La revolución pasiva en España y sus contradicciones.


Estamos viviendo en España una revolución pasiva, en el sentido que le da Gramsci, por el que la Revolución pasiva (“dependiente” para Waldo Ansaldi en el contexto latinoamericano, aunque perfectamente aplicable a la periferia europea donde se ubica España). Ésta es un entramado de continuidades y cambios , de persistencias y rupturas en el conjunto de la sociedad, que la modifican (modernizan) sin transformarla radicalmente. Se trata de un proceso que reconoce el poder y los privilegios de clases o grupos tradicionalmente dominantes en regiones menos desarrolladas en términos capitalistas, al tiempo que frenan u ocluyen el potencial transformador que eventualmente pueden expresar o demandan las clases subalternas. Es una dialéctica conservación-innovación. La revolución pasiva es un proceso de transformación capitalista que resulta del acuerdo entre clases o fracciones dominantes, con la exclusión de las clases subalternas y de los sectores “jacobinos”, con empleo sistemático de violencia o coerción y con una decisiva intervención del Estado en todos los espacios sociales. Consiste en una solución “desde arriba”, elitista y antipopular que, en la mayoría de los países de la región se resuelve bajo la forma y el ejercicio de la dominación política oligárquica […]  Waldo Ansaldi aplica esta teoría a la realidad latinoamericana diciendo, “Una singularidad de los casos latinoamericanos de revolución pasiva es que ellos se dan en una situación de dependencia […] una simbiosis de economía capitalistas (regionales y europeas, incluso norteamericanas), y economías y comportamientos sociales no capitalistas. En todo caso, las revoluciones pasivas que protagonizaban las clases dominantes latinoamericanas tienen componentes que van más allá de lo estrictamente político estatal, resuelto en el modo de dominación oligárquica, y definen imaginarios sociales, símbolos, como también comportamientos colectivos, sintetizables en la expresión modo de ser oligárquico, donde la frivolidad es una nota distintiva, como lo son también la posesión y el uso de los valores fundamentales: apellidos, ocio, dinero y raza”.

En España se da un proceso parecido al descrito por Waldo Ansaldi para América Latina, ya que España pertenece al mundo dependiente dentro de la UE. Como bien sabemos, desde los años 2009 hasta la actualidad, hemos ido viviendo la aplicación de la contrarreforma neoliberal contra los aspectos sociales de la Constitución del 78, y contra el modelo social europeo de postguerra (que llegó a España a principios de los 80 y se ha desarrollado en menor medida debido a la Dictadura). El consenso que había respecto a la Transición y a la Constitución fue roto por parte de la Derecha de este país. La pauperización de la Constitución y de la soberanía nacional se muestra con todo su esplendor con el giro que da Zapatero en 2009-11 hacia posiciones neoliberales, obligado por la TROIKA que amenazó con imponer un tecnócrata, y con la imposición por parte del PSOE y el PP de la “regla del oro del déficit” y la prioridad absoluta del pago de la deuda en nuestra Constitución. Como sabemos, dicho compromiso destierra la posibilidad de hacer una política contracíclica en un contexto de crecimiento ridículo y obliga a consumir gran parte del presupuesto de forma prioritaria para el pago de la deuda por encima de cualquier otra necesidad que tenga el Estado y la ciudadanía.

Este proceso, sin embargo, ha sido contestado desde mayo del 2011, pasando por las huelgas generales y parciales protagonizadas por los sindicatos, o las Marchas de la Dignidad, y ha erosionado el apoyo de los principales partidos de este país que han gobernado hasta entonces (PP, PSOE, CIU, etc.). La corrupción que ha saltado a primera plana día si y día también ha ayudado a agrandar la situación de crisis del bipartidismo que hemos vivido en los últimos años. Como la realidad es compleja, y las soluciones nunca son fáciles, a pesar de la brecha abierta estos años, España se encuentra en una situación de callejón sin salida. Las fuerzas que se denominan del cambio no son capaces de imponer una solución a los problemas derivados de la crisis, ni las fuerzas conservadoras tienen la suficiente fuerza para mantener el ritmo (ya bastante avanzado) de aplicación de la revolución pasiva. Aunque, hay que precisar, que al estar en el poder, el PP puede continuar implementando el modelo chileno (impuesto por Pinochet y los Chicago boys (3) en Chile a partir del golpe de Estado del 73 contra el gobierno de Salvador Allende) en España a mucha menor velocidad (y con el inestimable apoyo de la UE).

