What is the question?








   








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"Creo que las grandes religiones del mundo, que nacieron al mismo tiempo que la filosofía griega, pertenecen, igual que ésta, a la genealogía de la razón. Y la razón moderna, o posmetafísica, no acabará de comprenderse a sí misma hasta que no entienda su relación con la religión como un aspecto de la mente que, no obstante, le es ajeno o queda fuera de ella." (Habermas. Entre naturalismo y religión. 2005, Suhrkamp Verlag. 2006, Paidos. ISBN 978-84-493-1941-9).

Las religiones tienen la característica de ser un abanico donde caben posturas totalitarias y posturas tolerantes, incluso progresistas, como en el seno de los ateísmos. De hecho ser ateo o creyente no es tan diferente como parece. Yo soy ateo, porque es evidente que dios es imaginado, pero el ateísmo es una realidad tan imaginada como los imaginarios religiosos.


La ideología moderna es “atea” en el sentido de que sus referentes, la democracia y los derechos humanos, no hacen ninguna referencia a la autoridad teísta, se producen al margen de ella. Pero comparten con el pensamiento religioso occidental múltiples argumentos por el simple hecho de que tanto las ideologías como las religiones son realidades imaginadas que, si tienen potencia suficiente, constituyen órdenes imaginarios basados en pensamientos históricamente dominantes.

Una vez que la posmodernidad ha irrumpido como una nueva realidad imaginada, un nuevo orden imaginario (o pretensión de ello), la pluralidad, la diversidad, la plasticidad de las sociedades posmodernas se impone a la uniformidad de las sociedades modernas “ateizantes” y a toda la plétora de propuestas sociales religiosas, también uniformizantes.

Las respuestas totalitarias ultraderechistas (cristianas, judías, islámicas, ateas...) son una reacción. Es posible que se impongan, espero que no. Cierto que apelan a lo más miserable de la especie humana y eso tiene fuerza: la lucha contra nuestro lado oscuro, esa lucha eternamente inconclusa.


Hay quien dice que los resurgimientos totalitarios son alimentados por las claudicaciones de la izquierda. No lo comparto. No es aquí donde la izquierda ha claudicado. Claudicó ante el totalitarismo y aquella izquierda fracasó frente al capitalismo neoliberal. Pero la otra, la que queda y comparte con otras ideologías una voluntad transformadora, está todavía viva, es democrática, propone sociedades diversas, acepta el reto de la gestión de la diversidad, de la complejidad y de la incertidumbre.


Y es antifascista. La única ideología antifascista sobre la faz de la tierra porque el neoliberalismo no se puede catalogar de fascista, pero tampoco de antifascista.

"Defiendo los fundamentos seculares de los estados liberales. El poder estatal debe seguir siendo ideológicamente neutral y debe legitimarse mediante consideraciones seculares regidas por la razón. La soberanía del pueblo y los derechos humanos son las fuentes seculares de la legitimación de los estados constitucionales regida por la razón. No critico el derecho natural completamente secular, sino la ideología secularizadora que niega por principio a la religión la posibilidad de contener parte de razón." (Habermas. Entre naturalismo y religión. 2005, Suhrkamp Verlag. 2006, Paidos. ISBN 978-84-493-1941-9).

No al multiculturalismo segregacionista, no al relativismo, no a la ablación, no a la esclavitud de la mujer, ni de los niños, ni de las niñas, ni de las personas extranjeras. No a la criminalización de las personas migrantes.

"En los estados miembros de la Unión Europea viven en la actualidad tantos ciudadanos no cristianos que sería inaceptable fundamentar el orden político sobre valores cristianos. Naturalmente, la contribución histórica que la moral de la justicia judía y la ética del amor cristiana han aportado, sin duda, a la formación del individualismo moderno y del universalismo igualitario puede y debe intervenir en la autognosis política de los ciudadanos europeos. Para los europeos, se trata de un componente esencial de nuestra cultura política común." (Habermas. Entre naturalismo y religión. 2005, Suhrkamp Verlag. 2006, Paidos. ISBN 978-84-493-1941-9).

Sí a la igualdad de derechos, si a la inclusión ciudadana, sí a la interculturalidad, sí a la libertad y la dignidad de las personas, sí al federalismo mundial, sí a la asimilación del concepto de ciudadanía con el concepto de ser persona.
 
"No basta con exigir a los inmigrantes que aprendan la lengua y que se adapten a la cultura del país de llegada. También los ciudadanos autóctonos deben ampliar sus horizontes para aprender a comprender las formas de vida culturales de sus nuevos compatriotas. Hoy los hijos de padres turcos que emigraron a Alemania para trabajar transforman literariamente sus ambivalentes experiencias en forma de novelas. Sin embargo, con ello no sólo enriquecen la literatura alemana. A medida que los poros compactos de nuestra cultura nacional se van abriendo, lo mismo sucede con la vida cotidiana. Para combatir el odio y la violencia debemos introducir las reglas del Estado de derecho, con aplomo pero sin imposiciones. Entre esas reglas está la igualdad de derechos entre hombre y mujer, así como la pertinencia de las ciencias institucionalizadas en el saber secular.”(Habermas. Entre naturalismo y religión. 2005, Suhrkamp Verlag. 2006, Paidos. ISBN 978-84-493-1941-9).

Puede parecer normal estar en contra de los noes y a favor de los síes, pero en las religiones y en los ateísmos hay quien está a favor de los noes y en contra de los síes.


Something is rotten in the state of Denmark.


Que la cosa no va del islam ni del cristianismo, que va de los derechos humanos…


Que la voluntad democrática transformadora, como la que plantea Habermas, no defiende fundamentalismo alguno (me parece mentira estar escribiendo esto), que defiende la ciudadanía inclusiva. La ciudadanía inclusiva es incompatible con el fundamentalismo, no puede construirse de la mano de ningún fundamentalismo, por definición: porque entonces no sería ciudadanía inclusiva, sería exactamente lo contrario, es decir, excluyente.


Las religiones y el ateísmo son enemigas de la libertad, de la igualdad, del laicismo, de la democracia, del librepensamiento, del feminismo... en su vertiente fundamentalista. En sus vertientes “blandengues”, como los más aguerridos de todos los bandos acusarían, no lo son.


La religión, sea la que sea, cabrá en una sociedad inclusiva sólo en sus vertientes blandengues (para seguir con la terminología y alabarla: me declaro blandengue), lo mismo que el ateísmo (yo soy ateo blandengue: desde que la relación con dios es personalizada -¡Ah! los protestantes...-, ser ateo casi no se deferencia de ser creyente), no en sus maneras fundamentalistas. En sociedades inclusivas encontraremos maneras de entendernos bajo el paraguas de de la libertad, de la igualdad, del laicismo, de la democracia, del librepensamiento, del feminismo... En las sociedades uniformadoras, sean religiosas, ateas o neoliberales, no vamos a poder: sólo sobrevivirán los que ganen.


That is the question.



Acción Politeia, con la inestimable ayuda de Máximo y Jürgen




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