4D: Cuatro retos para la soberanía andaluza


Voy a saltarme en este artículo la parte de diagnóstico de la situación andaluza porque ya nos lo sabemos y estamos cansados de oirlo y repetirlo. En Equo estamos para buscar soluciones, para reconocer las alternativas que está dando la sociedad andaluza a nuestros problemas. Y para darle forma de proyecto político de futuro. Sólo quiero señalar que tenemos que afrontar la crisis de régimen constitucional en la que estamos, con su carácter diferencial en Andalucía, sin perder de horizonte que tenemos que poner los cimientos y dar pasos firmes que nos conduzcan hacia una nueva civilización.
¿Por dónde empezar a romper el círculo vicioso de esta crisis sistémica? ¿Cómo iniciar un círculo virtuoso que ponga en marcha la transición hacia una Andalucía capaz de incluir a toda la ciudadanía, de cubrir sus necesidades básicas y de sentar las bases para que nuestra cultura popular del buen vivir y nuestra capacidad creativa pueda desplegarse?
Partimos de la visión de que tenemos que volver a acoplar la economía a su base productiva territorial asentando nuestra prosperidad en el buen uso de nuestros recursos naturales, sociales, culturales y humanos. Somos plenamente conscientes de nuestro enorme potencial y de nuestra abundancia de esos recursos, lo cual nos hace confiar en la capacidad de Andalucía de salir adelante. Para ello proponemos a la sociedad andaluza impulsar nuestra soberanía afrontando cuatro grandes retos.

I. Primer reto: la soberanía energética, que constituye el fundamento del nuevo modelo productivo y de consumo. Necesitamos impulsar decididamente la transición hacia un Nuevo Modelo Energético basado 100% en energías renovables. Andalucía depende hoy en un 80% de recursos energéticos que vienen de fuera de nuestro territorio, fundamentalmente gas y petróleo. La huella de carbono asociada a estas fuentes de energía es la principal responsable del desequilibrio de nuestra huella ecológica, superior hoy en tres veces al tamaño de Andalucía. La solución pasa en primer lugar por la apuesta por la economía solar que se nos presenta como la gran oportunidad de reactivación económica de la región. El urgente y necesario cambio de modelo energético y territorial es la gran oportunidad que tenemos para que Andalucía salga de su postración socioeconómica. Tenemos los recursos naturales, el conocimiento, las tecnologías necesarias y la base empresarial. El Parque Solar del desierto de Tabernas es la principal instalación de investigación e innovación en energía solar de Europa. Nuestras universidades cuentan con equipos de investigación punteros en todos los campos vinculados a la investigación sobre energías renovables y eficiencia energética. Tenemos cooperativas de productores y consumidores, como Zencer, preparadas para impulsar la producción solar distribuida con el objetivo de que todos los edificios de Andalucía puedan autoproducir la energía que precisan. Sólo falta el impulso político para ello. Y contamos con Abengoa, empresa líder mundial en la producción eléctrica termosolar, con tecnología desarrollada en Tabernas, que es el complemento indispensable de la producción descentralizada para poder sustituir a las centrales nucleares y térmicas de combustible fósil. Pero además contamos con importantes recursos para producir biomasa como subproducto de la actividad agrícola y forestal y con empresas de economía social que ya están desarrollando este potencial y que sólo precisan de impulso político para que su contribución sea más relevante. Para hacerlo posible desde Equo Andalucía estamos trabajando activamente en la Plataforma por Un Nuevo Modelo Energético y hemos presentado iniciativas al parlamento para que Andalucía se posicionara frente al Estado, tal y como han hecho otras comunidades autónomas, defendiendo al sector de las renovables frente al ataque frontal del Partido Popular.
¿Por qué el gobierno andaluz no hace del cambio de modelo energético una bandera de lucha contra el gobierno de Madrid? La sociedad andaluza no es plenamente consciente de que estamos inmersos  una batalla soterrada entre el viejo modelo fósil, que pretende exprimir con técnicas agresivas las últimas reservas no convencionales de gas y petróleo, y el nuevo modelo basado en la energía solar. Y pese a nuestro potencial de recursos naturales y nuestra tecnología hemos visto como se paraliza el desarrollo solar al tiempo que nuestra costa mediterránea, de Almería a Málaga se ve amenazada por las prospecciones petrolíferas agresivas. Hemos tenido que presionar al gobierno andaluz para evitar la amenaza de convertir Doñana en un gigantesco depósito de gas. Seguimos presionando al gobierno andaluz, desde la Plataforma Andalucía Libre de Fracking (PALF), para que cancele las autorizaciones concedidas para iniciar investigaciones preliminares para extraer gas mediante la técnica de la fractura hidráulica. La última y más reciente batalla la estamos librando a las puertas de Sevilla, presionando al gobierno andaluz para que suspenda los permisos de investigación concedidos a la empresa Oil & Gas Capital para realizar pruebas sísmicas, ya en marcha, en los municipios de Santiponce y Camas en la provincia de Sevilla, el denominado “Penélope”. Mientras las comunidades autónomas de CantabriaLa RiojaNavarra y Cataluña han aprobado en el último año leyes de prohibición del fracking en su comunidad Andalucía sigue expuesta. El gobierno andaluz sigue enredado en los intereses y la industria de la energía fósil y sólo reacciona ante la presión social y política.