Sin embargo, este proceso se ve atravesado por contradicciones graves que se condensan en la investidura al nuevo presidente de este país, y que demuestra la autonomía relativa de los partidos políticos de los intereses del Bloque oligárquico de poder. Esta autonomía relativa provoca que la solución ideal de los poderes fácticos, la Gran coalición en sus múltiples facetas (ya sea en diferido, con abstención del PSOE, o directa, acuerdo PP-PSOE-C´S), no se pueda ensayar, a pesar de que se intente imponer dicho rumbo a través de la presión interna (barones) y externa (prensa y círculos económicos) al Secretario General del PSOE y a su equipo.

La revolución pasiva en España trae aparejadas las siguientes medidas ya ensayadas en otros países, y que pueden ser resumidas en el “consenso de Washington” (4), a saber: Semi-privatización del Estado del Bienestar y otras empresas o servicios del Estado (como RENFE o AENA) dadas a grupos empresariales preferentemente afines. Aumentar la tasa de ganancia y disciplinar la mano de obra a base de precarizar el empleo, reducir derechos, atacar a los sindicatos, acabar con la negociación colectiva, etc. Incitar a que ciudadanos pasen del sistema público de pensiones, de Sanidad o Educación, al concertado o privado a base de beneficiar fiscalmente a los consorcios empresariales, a la vez que se empeora el sistema público. Que el sistema impositivo sea regresivo y beneficioso a las clases altas y a las grandes empresas, mientras grave a clases medias y bajas con más dureza. Reducir la proporcionalidad del sistema electoral a la búsqueda de uno como el británico. Que el Estado funcione como una empresa privada (que en gran parte se ha conseguido), con la misma filosofía de gestión. Volver elitista la Educación Universitaria, intentando derivar con varias reformas a parte de los estudiantes a la FP (entre ellos la subida de tasas). Reducir normas ambientales para no “perjudicar” a los negocios, aumentar la desigualdad de clase, de género y de raza (con los inmigrantes no europeos), etc. Por supuesto, realizar las medidas de forma que sean muy difíciles de revertir  o imposibles (como se está comprobando en los ayuntamientos llamados del “cambio”) con el apoyo de la UE como paraguas e impulsor de la agenda (como se puede comprobar en la legislación que aprueban la Gran Coalición allí). Al que hay que añadir un proceso iniciado por el PP de re-centralización que ha hecho estallar uno de los conflictos más graves en la España contemporánea como es la Cuestión catalana, que está mediatizando de forma importante la agenda política española, y que las consecuencias pueden ser imprevisibles.

Las consecuencias son claras; Un país donde la oligarquía se impone a la ciudadanía. Un país más desigual. Un país con la riqueza polarizada, con mucha pobreza y un grupo de ricos muy ricos. Un país donde la democracia se ve vaciada de contenido y el sistema político pierde credibilidad dificultando, paradójicamente, cualquier posibilidad de cambiar el sistema.

Por supuesto, el Bloque Oligárquico de Poder “concederá” en esta Transición de una democracia con tintes sociales a una democracia autoritaria y antisocial, varias de las medidas que en la calle se han exigido a los gobernantes. Por supuesto, estas medidas serán las que menos afecten al núcleo duro del poder, las más cosméticas, que se ven englobadas con claridad en el “regeneracionismo” al estilo Joaquín Costa, que su mayor defensor (aunque no sólo) es Ciudadanos. Estas medidas, como buena revolución pasiva, no cambiarán la esencia del nuevo Régimen que se está construyendo sobre las ruinas del Régimen del 78, al que a este paso vamos a terminar echando de menos.

