pública, en lugar de una auténtica voluntad de mejora de la gestión pública. A la hora de investigar el gobierno abierto, resulta complicado escoger un modelo, puesto que existen diversas orientaciones. Unos están más centrados en los servicios electrónicos y en la consulta ciudadana sobre cuestiones particulares, mientras otros ponen mayor énfasis en la transparencia y la participación ciudadana.
Entre las más recientes se encuentra la plataforma del Ayuntamiento de Zaragoza, Gobierno Abierto: http://www.zaragoza.es/ciudadania/gobierno-abierto . El propósito de este estudio ha sido localizar en la plataforma Gobierno Abierto y su entorno sociopolítico e institucional los elementos que contribuyen al ejercicio eficaz de la democracia participativa.
El contenido de este trabajo,  al tiempo que revisa una iniciativa de la administración local, pone el foco sobre el ciudadano y su papel decisivo en la gestión pública. Entre los deberes a acometer por los individuos, agrupados o no, está el control del ejercicio del poder público y la colaboración. La falta de confianza de la ciudadanía en la práctica política y la democracia están constatadas diariamente en los medios de comunicación. Por ello, la importancia de esta lectura reside en la viabilidad de la democracia deliberativa apoyada en las nuevas tecnologías como alternativa capaz de movilizar a la ciudadanía y devolver la confianza en la gestión pública responsable.


Ciudadanos Políticos y Gobierno Abierto. El caso de la web del Ayuntamiento de Zaragoza by
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El trabajo completo se puede descargar pinchando en este enlace