II. Reto: la Soberanía Alimentaria de Andalucía.  La agricultura es uno de los principales recursos de Andalucía pero nuestros agricultores siguen estando postrados. Seguimos teniendo pendiente la reforma agraria para una mejor distribución de la tierra. Y seguimos teniendo pendiente que el valor añadido de base agrícola se quede en Andalucía. Pero además tenemos que cambiar el modelo de producción y distribución. Andalucía es hoy una potencia en agricultura ecológica, la agricultura del futuro. Pero está destinada fundamentalmente a la exportación a los mercados europeos. Tenemos que afrontar un triple reto:
En primer lugar tenemos que impulsar la transición desde el actual modelo agroquímico, que nos hace perder diversidad, sabor y calidad alimentaria, al tiempo que agota y erosiona nuestros suelos, contamina nuestros acuíferos  y es fuertemente consumidor de agua, energía y productos fitosanitarios, hacia un modelo agroecológico, libre de productos químicos que nos permitan garantizar una alimentación saludable, adaptado a las condiciones de cada territorio, que recupere la gran diversidad de semillas y especies frutícolas que teníamos.
En segundo lugar, tenemos que acercar la producción al consumo, apostar por la agricultura de proximidad, por los circuitos cortos de comercialización, por la asociación de productores y consumidores en cooperativas. Tenemos que desarrollar nuestro mercado interior demandante de productos de calidad procedentes de nuestra agricultura y ganadería ecológica.  Las áreas metropolitanas de Andalucía deben proteger y poner en producción los suelos agrícolas que aún conservan. Tenemos que crear parques agrícolas en las periferias metropolitanas generadores de empleo de calidad con mercados de proximidad, directos del productor al consumidor, en nuestros barrios y pueblos. Para ello es urgente revisar todo el planeamiento y dar marcha atrás en el proceso de urbanización de los suelos agrícolas. Por ello pedimos una moratoria urbanizadora en Andalucía. Y tenemos que elaborar estrategias de desarrollo comarcal que tengan su base en su potencial agropecuario, forestal, en su riqueza gastronómica, en el turismo gastronómico, cultural y natural, con una red de alojamientos en viviendas que permitan la inserción cultural de nuestros visitantes.
En tercer lugar tenemos que afrontar el reto de impulsar la industria agroalimentaria de transformación, de base cooperativa, de modo que el valor añadido de nuestros productos se quede en Andalucía. No sólo nuestro aceite se envasa y distribuye en gran parte fuera de Andalucía. Nuestros productos primarios de agricultura ecológica son transformados mayoritariamente fuera de Andalucía. Las cooperativas andaluzas agropecuarias con apoyo de nuestro sistema de universidades representan la base sobre la que desarrollar la industria de transformación.

