Reino
Unido da la espalda a Estrasburgo, ¿hacia un 'brexit' del Convenio
Europeo de Derechos Humanos?
El
derecho de voto de los prisioneros ha enfrentado al Reino Unido y al
Tribunal Europeo de Derechos Humanos durante una década. Durante el
último congreso del partido conservador, David Cameron anunció una
reforma para que los jueces británicos puedan ignorar la
jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo. ¿Un guiño a los
votantes euroescépticos u otro puente roto entre las islas
británicas y el continente?
La
protección de los derechos fundamentales en Europa, el Convenio y el
Tribunal Europeos de Derechos Humanos
El
continente europeo ha presumido históricamente de ser el creador de
los Derechos Humanos. Quizá por esta razón, estos derechos se
encuentran protegidos a través de una serie de instrumentos
nacionales e internacionales.
En este espíritu se creó, el 5 de mayo de 1949, el Consejo
de Europa,
una organización pan-europea cuyos para la defensa y promoción de
la democracia, los Derechos Humanos y el Estado de derecho.
Para
alcanzar sus objetivos, el Consejo de Europa adoptó en 1950 el
Convenio
Europeo de Derechos Humanos
(CEDH), una carta de derechos y libertades fundamentales inspirada en
gran parte por la Declaración
Universal de Derechos Humanos de la ONU.
El CEDH constituye la primera declaración de derechos vinculante
adoptada a nivel europeo y, para asegurar su cumplimiento por parte
de los Estados miembros del Consejo de Europa, su adopción se
acompañó de la creación del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos
(TEDH), situado en la ciudad francesa de Estrasburgo.
[El
peculiar
funcionamiento del TEDH
permite que los individuos apelen directamente y en nombre propio a
esta instancia. De esta manera, el Convenio puede ser invocado frente
a un Estado signatario por “toda persona dependiente de su
jurisdicción”, sin limitarse a sus ciudadanos o residentes,
siempre que haya agotado previamente todos los recursos judiciales
nacionales. Los jueces del Tribunal Europeo de Derechos Humanos se
pronuncian sobre la violación o no del CEDH y pueden condenar al
Estado responsable a una indemnización o a modificar la ley nacional
para adecuarla a su decisión, sin modificar o anular en ningún caso
una decisión judicial nacional.]
Reino
Unido y el TEDH, una historia de desconfianza y conflictos de
autoridad
La
tradicional desconfianza inglesa hacia las instituciones europeas no
ha hecho una excepción con el Convenio y el Tribunal de Derechos
Humanos. Reino Unido ratificó el CEDH en 1951 y, aunque desde
entonces el país estaba obligado internacionalmente, el Convenio no
constituyó Derecho interno del país hasta 1998. Antes de ese año,
al igual que el resto de los países que han ratificado el CEDH, el
Reino Unido puso en marcha un dispositivo judicial interno para que
la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo fuera aplicable. Sin
embargo, en virtud de este dispositivo, los jueces y tribunales sólo
podían basar sus decisiones en aspectos del Convenio que previamente
el Parlamento inglés hubiera incorporado a una determinada ley
nacional.
En
1998, tras años de resistencia a la entrada del CEDH en el
ordenamiento jurídico inglés, se aprobó bajo el mandato del primer
ministro Tony Blair el “Human
Righ Act”,
una norma que finalmente incorporaba el Convenio como Derecho propio
del Reino Unido, aunque de forma condicionada. De hecho, el “Human
Right Act”
fue presentado como una manera de devolver los derechos recogidos en
el CEDH al Reino Unido, evitando así que los ciudadanos ingleses
tuvieran que acudir a instancias internacionales para su defensa. Se
mantuvo además una posición excluyente, ya que no recoge la
totalidad de los derechos listados en el Convenio y sólo obliga a
interpretar las leyes inglesas de conformidad con el CEDH en la
medida en que sea posible (“so
far as it is posible”).
Aún en caso de contradicción, los jueces sólo pueden emitir una
“declaración de incompatibilidad” que no deroga la ley nacional.
