De
cara a las próximas elecciones se están produciendo movimientos en
la izquierda. El PSOE virando al centro repitiendo los lemas de
reformismo económico modernidad y transición ecológica, dirigido a
restar votos progresistas a Ciudadanos. Y a su izquierda Unidas
Podemos (UP) con sus confluencias. Y Más Madrid, que busca restar
votos a UP y al PSOE. Ante este tablero político que se dibuja para
las próximas elecciones Equo debe responder a la pregunta: ¿qué
hacer? y elegir entre seguir siendo –como hasta ahora− un
satélite o tener voz propia.
Si
se analizan los discursos de las distintas fuerzas parlamentarias, se
comprueba que el debate sobre el calentamiento global y la
«emergencia climática» estuvo ausente en la anterior
campaña electoral. Hoy, sin embargo, todas las fuerzas políticas en la
izquierda –por la fuerza de los hechos, que son tozudos− lo
tienen incorporado en sus programas políticos y se proclaman
ecologistas. La derecha es otro cantar.
De
la misma manera que en un momento determinado todas las fuerzas
políticas incorporaron lo social como parte de su discurso y de su
acción política, hoy el mismo movimiento se repite con respecto al medio
ambiente. Pero este giro no debe confundir sobre la realidad de las
propuestas medioambientales de la izquierda, que se parecen a las
propuestas ecologistas tanto como las propuestas sociales del PP a
las de la izquierda. Hay que saber distinguir y separar el grano de
la paja.
Las
fuerzas políticas de la izquierda –sin renunciar al crecimiento
económico− se proclaman ecologistas o dicen querer incorporar la
ecología política a su proyecto. Y resuelven esta conversión con
la propuesta de un ‘Green New Deal’, el suyo, en forma de
transición energética, aún asumiendo la insuficiencia de sus
objetivos –está escrito por Errejón− o en forma de ‘Horizonte
Verde’ de UP. Y a seguir creciendo felices en el nuevo mundo verde
y justo que nos prometen.
No
hay, sin embargo, ninguna fuerza política que esté desmontando con
razones y argumentos sólidos la terrible mentira que se
quiere vender a los ciudadanos. Ninguna fuerza política esta
diciendo de manera clara y sin remilgos que esta propuesta no solo
resulta insuficiente, sino que es imposible. Ya habrá ocasión de
escribir sobre ello. Ni siquiera Equo, dividido entre quienes quieren
coaligarse con Errejón o mantener la coalición con UP y quienes
reclaman un proyecto ecologista independiente y autónomo, está
desmontando el fake Green New Deal de la izquierda.
La
transición ecológica que hay que abordar no es ese fake Green New
Deal, no es una palanca, ni una oportunidad para articular algunos
los elementos discursivos en una narrativa verde para «trastocar los
términos de la conversación política española», ni «para
rehacer el contrato social roto por la extensión de los
privilegios», como escribe Errejón en el prólogo del libro "¿Qué
hacer en caso de incendio? Manifiesto por el Green New Deal". Ello
solo es más de lo mismo. Más de lo que nos ha traído hasta la emergencia climática.
No
es tampoco una batalla política como pretende éste. Es mucho más
que eso. Es una cuestión de supervivencia de nuestra civilización.
Un asunto que atañe directamente a nuestros derechos, empleos,
salud, costumbres y calidad de vida. Es una oportunidad para
rehacer el contrato social, además de para establecer un contrato
ambiental, ahora inexistente, con las generaciones futuras y con el planeta, pues el calentamiento global es una cuestión de
todas
las personas:
las de hoy
y las del
futuro. Hemos de apelar para ello al depositario de la
soberanía democrática y titular de los derechos y del voto: los
ciudadanos y
ciudadanas. No al pueblo ni a la
nación.
El
espacio verde sigue siendo en España marginal al estar –y
haber estado arrinconado− en las siglas de la izquierda: IU,
Podemos, Unidas Podemos. Aunque ese espacio electoral existe en el
medio plazo (4-5 años). Pero hay que trabajarlo a fondo. Como
estamos viendo –a pesar de los intentos de la izquierda de
ocuparlo− este espacio sigue libre. Súmese a ello la
hegemonía cultural naciente a que apuntan las movilizaciones
climáticas, que aspiran a tener la suya propia.
Resulta
incomprensible, pues, que desde ciertos territorios de Equo –la
mayoría de aquellos que apoyaron las coaliciones con Podemos y
Unidos Podemos− unos apuesten ahora la coalición con Errejón y su
recién descubierto ecologismo y otros apoyen continuar en la UCI de
UP, en vez de lanzarse a tumba abierta a ocupar, liderar y
hegemonizar el espacio verde, siendo conscientes del escaso o
nulo rédito que se obtendría en esta próxima convocatoria
electoral. La apuesta es otra.
Que
existan otros actores políticos que se acercan a los postulados de
Equo: Compromís, Mes, Iniciativa del Pueblo Andaluz, Comuns, Mas
Madrid y otros sectores progresistas, no quiere decir que Equo
deba regalar el espacio verde y renunciar a acumular fuerzas en
torno él. No importa que Equo sea una fuerza política más pequeña. Es a él a
quien corresponde desempeñar ese liderazgo histórico.
Para
ello Equo debe superar su inútil estrategia de alianzas con la
izquierda que ha demostrado que no le reporta ningún beneficio, sino
que lo mantiene en la casilla de salida. Hoy más que nunca no debe
renunciar a tener su propia voz. Para ello debe anunciar, ya, que en
las próximas elecciones habrá una papeleta de Equo en las mesas electorales, solo o en
concurrencia con otros en su lista o en una coalición verde liderada
por Equo. Después cooperamos. Ese es el futuro. El único posible.
Francisco
Soler
Excoportavoz
de Equo Andalucía-Verdes