III. Tercer Reto: La Soberanía económica con banca pública y una apuesta decidida por la relocalización de la economía con un nuevo modelo territorial
Para impulsar el cambio de modelo productivo de Andalucía necesitamos crear los instrumentos financieros que lo hagan posible. Y para todo ello precisamos fijarnos el objetivo de lograr la soberanía financiera y cortar las cadenas que nos atan a los intereses de los grandes bancos privados, que hoy marcan el rumbo de la política, en su propio beneficio, con la complicidad de los gobiernos de Europa. Es una batalla que desde Andalucía debe subir hasta el nivel europeo. Un autogobierno andaluz debe tener claro que sin una democratización y redefinición de las funciones del Banco Central Europeo no es posible la democracia económica ni el autogobierno. El gobierno andaluz constituyente tendrá que ser proactivo en la creación de la banca pública y beligerante ante Europa.
Es preciso poner en marcha ya una banca pública andaluza, socialmente cogestionada, y apoyar el fortalecimiento de capacidad de autogestión de los ahorros e inversiones de la ciudadanía andaluza a través de la creación de cooperativas de crédito firmemente ancladas en principios éticos, de economía social y con criterios de respeto a la naturaleza en todas las inversiones que se financien. En Andalucía contamos conservamos nuestras cajas rurales y contamos con iniciativas emergentes de banca ética como Triodos o Fiare y de cooperativas de crédito como la andaluza COOP57.
De este modo conseguiremos los recursos para invertir en nuestro futuro invirtiendo en los sectores claves para mejorar nuestra calidad de vida generando empleo. Ya hemos señalado el de la energía y la agroindustria. Añadimos un tercero.
Tenemos que afrontar el reto de la necesaria transformación de nuestros barrios y ciudades, de nuestros pueblos y comarcas, en ecobarrios, ecociudades y eco-comarcas. El principio sobre el que nos planteamos esta transformación es el de la autosuficiencia conectada. Cada edificio, cada barrio, cada ciudad, cada comarca, Andalucía como Región, se tiene que plantear como meta acercarse al equilibrio entre lo que demanda y lo que produce en circuitos semiabiertos, conectados, de modo que obtengan del exterior lo que no pueden producir dentro. Nuestros edificios, barrios, ciudades y pueblos pueden producir su propia energía. Nuestras comarcas y nuestra región con la diversidad y riqueza de nuestras comarcas pueden producir la mayor parte de lo que necesitamos e intercambiar mediante el comercio el resto.
El objetivo es relocalizar una economía como la andaluza fuerte globalizada. Actualmente Andalucía importa un 80% de lo que consume. Nuestra inserción en la economía global nos hace a la vez dependientes de la fábrica global y vulnerables ante las debilidades de una globalización basada en una energía fósil barata que mueve las mercancías por el mundo. Ante la crisis del modelo energético emergerá de nuevo la economía de base regional. Andalucía puede ser pionera en la relocalización industrial cambiando a un modelo de producción limpia de ciclo semicerrado, poniendo a trabajar nuestras universidades y centros de investigación para aportar el I+D+i que permita desarrollar la base tecnológica que lo haga posible. Y las comarcas emergen como territorio privilegiado para acoplar de nuevo la actividad económica a los recursos de todo tipo disponibles en el territorio.
Tenemos que asumir el reto de introducir orden en el desorden territorial introducido en los últimos años de Tsunami urbanizador. Nos hemos alejado de los modelos territoriales de ciudades mediterráneas compactas, diversas y complejas, que hoy son reconocidas como los modelos sostenibles, y hemos introducido modelos de ciudad dispersa, de influencia anglosajona, muy dependiente de la movilidad del automóvil privado. Por otra parte tenemos un patrimonio edificado energéticamente ineficiente y con graves síntomas de obsolescencia. Tenemos que asumir el reto de rehabilitar de forma urgente gran parte de nuestros barrios y edificios. Ello nos brinda la oportunidad de impulsar un amplio programa de rehabilitación sostenible de barrios y edificios. Las inversiones en ecoeficiencia tienen un retorno en forma de ahorro en consumo energético. Son pues rentables. Sólo precisan disponibilidad de crédito asequible. Tenemos y podemos  reducir en un 75% el actual consumo de energía, mejorando el aislamiento de las fachadas y cubiertas de nuestros edificios, y podemos lograr el autoconsumo de energía con renovables colocando placas solares en nuestros techos. Este ambicioso programa de rehabilitación ha de ser percibido como una inversión, puesto que nos permitirá recuperar en ahorro lo gastado, y una oportunidad de reconvertir y generar empleo en el sector de la construcción.
Y tenemos que cambiar el rumbo de nuestras políticas de movilidad y transporte. En las últimas décadas, tanto el gobierno andaluz como el estatal han priorizado las inversiones en crear grandes infraestructuras para el automóvil. Es el modelo de la era de la energía fósil y no sirve para la era de la energía renovable. Tenemos que dar un giro de 180º a esta política y orientarla hacia el impulso del ferrocarril electrificado como vía privilegiada de transporte de mercancías y personas. El ferrocarril debe vertebrar Andalucía, conectarla con Europa y África y articular nuestras áreas metropolitanas con servicios de cercanías eficientes, conectados con sistemas de metrobús y de redes e infraestructuras para el desarrollo de la bicicleta.
Por último, tenemos que dar un giro a nuestro sector turístico. Tenemos recursos culturales y paisajísticos que nos permiten cambiar el modelo de turismo de masas, gestionado por grandes turoperadores, por un modelo turístico gestionado de forma distribuida capaz de generar riqueza y empleo de forma también distribuida y continuada a lo largo del año. Tenemos la oportunidad de impulsar un turismo de viajeros, de personas que buscan la inmersión en nuestra cultura y no el consumo de productos prefabricados y estereotipados. Dirigido en primera instancia a los propios andaluces, a que conozcamos nuestro rico patrimonio cultural expresado en la diversidad de nuestras comarcas y la belleza de nuestros pueblos, en su gastronomía, en su arquitectura popular, en el saber popular de nuestras gentes.
Estos retos sólo los podremos afrontar con el motor de cuatro hélices que constituyen la administración pública, la sociedad, las universidades y las empresas andaluzas trabajando de forma cooperativa y alineada en torno a objetivos comunes. He aquí una política estratégica para la reactivación de la economía transformando nuestro modelo económico y territorial.