Los distintos actores políticos están en el centro de las contradicciones de la aplicación de esta revolución pasiva en España, ya que los intereses de los respectivos partidos no coinciden, en gran parte, con lo que necesita el Bloque Oligárquico de Poder, ni con la solución (la Gran Coalición) que hemos mencionado antes.

 Por la Derecha:

1. El PP apuesta claramente por continuar aplicando la revolución pasiva en España, pero capitaneada por ellos mismos. El PP está en un situación difícil ya que Rajoy no quiere dimitir para facilitar la investidura, ni hay forma de poder echarlo con un golpe en el interior del partido, y está acosado por casos de corrupción que complican el apoyo de otros grupos a su fuerza política. La jugada de las anteriores elecciones anticipadas le salió bien ya que logró recuperar apoyos a costa de C´S y vio debilitarse a los otros partidos en liza (Podemos y el PSOE). La campaña de polarización le sentó bien al PP, y un nuevo adelanto electoral probablemente le ayude a segar un poco más la hierba de los pies de C´S y permitirle ir acercándose poco a poco a la mayoría absoluta, ya que tienen un electorado bastante movilizado y pueden vender que son la estabilidad frente al resto. En este proceso de la primera investidura fallida han aprovechado para hacer tragar quina a Albert Rivera con el acuerdo entre los dos, con varias humillaciones de por medio, y está colocando a C´S en la órbita del PP sin regenerarse realmente. El PP espera que dos bacatazos electorales del PSOE, más la rebelión interna de la vieja guardia más los barones, obligue a Sánchez a abstenerse y logren mantener la presidencia del gobierno. Por supuesto culparan a Sánchez del posible adelante electoral y están consiguiendo, junto a los medios de comunicación, establecer una presión inédita sobre el jefe de la oposición.

2. C´S está en una situación muy difícil. Después de un intento fallido de llegar a un gobierno con el PSOE, pero que permitió atar en corto a Sánchez e impedir un acuerdo con Podemos, han acabado en otro intento fallido de investidura con el PP. El primer intento le costó votos, y el segundo, sin que el PP se regenerase, le costará votos también. C´S está en el dilema de convertirse en la muleta del PP, o de tratar de volar a solas para intentar ir sustituyendo poco a poco al PP. C´S, vivo reflejo del IBEX-35 y sus intereses, intenta que los partidos “constitucionalistas” (PP, PSOE y ellos) alcancen un acuerdo de Gran Coalición, ya sea en diferido (con abstención del PSOE) o directamente (en gobierno tripartito) para seguir aplicando el programa neoliberal de contrarreformas. El problema que se encuentran es que Sánchez no quiere pasar a la historia como el enterrador del partido, y el problema que tienen ellos es que en un acuerdo demasiado complaciente con los “populares” puedan quedar desdibujados y vayan poco a poco menguando y sus votos regresando al “hermano mayor”. C´S está entre la espada y la pared, elegir ser muleta del PP, con lo que ello conlleva, o explorar un gobierno alternativo, que puede hacerle perder votantes y apoyos en el Ibex.

Por la izquierda:

3. El PSOE condensa todas las contradicciones presentes de nuestro tiempo político. Es a la vez parte de la solución y del problema. A la vez pacta con Podemos (por ejemplo en Catilla la Mancha o Valencia), y con C´S (en su bastión, Andalucía). A la vez tiene un proyecto federal y una pulsión cuasi-centralista, que le está haciendo perder votos en las regiones periféricas como Cataluña, Euskadi, Navarra, Galicia y Valencia. El PSOE tiene una crisis sin precedentes, ya que comenzó a ejecutar los recortes y no ha realizado una autocrítica seria al respecto, ha ido cambiando de Secretario General y cosechando malos resultados tras malos resultados. Lo que le ha salvado es que ha logrado acceso a CCAA y ayuntamientos donde hacía mucho tiempo que no alcanzaba (como Valencia ciudad y CCAA). Sánchez tiene un difícil juego, tratar de armar un gobierno alternativo al PP con una parte del partido en contra (algunos barones y la vieja guardia socialistas), parte del partido que juega a la abstención para que Rajoy gobierne, pero con la casi imposibilidad de armarlo con los partidos independentistas. El Referéndum para el PSOE es imposible de asumir, ya que el Centro y Sur del partido se opondría frontalmente, incluso su militancia.

