Israel Pintor -El héroe instrospectivo-


Por las céntricas calles de Sevilla rezuma el olor a azahar. Ha llegado la primavera. Sus blancos pétalos esparcidos, acompañan nuestros pasos. Sevillanos pegados al manillar de sus bicicletas de alquiler, deambulan a primera hora de la tarde. Interrumpiendo entre la muchedumbre, la sombra de Israel Pintor aparece en la puerta de la cafetería. Se distingue la figura de un joven de estatura y complexión media que parece recién aterrizado de otro planeta. Camisa blanca impoluta, cárdigan rojo y vaqueros. A lo british. Sobriedad y sencillez en estado puro. Lo más llamativo son las redondas gafas vintage que adornan su rostro. Un rostro carismático, entrañable y risueño. 

Entre sorbos de café y té, se cruzan las primeras palabras. “Acá en México decimos infusiones a todo”. [Sonríe]. La cita con el escritor tiene como premisa fundamental la literatura. 

La literatura es una forma de arte por antonomasia. Cuando se le pregunta sobre su propia concepción del arte, el gesto se su rostro se torna entre fascinación y sorpresa. “¡Vaya pregunta! Primero te digo lo que significa para mí, y luego a ver si soy capaz de aterrizar en una palabra que pueda definirlo”. Nos retrotrae en el tiempo, concretamente a su infancia. Esta vez no es la magdalena de Proust, sino todos los objetos donde se pudiera escribir. Desde libretas, bolígrafos, papel, hasta en el suelo. “Cuando crecí, fue despertándose de manera más clara mi vocación. Entendí que a través de la literatura podía hacer algo que yo iba buscando hacer a través de mi carrera.” 

Empezó estudiando comunicación. “Yo tenía la intención de establecer un vínculo de comunicación con las personas. Siempre he sido bastante cotilla.” [Risas]. La vocación literaria la afiancé en la universidad dedicando mi último año de mi carrera al periodismo cultural y a la creación literaria. [Hace una pequeña pausa y retoma el hilo]. “Sabía que a través del periodismo lo iba a poder conseguir pero no había tenido la oportunidad de confirmar que en el periodismo se comunica mucho, sí. Pero casi siempre se comunica lo que otros quieren que comuniques.” Cuenta la pasión que le reportó el periodismo en los años que lo ejerció hasta descubrir que, lo que realmente le motivaba a escribir, era la comunicación personal. Aquella que no estuviera condicionada por terceros. Sentirse libre. “Exacto. Puede ser de la naturaleza que sea, da igual si es más trascendente o más frívolo. Eso no me importaba. Lo que me importaba era tener la autonomía suficiente para poder hacerlo. Para mí el arte de la literatura es eso. La vía a través de la cual soy capaz de comunicarme con las personas de la manera más efectiva posible. Y creo que mi capacidad para establecer vínculo con las letras es la más efectiva.” 

Definir el arte es más difícil. Comenta los intentos que ha tenido la academia para establecer una designación lo más completa y fidedigna posible. Se recurre a la subjetividad. “Para mí sigue siendo y fíjate como vuelvo inevitablemente a la subjetividad, un medio a través del cual las personas podemos expresar nuestras emociones, nuestros sentimientos pero también nuestras ideas. Quizás otra disciplina, otras áreas en las que se construye el conocimiento. La humanidad se preocupa al menos por la expresión de ambas partes de manera conjunta. Me refiero a la expresión de las ideas, los sentimientos y las emociones.” 

Intentamos escudriñar en el panorama literario actual. Israel hace especial hincapié en el contexto. En una escritura cada vez más globalizada, es difícil encontrar las diferencias pero sigue habiéndolas. “La producción literaria que puede entrar en un circuito de distribución o de publicación más formal a través de una editorial, suele estar ya bastante permeada de una cultura más global”. Recurre al ensayo titulado “Luz Nueva” del escritor Vicente Luis Mora, a modo de ejemplo. Estos nuevos escritores, nacidos entre los 80, proponen definiciones sobre la literatura moderna, postmoderna y otro tipo de literatura a la que designan como “mutante”. “Es narrativa que empieza a destacar por la influencia que tiene culturalmente hablando, la tecnología y su naturaleza en la vida cotidiana. Se escriben relatos tomando como pretexto fragmentos de búsqueda de Google. “La tecnología de alguna forma está calando en la forma de concebir la literatura y de darle forma.” Puntualiza. 

Los temas que inspiran a nuestro escritor están protagonizados a menudo por el amor, la escritura creativa, la creación literaria y el sexo. Confiesa que en estos últimos años siente una mayor atracción por conceptos de carácter más espiritual. Nos planteamos la exigencia de transmutación del dolor en arte. La idea romántica del escritor frustrado y la necesidad de la desdicha para el proceso creativo. “Creo que sí. Partir del dolor, de la infelicidad, de algo que en tu vida te puede resultar complicado, puede ser fuente a veces incalculable y valiosa de inspiración para la creación artística pero creo también que no es la única forma ni la mejor.” Israel establece dos perspectivas. “Algunas de mis obras, quizás la mitad de ellas, han necesitado del conflicto, de la crisis, del dolor, para ser creadas. Pero estamos hablando de proyectos puntuales y no de que eso sea metódicamente necesario para la producción del contenido. En la otra mitad no he partido de allí, sino de una inquietud estética, una intención comunicativa completa. Eran experimentos más que de fondo, de forma.” Nos cita a la escritora Elizabeth Gilberth, autora del libro “Come, reza, ama” como ejemplo de autora que recoge en su última obra “Big Magic”, el proceso creativo que no parte de la crisis.

Confiesa que formar parte de la Fundación Antonio Gala le cambió la vida. Supuso el principio de su carrera literaria. Lo relata como un encuentro muy enriquecedor entre artistas de todas las disciplinas. Escribió además su primer cuento titulado “Pasiones Íntimas”, de la mano del propio Antonio Gala. Tras publicar “Puertas del Paraíso” a raíz de una propuesta en común con el director mexicano Julián Hernández, llega entre tintes warholianos y rezumantes de cultura pop, “Curso de amor, belleza y sexo”, premiada con el Premio Andalucía Joven de Narrativa 2015. 

Es una novela que habla de la creación como forma de vida. El autor hace un ejercicio de riesgo, de introspección. Su estilo recuerda a autores de la generación perdida, en palabras del jurado. Desde Scott Fitzgerald, hasta Arthur Miller. En ella intervienen los cinco sentidos. En la construcción del personaje, del propósito de vivir como escritor y como persona que ama a través de la literatura. Dotada de puros tintes vanguardistas, está escrita en segunda persona. Pura ironía a los manuales de autoayuda. La búsqueda que hace su personaje de la belleza inalcanzable. Aquella que va desde lo sublime a lo más frívolo.


Lucía Velasco

1 comentarios:

Israel Pintor dijo...

Ha sido muy chulo compartir esa tarde primaveral de conversación contigo, Lucía. Gracias por la entrevista y por tus palabras. Sólo una cosilla: lo que escribí en la Fundación Antonio Gala fue mi primer libro de cuentos, no un cuento solo. Se llama "Pasiones simples" y está disponible en la Google Play Store. Luego vino mi primera novela "Las puertas del paraíso" (UAM, 2015), también disponible en España, en su versión electrónica en la Google Play Store. Y la novela ganadora del Premio AJN15 fue "Curso de belleza, amor y sexo" (Berenice, 2016), que está en Amazon en su edición en papel, así como en las mejores librerías. Un abrazo fuerte.

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