El mérito y la capacidad desde la libertad y el derecho.


¿Como medir el mérito y la capacidad en política? Últimamente leo mucho sobre estos dos conceptos en política. Y está bien ese debate... pero al menos para mí está superado y solucionado. Otra cosa es que se tengan reticencias para ponerlo en marcha por parte de muchos detractores que no cumplen la verdadera condición de mérito y capacidad en política, pero que creen que sí lo hacen por cumplir con ellos para otros ámbitos.

El derecho de participación en el sufragio pasivo tiene dos grandes axiomas en España: la libertad y el derecho de cualquier persona española a participar y ser elegido como representante público, y los partidos como canales de provisión de liderazgos políticos para la sociedad y las administraciones.

Por tanto, el mérito y la capacidad, por el primer axioma, son restricciones si se hacen en cuanto a formación, lengua, raza, credo... o cualquier punto diferenciador. Y, por tanto, los partidos deben cuidar mucho esas restricciones.

Pero… ¿puede un partido filtrar quién se presenta por sus siglas? No sólo puede, creo que debe. Otra cosa es cómo lo haga, sin vulnerar derechos fundamentales recogidos en la constitución. Un partido puede poner reglas en cuanto a comportamientos, ideario, etc. Pero nunca poner cortapisas desde unos estatutos o hacer que su comité de garantías choque con los derechos fundamentales.

Y sigo preguntándome, que no me he respondido... ¿y cómo se mide y cuantifica el mérito y la capacidad?

Medir, cuantificar, en definitiva juzgar, implica un jurado y un articulado de condiciones. Ya hemos visto que las condiciones no pueden ser excluyentes, así que debe haber una igualdad de condiciones no restrictivas en cuanto a diferencias cualitativas o cuantitativas respecto de los candidatos. El mismo jurado que decide “quién va”, puede ser también una restricción, Por tanto la fórmula para medir mérito y capacidad pasa por la “autoritas”, que no la “potestas”, es decir pasa por buscar personas que sean reconocidas por muchos, conforme a su mérito y capacidad, para que representen a los ciudadanos de una región, un municipio o de España. No vale un curriculum, ser mas alta, más guapo, mejor sonrisa, hablar mejor en público... valen sólo los apoyos que tengas.

Pero los apoyos deben ser muchos en cantidad y cualidad y, en política democrática, se miden, antes que nada, en cantidad: los consensos son el resultado de acuerdos entre mayorías y minorías; y las mayorías son muchas personas decidiendo algo conjuntamente, dando una autoridad a alguien o a algo. Por tanto el mérito y capacidad en política sólo pueden trasladarse desde unas primarias. Primarias que aportarán una persona elegida por un jurado enorme, una persona electa que, después, deberá limar asperezas para ganar el consenso de todos.

Los que ganan unas primarias ya tienen mérito y capacidad en política. Los que las revalidan... esos ya lo demuestran otra vez. Por eso la forma de elegir a los mejores en la política pasa por primarias y asambleas. No hay otra forma. Lo demás es mediocridad política. Si no eres capaz de convencer "a los tuyos", como pretendes convencer "a los de fuera". Un liderazgo ganado por primarias y mantenido es la única forma de dar mérito y capacidad. Por eso se teme tanto a las primarias por aquellos que son incapaces o no tienen mérito.



Rafael Ruiz Herbello

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