Sánchez está recuperando algo de espacio hacia su izquierda gracias a mantener el principio del “NO” a Rajoy, pero puede verse debilitado por el frente mediático (que carga contra él como el causante del bloqueo), al igual que por un revés más que previsible en Euskadi y Galicia, donde, barones como Susana, pueden tener la tentación de derribarle y sustituirle en el liderazgo del Partido. El PSOE se ve encerrado en la paradoja de ser parte del “Régimen del 78” y de impugnar parte de la política neoliberal aprobada en los últimos tiempos. Esta contradicción se ve claramente reflejada en este proceso de investidura, con pulsiones en dos direcciones totalmente opuestas que pueden amenazar con fracturar el partido de forma irremediable. En las próximas semanas, el equipo dirigente del PSOE (bastante débil) deberá de elegir entre lanzarse a la aventura de formar un gobierno con muchas dificultades o abstenerse con otra investidura del PP y ver como el PSOE se rompe por la izquierda y convierte las heridas abiertas del socialismo español en una riada de votos que se pierden por todos los orificios del partido. El PSOE se enfrenta al dilema de la socialdemocracia europea, ser acompañante de la derecha en el camino de destruir lo que esa socialdemocracia construyó en el pasado, o ser parte de la solución de la crisis andando por otro camino.

4. Unidos Podemos se encuentra también en una encrucijada. Por un lado, las dificultades de definición de un proyecto entre una pulsión populista cuasi-desideologizada (Errejón) y una pulsión izquierdista (Pablo e IA) que amenazan con fracturar el partido si no se busca una solución de compromiso. Unidos Podemos también tiene problemas con la cuestión nacional y el referéndum catalán, ya que, el “derecho a decidir” les da votos nacionalistas en las Comunidades históricas, a la vez que estanca el crecimiento en el resto, estando en una situación al revés que el PSOE. Unidos Podemos se encuentra con la contradicción  entre su discurso de política de alianzas parlamentarias (apoyo a un gobierno de coalición con el PSOE) y su práctica (de confrontación con el PSOE), que dificulta o imposibilita alcanzar un acuerdo con el PSOE (como pasó en la investidura pasada). Unidos Podemos deberá de elegir si confrontar con el PSOE a la espera de un improbable sorpasso en unas terceras elecciones, o tratar de alcanzar un acuerdo con el PSOE manteniendo perfil propio (evitando la táctica de Anguita, por un lado, y la de Gaspar Llamazares, por el otro). Las contradicciones en el propio Podemos pueden mediatizar la respuesta que dé el partido a esta situación. Si Podemos se ensimisma en una guerra interna será visualizado como un partido más y probablemente pierda votos a favor del PSOE en una nueva convocatoria electoral (salvo que el PSOE pacte con el PP). Las ansias de alcanzar el gobierno a toda costa, y de proponer un gobierno de coalición para el que no dan los números no facilita salir de los dilemas de la “izquierda a la izquierda” del PSOE que vuelven como una maldición desde los años 90. Hay que insistir que uno puede pactar sin diluirse si uno sabe mantener perfil propio como hizo el PCE durante mucho tiempo, y logra que la ciudadanía se entere de como cambia la práctica institucional y mejora sus vidas estando ellos en el gobierno o en la oposición apoyando un gobierno, sin tampoco renunciar a la legítima competencia electoral por intentar quedar más arriba del PSOE y poder gobernar. El experimento Podemos puede fracasar si la guerra interna se coloca por encima de la política en mayúsculas, como si el ansia del sorpasso, el tacticismo y sacrificar todo a la llegada rápida al poder se coloca por encima de la visión a medio plazo y la necesidad de clarificar el proyecto y las estrategias. Si Podemos fracasa iremos a una situación donde el desierto quedará para los tártaros y será muy difícil construir nada nuevo.

