“Dadme
a mi Romeo, y cuando yo muera lleváoslo y divididlo en pequeñas
estrellas. El rostro del cielo se tornará tan bello que el mundo
entero se enamorará de la noche y dejará de adorar al estridente
sol” (William Shakespeare)
Son
las doce de la noche de una noche más de Coronavirus y Julieta está
tumbada boca abajo contra el suelo, esposada, detenida por seis
robustos policías. Se ha resistido, llorado, babeado, gritado hasta
la extenuación, y finalmente se han visto obligados a reducirla por
la fuerza. Sigue gritando: ¡Quiero que me maten! ¡Quiero morir!
¡Quiero que me maten!
La
ambulancia tarda en llegar y ella sigue fuera de juicio. Ahora
reclama sus derechos: ¡No puedo respirar! ¡Soy ciudadana americana,
tengo derechos, tengo derechos! Finalmente, el médico de urgencias
le inyecta tres calmantes, la atan a la camilla y la llevan
directamente a la zona de críticos de un hospital en una noche más
de Coronavirus.
Al
día siguiente, le duele el corazón, solo recuerda que su novio la
había dejado la noche anterior; pero nada de su terrible episodio de
pánico, ni de cómo hizo falta la presencia de seis policías para
atarla a la camilla. La llevan a casa para recoger su ropa y se
agarra al pulover que le dejó Romeo como a un chaleco de salvamento
en medio de un mar oscuro. Le sigue llamando y sigue reclamando su
presencia.
Va a terminar en una residencia donde deberá pasar el resto del confinamiento. Le quedan aún muchos días para poder volver a su país y su estancia será seriamente vigilada. Solo la voz de Romeo al otro lado del teléfono podrá mantener el frágil equilibrio entre la vida y su locura.
Julieta
está triste, su corazón añora aquella cama en la arena cuando el
mar y el viento eran los mudos testigos de sus besos. Quizás algún
día comprenda la diferencia entre el amor obsesivo y la
independencia. Quizás, quién sabe, aprenda a mirar la vida desde el
desprendimiento de las emociones no correspondidas y termine por no
recordar cómo y por qué se volvió loca por amor.
Carmen
Ciudad
Women
International League for Peace and Freedom - WILPF
0 comentarios:
Publicar un comentario