Las compañías mineras están ampliando las fronteras de la extracción,
llegando a lugares antes inaccesibles (fondos marinos, polos, bosques
primarios, tierras de pueblos ancestrales), o volviendo sobre
yacimientos explotados a mover montañas para hacerse con algunos kilos
de mineral. Esquilman el subsuelo y devastan suelos y aguas, lo que
provoca a menudo protestas, que están logrando repeler su voracidad en
muchos casos[1]. Pero en otros, las mineras extienden un manto de silencio tan denso como la manta de aire ácido y metálico que a fines del XIX provocaban las compañías mineras en el país de los humos
(comarca del Andévalo) al quemar al aire libre las piritas. Ya
entonces, ciertamente, tuvieron que imponer el silencio masacrando una
manifestación pacífica en febrero de 1888[2].
Sí, esquilman, porque nunca tienen bastante y lo que extraen no se
repondrá y antes o después quedará disperso e inaprovechable. Y
devastan, porque por mucho que prediquen sofisticación y fiabilidad
técnica, y hasta la mejoren, el azufre, cianuro, arsénico, mercurio,
etc. que extraen, vitales al industrialismo pero letales para la vida si
sobrepasan dosis ínfimas, van a terminar envenenando suelos y aguas, si
no en nuestra generación en las siguientes: porque son sustancias
intratables, que solo pueden almacenarse o trasladarse a otros lugares
donde se haya impuesto mayor silencio aun. Su extrema toxicidad
permanecerá siempre, mientras que las vasijas que deberán contenerlos
(balsas, cápsulas…) sufrirán deterioro, escapes, roturas ¿en cinco,
veinte, cincuenta años? Y sí, silencio, que procuran obtener con
trasnochada apelación al “Crecimiento”, chantaje del “Trabajo”, soborno y
crimen, combinándolos en dosis variables, según lo requiere el lugar
que se proponen esquilmar.
En la minería de sulfuros polimetálicos en Andalucía vienen
lográndolo. En silencio reventó la balsa de lodos de Aznalcóllar, o el
muro de contención de la corta de La Zarza, y en silencio están
reaprovechando viejas o abriendo nuevas.
El sindicato minero AMINER, con
la alianza de los sindicatos obreros, ha convencido a las autoridades
de la Junta de que la minería es una actividad que traerá riqueza, un
“sector estratégico”. La Estrategia Minera de Andalucía 2020 lo afirma
con entusiasmo. Y muchas actuaciones de las autoridades lo avalan.
Algunas son especialmente significativas, como el protocolo de
colaboración firmado por Junta y AMINER en 2015, para actuar
conjuntamente en “el fomento, difusión y promoción de la minería
metálica” y sumar esfuerzos para la “atracción a inversores potenciales
al territorio”. El protocolo ha tenido sus actualizaciones y no parece
que vaya a ser denunciado por el nuevo gobierno. Se afirma en él que
“Andalucía se situará como referente europeo para el subsector de la
minería metálica”. Y todo en silencio, porque los firmantes se
comprometen a que “el desarrollo de su finalidad tendrá carácter
confidencial y no podrá ser revelada a terceros sin el previo
consentimiento de ambas partes”. Los terceros somos la ciudadanía,
objeto silenciado del pacto. Los firmantes han decidido que es mejor el
democrecimiento, que requiere acallar palabras para traernos
cachivaches, que la democracia, a la que sobran muchos cachivaches pero
requiere de palabras independientes.
Mucha reserva blinda también los contratos de publicidad y patrocinio
entre las compañías con poder para esquilmar y los grupos mediáticos
con poder para influir en la opinión pública. Lo que publican sobre
minería atestigua que, en lo fundamental, convienen con AMINER y la
Junta en que Andalucía sea “una región minera con predicamento
internacional”.
Pero entre las voces de exaltación minera sobresale ABC: con motivo
de la celebración del I Salón Internacional de la Minería Metálica,
patrocinado por la Junta, publicó un especial de 44 páginas a todo color
(3/11/2015). El artículo central se titulaba “Sevilla, epicentro
mundial de la minería metálica”. Y el Consejero de entonces ofrecía
contento a las mineras todo el suelo andaluz disponible para explorar,
porque, remachaba, “no puede permanecer en barbecho” (p. 19).
Volvió ABC a publicar otro especial durante el II Metallic Mining Hall
(7/10/2017) donde todo eran loas al “despertar de un gran sector
industrial”. Además, el periódico hace un seguimiento cotidiano de los
avatares mineros: solo entre abril y julio de este año ha publicado doce
noticias relacionadas con la faja pirítica. En ellas, ciertamente, da
cabida a posiciones críticas con la minería, accidentes o sentencias
condenatorias contra las mineras, como la reciente del Tribunal Superior
de Justicia de Andalucía, que da la razón a Ecologistas en Acción, que
había denunciado las inseguras condiciones ambientales que la Junta
había alegremente aprobado a Atalaya Mining para operar en Rio Tinto.
Claro que, en estos casos, para no empañar su entusiasmo extractivista,
termina las noticias dando la voz a las mineras (5/4/2019).
Sorprende por eso que ABC no haya recogido –como sí lo han hecho
otros medios- la rueda de prensa que Steven Emerman ofreció en Sevilla
el pasado 24 de junio tras inspeccionar las balsas de lodos tóxicos de
Rio Tinto. Y es el caso que sí estuvo presente la periodista del Diario,
que fue, además, la que más preguntas formuló a Emerman. El profesor
Emerman es especialista en modelización hidrológica e interpretación
geofísica de presas de lodos mineros, ha enseñado en la Universidad de
Utah, y ejerce actualmente peritando este tipo de depósitos. Estuvo en
Rio Tinto a requerimiento de Ecologistas en Acción y con el apoyo de
London Mining Network, organización dedicada a denunciar abusos y
desastres de la minería en el mundo.
Las tres balsas de Rio Tinto (Aguzadera, Gossan y Cobre) contienen
muchas veces la cantidad de lodos que contenía la balsa de Aznalcóllar, y
creciendo, pues Atalaya Mining está vertiendo en ellas los residuos de
su planta. Se trata de un tipo de vasijas que, como la que reventó en
Aznalcóllar o las siniestradas de Bromadinho y Samarco en Brasil,
carecen de la mínima seguridad que la prudencia (no el lucro) exigiría.
Las conclusiones preliminares del profesor Emerman sobre las de Rio
Tinto son inquietantes: su diseño es defectuoso, la proporción de agua
de los lodos es demasiado alta, y el vertido actual está aumentando la
mezcla de arenas y limos, incrementando así la probabilidad de
licuefacción estática. Además, se ha iniciado ya la erosión interna en
las presas. Conclusión de Emerman: hay un riesgo importante de rotura.
En octubre, otra vez con el agasajo de la Junta, se celebrará la III
Edición del Mining and Minerals Hall. Es previsible que, como en las
ediciones anteriores, ABC saque un especial a todo color. ¿Estará
esperando a entonces para publicar el informe de Emerman? No lo sabemos:
es confidencial.
[1] véase el mapa de conflictos ambientales generados por minería en el Atlas de Justicia Ambiental: http://www.ejolt.org/),
[2] Chastagnaret, Humos y sangre, 2017
Félix Talego Vázquez
https://portaldeandalucia.org/opinion/aminer-la-junta-abc-y-los-lodos-de-rio-tinto/
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