Las posibilidades de un gobierno alternativo: 

Además de la Gran Coalición, ya sea directa o en diferido, de la que ya hemos hablado, o repetir elecciones en diciembre donde probablemente se refuerce los partidos del bipartidismo (que ha fenecido) a costa de los nuevos con más baja participación, existen dos fórmulas de gobierno con sus problemas que ahora relataremos. Hay que señalar que aunque el bipartidismo haya muerto, los partidos del bipartito (PSOE y el PP) siguen siendo necesarios, y lo van a seguir siendo durante mucho tiempo, para poder conformar cualquier tipo de gobierno, y eso hay que tenerlo claro.

La primera opción de gobierno es en la que insiste Unidos Podemos con dos variantes: A) PSOE (85)+Unidos Podemos (71)+ERC (9)+PNV (5)+PDC (8)= 178 (mayoría absoluta en 176). B) PSOE (85)+Unidos Podemos (71)+PNV (5)= 161 a favor. Abstención de C´S y PDC. Votos en contra del PP y resto de nacionalistas (138).

El problema es que ERC prefiere realmente a un gobierno del PP en el poder con el que poder chocar (un nacionalismo necesita a otro) y así poder seguir con la ruta hacia la independencia y no van a aceptar (cosa que puede ser que PDC si acepte) votar “si” sin un referéndum aceptado por parte del Estado. Además, como señalamos antes, es muy complicado que en el PSOE acepten dicha opción ya que podría partir por dos el partido.

La opción con la abstención de C´S, y un gobierno de coalición con el PSOE, sería imposible ya que C´S no se puede permitir el lujo (sin herirse de muerte) de permitir un gobierno PSOE-Podemos con el apoyo de los nacionalistas a los que ha jurado combatir. Con lo cual está descartada.

La segunda opción es compleja, ya que requiere los votos a favor de C´S y Unidos Podemos sin entrar ninguno en el gobierno, que es lo que pretende el equipo dirigente del PSOE: PSOE (85)+ Unidos Podemos (71) + C´S (32)= 188 a favor lo que daría mayoría absoluta sin la necesidad del concierto con los nacionalistas. El problema es que C´S está muy entregado al PP (y al Ibex-35) pero podría tener miedo de una repetición electoral y ceder en última instancia si Unidos Podemos no está dentro del gobierno. A Unidos Podemos le permitiría ir solucionando sus problemas y construyendo el partido, mientras pasa a la oposición y vota a favor a cambio de varias medidas estrella de su programa, sabiendo que no hay correlación de fuerzas en el Parlamento actual para una ruptura completa con la austeridad impuesta por Europa, pero si hay margen para echar muchas leyes del PP al basurero de la historia mientras se rearma para otro ciclo convulso que se avecina. A fin de cuentas el gobierno que salga va a ser débil y difícilmente durará más de un año (hasta la aprobación de los próximos presupuestos generales del Estado) en un contexto de profundización de la crisis y de nuevos recortes venidos de Europa.

Posiblemente la única posible solución a este embrollo, que detendrá un tiempo el proceso de revolución pasiva que estamos viviendo en España, sea un gobierno en minoría del PSOE apoyado en la investidura desde fuera por el Unidos Podemos y C´S (además de otros nacionalistas), donde luego se negocie ley a ley, y se rearmen las fuerzas. Unas terceras elecciones no ayudarán a agrandar la ventana de oportunidad, la cerrarán más si cabe y con ello la posibilidad de lograr un cambio real en este país, y una salida a la izquierda de esta crisis.



Por Pedro González de Molina Soler.



Notas a pie de página:
  1. Antonio Gramsci, “Los cuadernos de la cárcel: Pasado y presente”. Editorial Casa Juan Pablos, México, 2009.
  2. En Waldo Ansaldi, “La democracia en América Latina, un barco a la deriva”. Editorial Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2007.
  3. Los Chicago boys: https://www.youtube.com/watch?v=VDRBaw3DrdI
  4. El consenso de Washington:  https://es.wikipedia.org/wiki/Consenso_de_Washington

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