Dos escenas golpean mi mente esta
precampaña electoral. Una es la de las derechas y la extrema derecha
mintiendo sobre la ruptura de España, el supuesto golpe de Estado en
Cataluña y el anuncio de un 155 más duro; replicada desde el Gobierno
con la visita a las tumbas de Manuel Azaña y Antonio Machado, el intento
de exhumación de Franco del Valle de los Caídos y la llamada
antifascista de la izquierda, de una parte. ¿De verdad tiene sentido
este alboroto? De otra, las manifestaciones de jóvenes en Europa
–también recientemente en España− exigiendo a los gobiernos que actúen
contra el cambio climático, pues se quedan sin futuro. La respuesta de
las derechas y de la extrema derecha ha sido: iros a estudiar. Son dos
mundos –ahora− en pugna: el de la depredación y el de la vida, que
tienen dos lógicas diferentes: extinción o rebelión.
Esta visión refleja la dualidad del mundo
actual. Hoy nuestro mundo ya no está solo. A partir de hoy el mundo
–político, social, económico, humano en definitiva− tiene que aprender a
con-vivir con el planeta. Con los sistemas que sostienen la vida: el
clima, los ecosistemas, la biodiversidad, el resto de seres vivos, sin
los cuales el ser humano y su mundo no pueden sobrevivir. El 1%, sin
embargo, aspira a perpetuar la razón económica pura, el business as usal,
sostener su modo de vida en islas de prosperidad, en burbujas aisladas
que actúen como arcas de este sistema industrial explotador, sin
importar las consecuencias. Para ello ha establecido una «complicidad
entre progreso y fascismo», que se ve con claridad a través de las
narrativas y agendas del neofascismo, la Cuarta Revolución Industrial o
los Objetivos del Desarrollo Sostenible, que siguen sin cuestionar las
lógicas del crecimiento y producción industrial en una nueva huida hacia
delante. Lógicas que son apoyadas por todas las fuerzas políticas de
Gobierno y aquellas que tienen representación propia en los parlamentos.
Hoy como hace 50 años la juventud está en
la calle. Gritan que vivimos en emergencia climática, que no hay
planeta B. Que con un futuro achicharrado por el calor, las sequías, sin
petróleo, con alimentos más caros, ¿¡para que van a estudiar?! Piden
algo simple: que los científicos sean escuchados. Ante la política de la
inacción climática y de la ilusión del crecimiento, en algunos países
ha nacido un movimiento social que quiere activar a la ciudadanía y
presionar a los gobiernos de todo el mundo con el fin de actuar
urgentemente ante la actual emergencia climática. «Extinción/Rebelión».
Es un movimiento de desobediencia civil, internacional, masiva y
pacífica destinado a actuar «allí donde muere la esperanza» ante la
parálisis y la inacción climática de gobiernos y poderes económicos.
Este movimiento ha publicado un manifiesto que dice: «La
ciencia es clara, los hechos son incontrovertibles, y es inconcebible
para nosotros que nuestras generaciones más jóvenes deban soportar la
peor parte de un desastre sin precedentes de nuestra propia creación…
Nuestro gobierno es cómplice de ignorar el principio de precaución y de
no reconocer que el crecimiento económico infinito en un planeta con
recursos limitados no es viable… Cuando un gobierno voluntariamente
declina en su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos de daños y de
asegurar el futuro para las generaciones venideras, ha fracasado en su
deber más esencial de administración. El contrato social se ha roto y,
por lo tanto, no sólo es nuestro derecho, sino también nuestro deber
moral rechazar la inacción del gobierno y el flagrante abandono de sus
deberes, y rebelarnos para defender la vida misma. Por lo tanto,
declaramos nuestro apoyo a la Rebelión contra la Extinción. Respaldamos
totalmente las demandas que solicitan al gobierno que se atreva a decir
la dura verdad a la ciudadanía. Pedimos la puesta en marcha de una
Asamblea Ciudadana que trabaje con la comunidad científica sobre la base
de la evidencia existente y de acuerdo con el principio de precaución,
desarrollar urgentemente un plan creíble para la rápida y total
descarbonización de la economía».
Los jóvenes, las mujeres y los
integrantes de este movimiento hablan, dicen lo mismo: cambiemos el
sistema, no el clima. La gente con sentido común también. Las viejas
recetas ya no sirven. «Vamos despacio porque vamos lejos» tampoco. «Es
hora ya de rebelarnos contra el control corporativo capitalista
[multinacionales] que pone el beneficio económico a corto plazo por
encima de nuestra propia existencia. Vamos muy tarde y estamos cerca de
no llegar a tiempo.» ¿Qué prefieres: extinguirte o rebelarte? Tenemos
una oportunidad y una responsabilidad moral: encontrarnos en la Asamblea
Ciudadana. Yo ya he dado el paso. Hazlo tú también.
Francisco Soler
http://mas.laopiniondemalaga.es/blog/barra-verde/2019/03/04/extincion-o-rebelion/
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