El
derecho de voto de los prisioneros en el origen del conflicto y sus
inciertas consecuencias
La
relación entre el Reino Unido y el TEDH, a pesar de todo, ha sido en
general positiva, con una tasa de condena inferior a la media de los
47 Estados miembros del Convenio. Sin embargo, el derecho de voto de
los detenidos constituye la raíz de un tenso enfrentamiento que dura
ya una década. Prohibido por la ley británica, en 2005 el TEDH
reconoció este derecho a un antiguo prisionero y, en virtud del
derecho a elecciones libres consagrado en el protocolo adicional del
Convenio, obligó al gobierno inglés a indemnizar al demandante con
23.000 euros. Los jueces de Estrasburgo pidieron además que Reino
Unido se adaptara, en lo que concierne al derecho de voto de
prisioneros, a la jurisprudencia en vigor en la mayor parte de los
Estados miembros del Consejo de Europa, una petición difícil de
digerir para el Parlamento inglés.
[La
demanda no sólo ha sido ignorada durante estos años, sino que los
conservadores han reavivado la polémica en varias ocasiones. En
2006, cuando se encontraba en la oposición, David Cameron prometió
la aplicación de los valores específicos del Reino Unido, mientras
que en 2011, ya como primer ministro, admitía en el Parlamento
británico que la idea de permitir
el voto a los prisioneros le pone enfermo.]
Las
relaciones entre Londres y Estrasburgo parecen haberse tensado en los
últimos tiempos, quizá como resultado de la delicada situación que
Reino Unido atraviesa en Europa, marcada por un enfrentamiento
abierto a cuenta del euro,
amenazas
de abandono
y un pulso
perdido contra Jean-Claude Juncker.
En cualquier caso, durante la clausura del congreso del partido
conservador celebrada el pasado 1 de octubre, Cameron retomó el
enfrentamiento con el TEDH al prometer que limitaría su influencia
en el ordenamiento inglés si era reelegido en las elecciones
generales de 2015.
El
brexit
o salida británica (British
exit),
referido en este caso al CEDH, se concretaría a través de un “Bill
of rights”
o declaración de derechos, que si bien tendría una
naturaleza y unas consecuencias
aún poco claras, permitiría a los jueces británicos ignorar la
jurisprudencia del TEDH. Aunque dice respetar las intenciones
iniciales del Convenio, Cameron ha criticado la deriva de la
jurisprudencia del Tribunal y en el mismo discurso de clausura afirmó
que el
país que escribió la Carta Magna no necesita lecciones de jueces en
Estrasburgo.
[A
pesar de la vehemencia de sus palabras, los analistas políticos han
interpretado estas declaraciones como un intento de ganarse tanto a
los euroescépticos de su partido como a los electores del UKIP
(United
Kingdom Independence Party),
un partido de extrema con tintes xenófobos liderado por el mediático
eurodiputado Nigel Farage.]
El
Consejo de Europa cuenta con dos órganos: el Comité de Ministros,
compuesto por los ministros de Asuntos Exteriores de cada uno de los
actuales 47 Estados miembro, y la Asamblea Consultiva, el órgano
deliberante del Consejo de Europa. Si se llegara a producir una
ruptura entre el ordenamiento nacional inglés y el CEDH, el ministro
británico se vería sin duda sometido a presión por parte del resto
miembros. La Asamblea podría incluso expulsar al país, aunque es
más probable que se decantara por una solución menos agresiva, como
la suspensión del derecho de voto (situación en la que se encuentra
Rusia tras la invasión de Crimea). A pesar las amenazas, es difícil
imaginar que un Gobierno británico, incluso de signo conservador,
fuerce la situación hasta colocar al país en el mismo plano que una
Rusia criticada y sancionada por la comunidad internacional, pero
Reino Unido siempre ha mantenido un tira y afloja con el continente.
Ésta
es una explicación sin ánimo de lucro
Por Mario López Oliva
Por Mario López Oliva
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