Las
fronteras de los estados, que son líneas arbitrarias, atraviesan las
fronteras que dibuja la naturaleza, que son fronteras vivas. Naciones y
estados se superponen a biorregiones. Delimitaciones políticas,
culturales, urbanísticas, se entrecruzan, se solapan con los límites
naturales, que muchas veces quedan ocultos. Unos mapas esconden otros.
Debajo y alrededor de las casas en línea y fábricas, calles, cloacas,
autopistas, vías de tren, aeropuertos, oleoductos, gasoductos,
jurisdicciones legales, fronteras políticas y administrativas, la
geografía natural de la vida perdura. Comparados con los ecosistemas los
sistemas humanos resultan torpes e imperfectos.
¿Qué
es un estado? Según el Tratado de Paz de Westfalia de 1648, es una
organización destinada al dominio de un territorio y una población. ¿Y
una biorregión? Es un área geográfica con características comunes
definida por sus límites naturales: clima, ríos, geología, fauna, flora,
y determinada por sus ritmos propios. Tiene un significado profundo
para la gente que vive en ella. En ellos hay un arraigamiento a la
tierra, al lugar donde se vive y un respeto por los demás seres vivos. A
la vez hay una conexión viva con las demás biorregiones. A esta
conexión se le llama resonancia y origina una forma-de-vida. La
biorregión es un territorio geográfico, ecológico, social, económico, a
la vez que mental y emocional, que cuestiona las fronteras políticas y
la organización estatal y posibilita la reconexión con el planeta.
En
el contexto de la creación de una identidad planetaria, la idea de un
único espacio y múltiples territorios, el biorregionalismo la
materializa en una imagen: un planeta y múltiples biorregiones. En él la
identidad se entiende como identificación. «Identificarse es un
proceso.» Sucesiva o simultáneamente podemos estar atravesados por
diferentes identificaciones, unas más fuertes que otras. La identidad,
sin embargo, «es una camiseta o un tatuaje que uno no se lo puede
quitar.» Ejemplos de esta identidad-camiseta son los estados-nación
étnicamente homogéneos o los organismos modificados genéticamente.
Es
necesario, por tanto, comenzar la transición hacia formas de
organización del territorio, cuya eficacia y funcionalidad sido probada
durante millones de años: las biorregiones, que nos conduzcan a la
rehabitación del territorio. A convertirlo en un lugar de vida, no
únicamente en un lugar de residencia. Esto significa ser parte del
territorio, familiarizarnos con sus características naturales.
Convertirnos en nativos del lugar. Ser conscientes de la relaciones
ecológicas que operan dentro y alrededor del mismo. Establecer una
cultura adaptativa a los ciclos y a las condiciones concretas del medio.
Construir una forma-de-vida conectada con el entorno. Ser los amantes
de la Tierra, en definitiva. Para el paradigma biorregional los
objetivos sociales se contemplan desde una perspectiva ecocéntrica, a la
vez que femenina, toda vez que Terra es la deidad romana equivalente a
Gea, la diosa griega de la feminidad y la fecundidad. La consecución de
estos objetivos está exenta de toda forma de autoritarismo, dominación o
soberanía.
El
biorregionalismo no es un mero ejercicio teórico de la teoría política
verde. Es, como dice Josep Puig, un objetivo político útil para la
construcción de una nueva organización territorial que supere los
caducos criterios económico-político-administrativos sobre los que se
establece la actual división territorial. Este modelo es una mirada que
se inspira en criterios biocéntricos y de sostenibilidad a largo plazo,
útil para definir comarcas naturales –comunidades humanas, animales y
vegetales– pensadas como unidades políticas. El paradigma biorregional
es una guía válida para organizar la vida de una comunidad de acuerdo
con sus sistemas naturales; sus estructuras de intercambio, tanto
interiores como exteriores; sus propias necesidades como comunidad; y
sus propios sistemas de sostenimiento biológico a largo plazo. Es una
oportunidad para una vuelta a la naturaleza. Un regreso al futuro
consciente que la vuelta al pasado es imposible.
Francisco Soler
http://www.laopiniondemalaga.es/blogs/barra-verde/mi-patria-es-el-planeta-iii-biorregionalismo.
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