GAZA SIGUE LLORANDO

Palestina, Siria, Afganistán, siguen llorando. Unas lágrimas a las que nos hemos acostumbrado. Imágenes de destrucción y sangre,  de mujeres y niños bombardeados, horrores de la guerra de ese lado del mundo. Guerras por los recursos, por el agua, por la identidad perdida. El conflicto palestino-israelí parece no tener fin. Cuatro generaciones de palestinos han nacido bajo el mismo horror, bajo una violencia que genera más violencia.

Antes, durante y después el establecimiento de Israel, el pueblo palestino ha sido víctima de un plan de violencia premeditado por parte del poder sionista. 531 pueblos desalojados, cerca de cinco millones de refugiados y desplazados, que viven en el abandono, que siguen reclamando el retorno a sus tierras y el reconocimiento de sus derechos nacionales.

¿Acaso Israel no recuerda que hace dos mil años los judíos palestinos, sus antepasados, se enfrentaron a las legiones del Imperio romano en una Massada sitiada y se suicidaron en masa antes de rendirse? ¿Han olvidado  la rebelión popular contra la invasión romana en la murieron miles de judíos palestinos y tuvieron que dispersarse una vez más por el mundo? ¿También olvidaron “la solución final” aplicada por los nazis? ¿No piensan que es esa misma dignidad extrema la que lleva a la resistencia de los palestinos ocupados? ¿Han perdido la memoria los judíos israelíes? Lo que sucede es que se han cristianizado tanto como sus perseguidores europeos y que ya llegaron a Palestina con el terror del exterminio a cuestas.

El castigo colectivo que los sionistas pretenden infligir a su adversario político, empuja al más irracional, loco y furioso de los odios y la ideología de Hamás también contribuye al ciclo acción-reacción, retroalimenta el conflicto y las operaciones militares. La respuesta de Israel, con el ejército mejor pertrechado del mundo, es siempre contundente, excesiva, y tremendamente cruel contra una población indefensa. Las batallas campales de estos días son David contra Goliat.

Israel se ha propuesto acabar con el “problema palestino” mediante el exterminio. Es el único estado de la región en el que las discrepancias políticas no pueden resolverse a través de acuerdos. La democracia no se improvisa, no se puede inventar a partir de la nada y aún menos puede surgir de pueblos que solo han conocido el totalitarismo.  Los palestinos no se ha resignado, no se resignarán nunca a dar por muerta y enterrada la utopía del regreso a sus tierras, ni a seguir con su dignidad masacrada.

Nos hemos acostumbrado a esta guerra, a la de Siria, a todas las guerras, a las migraciones de pueblos enteros y las vemos tranquilamente desde el sofá. Tal deshumanización produce miedo. Hay siempre algo que podemos hacer desde nuestra cómoda burbuja: colaborar con ACNUR, Cruz Roja, Médicos Mundi, Médicos sin Fronteras, Women Internacional League for Peace & Fredom, Cultura para la Paz,…etc. por mencionar solo a algunas de las muchas organizaciones que trabajan en zonas de conflicto, sin hablar ya de no conmovernos ante la injusticia.

"Matar a un hombre es un crimen,
 acabar con todo un pueblo,
 es un asunto a discutir..."

Ibrahim Tuqam, poeta palestino (1905-1941)


Carmen Ciudad/Foro Verde

1 comentarios:

Javier dijo...

Tienes toda la razón desgraciadamente, ésta guerra, como las que hay en el resto del mundo, son imposibles de parar, están promovidas por los poderosos, EEUU, RUSIA y todos los fabricantes de armas,son muy poderosos y mientras les sigan interesando las ventas de armas,sólo nos queda ayudar en todo lo que podamos, difundirlo, colaborar con las ONG y darle toda la publicidad posible.

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