IV. Cuarto Reto: La Soberanía política. Estamos sin autogobierno cuando más lo necesitamos. “La debilidad socioeconómica andaluza, provocada por la mezcla de autoritarismo, centralismo y clientelismo tradicionales en España (y exacerbada por el franquismo), tuvo un momento de ruptura durante la transición gracias a la movilización social del 4D. El pueblo andaluz logró cambiar la historia y contribuir a un modelo de Estado equilibrado, que permitió romper con las tensiones centralistas de la clase privilegiada andaluza y española, y con las intenciones de asimetría fiscal de las burguesías nacionalistas vasca y catalana. En aquel momento el paso adelante dado por la sociedad andaluza fue decisivo. Si bien el potencial de cambio abierto no ha sido aprovechado en estos años, la crisis nos devuelve al punto de partida*”. El proceso constituyente abierto nos llama a los andaluces de nuevo a tomar el liderazgo en el cambio de nuestra propia comunidad y del modelo de estado. Andalucía puede liderar la construcción de un proyecto de Estado Federal. El primer derecho soberano de los pueblos es el establecimiento de la libre federación de las naciones que componen el estado. Pero Andalucía también puede contribuir a construir una Europa de los Pueblos establecida sobre la soberanía popular y no sobre la tiranía de los mercados financieros.
Para alcanzar la soberanía popular necesitamos crear las condiciones económicas y sociales que la hagan posible y ahí juega un papel fundamental la Renta Básica Universal, incondicional. No hay libertad, ni emancipación, ni soberanía, sin crear las condiciones materiales para ello. Esta herramienta nos permitirá el reparto del trabajo socialmente necesario, al ser compatible con el trabajo a tiempo parcial. Y eliminará la presión productivista que hoy justifica cualquier actividad, por nociva que sea, si crea empleo.

Necesitamos soberanía energética, alimentaria, económica y sobre nuestros recursos naturales y nuestra biodiversidad, necesitamos una renta básica universal: Sólo serán posibles con soberanía política. Pero la soberanía política no reside ni en el gobierno andaluz ni en el parlamento andaluz. Reside en el pueblo andaluz que debe dotarse de las herramientas para ello.
Al mismo tiempo debemos comprender que no podemos defendernos de la principal amenaza para nuestro futuro, el cambio climático  sin federar nuestra soberanía. Andalucía tiene que hacer su parte de deberes en la lucha contra el cambio climático y aquí hemos indicado cual es el camino. Pero sin un gobierno mundial asentado en una ciudadanía mundial, sin una federación libre de pueblos y naciones, no será posible proteger nuestro clima, ni poner a la economía al servicio de la sociedad, ni garantizar el justo reparto de la riqueza de la Tierra. El universalismo andaluz tiene que afrontar los retos globales creando alianza entre pueblos para hacerlo posible.
Andalucía tiene una base firme sobre la que asentar la nueva civilización. Una civilización que habrá de resolver la ecuación de orientar la economía hacia el bien común dentro de los límites del planeta. Basada en el principio de cooperación y no en el de competencia. Con mecanismos de redistribución de la riqueza que permitan asegurar a toda la población lo preciso para una vida feliz. La sociedad andaluza tiene una sabiduría asentada en su cultura popular, su espíritu acogedor su cultura del buen vivir y su carácter solidario, autogestionario, creativo y universal.
El proceso constituyente no puede abordarlo un partido sólo. Ni siquiera el partido que hoy es depositario de las esperanza de cambio. Llamo aquí a la responsabilidad de Podemos para comprenderlo a tiempo. Porque sólo tenemos una rendija de oportunidad y se puede cerrar sin que la aprovechemos. Tenemos que construir las bases para una democracia directa desarrollando al máximo los mecanismos de deliberación ciudadana y consulta vinculante así como el poder de revocación. Cambiar las reglas de juego es tarea colectiva y plural, no de partido único.
El proceso de cambio civilizatorio aún menos lo puede desarrollar un único partido. Llamo a la responsabilidad de PODEMOS para liderar el proceso contando con una alianza plural de actores de cambio. EQUO ha nacido como proyecto de largo recorrido. En tres años hemos construido las bases de una democracia horizontal y un proyecto político con ideas cargadas de futuro con vocación de cooperación política. No se puede movilizar a toda la ciudadanía desde un partido único de los de abajo. Es preciso reconocer y construir la unidad de los de abajo en la diversidad de proyectos y visiones de futuro. Tenemos que estar todos a la altura del reto y de la oportunidad. No la dejemos escapar.
* Del Documento de Estrategia Política de Equo Andalucía, I Asamblea, Diciembre de 2012
Esteban de Manuel
Coportavoz de Equo Andalucía




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