CONTEXTO
El siglo XXI se ha catalogado como el siglo de las emociones.
Gracias al avance de la ciencia, somos más conscientes del porqué de
nuestros comportamientos y estamos empezando a perseguir un bienestar,
equilibrio emocional, con mayor comprensión. Es una época que también se
caracteriza por la información tan accesible que hay. Esto provoca un aumento del conocimiento, y por ende, una mayor transparencia en las relaciones tanto personales como profesionales.
Las emociones son inherentes al ser
humano y, por lo tanto, no podemos desvincularnos de nuestras
creaciones, decisiones o actividades. La Actividad Económica mundial está en solfa precisamente por la falta de valores, emociones o esa transparencia de la que hablábamos.
Están en tela de juicio las decisiones
que están tomando los profesionales a los que se les ha confiado la
reactivación económica. No hacen más que complicar, desorientar y
oscurecer una premisa básica: La economía debe estar al servicio de las personas y no al revés.
El actual modelo persigue el beneficio financiero como objetivo, en vez de como medio para alcanzar un mejor bienestar social, como podría ser crear más puestos de trabajo, por ejemplo. Se practica el lucro por el lucro, el crecer por crecer
a toda costa (si en este ejercicio no aumentan los beneficios se
congelan salarios, se despide, se adquiere material de países con
explotación infantil a menor coste, o se traslada la fabrica a estos
países…). Se fomenta la competencia del tener por tener.
Por esto, toda medida legal que se
tome para reactivar los mercados que vaya en esta dirección, basada en
una competencia carente de valores, estará fomentando utilizar el dinero como mercancía y no como herramienta, creando así una mayor desigualdad social. Y estaremos a merced de las especulaciones financieras para conseguir dinero rápido, en lugar de a través del trabajo honesto, honrado y cooperativo entre empresas.
De hecho ya son varios los economistas,
asesores, directivos de bancos e incluso políticos que aseguran que los
resortes de este modelo siempre tuvieron una tara: La crisis venía
implícita en el ADN de este sistema.
…y como no, también es evidente en el
sentir popular con el aumento de manifestaciones que se están levantando
en contra a escala mundial.
MODELO ECONÓMICO DEL BIEN COMÚN.
La alternativa
A finales de 2010, el austriaco Christian Felber (profesor de economía en la Universidad de Viena, escritor especialista en psicología, sociología y ciencias políticas), tras un estudio, descubre que alrededor del 90% de los ciudadanos de Austria y el 80% en Alemania, esperan que cambie el actual sistema económico por carecer de valores humanos, a pesar de ser de los países con mayor calidad de vida.
Señala que los medidores del éxito sólo se basan en indicadores monetarios: el beneficio en las empresas o el PIB en los países.
Pero estas cifras por sí solas no pueden revelar si la empresa remunera
igualmente a hombres y mujeres, si la calidad del puesto de trabajo es
la adecuada o practica una obsolescencia programada agresiva. Al igual
que un Estado con un creciente Producto Interior Bruto no nos dice nada
de si vive en democracia o bajo una dictadura, si el reparto de las
rentas es justo y proporcionado o si está en guerra.
Christian propone un giro radical de 180º.
Plantea cambiar las reglas del juego.
Basado en estudios científicos donde aseguran que conseguir buenas
relaciones es la mayor fuente de motivación para los seres humanos,
propone cambiar las coordenadas/objetivos de:
-Afán de lucro y competencia por cooperación y aportación al Bien Común. Así fomenta que el beneficio económico sea el medio para alcanzar una mayor prosperidad a los ciudadanos.
¿Cómo?
Elabora un balance (BBC) donde cuantifica los valores cualitativos de las compañías, como son:
- La dignidad humana (calidad en los puestos de trabajo, promoción salud física y psíquica, igualdad/inclusión de discapacitados…).
- Solidaridad (reparto justo de volumen de trabajo, contribución a la reducción del desempleo, participación en marketing cooperativo…).
- Sostenibilidad ecológica (oferta de servicios o productos sostenibles, formación, cultura de organización sostenible…).
- Justicia Social (menor diferencia entre la renta mínima y máxima, igualdad de género en la remuneración,…).
- Participación democrática y transparente (participación en la toma de decisiones de los grupos de interés, transparencia financiera,…).
Para ponderar dicho balance, cada apartado tendría una puntuación en función de cuan adaptada esté la empresa al modelo del bien común (tendencia a puntuar como veíamos en la Gamificación). La puntuación iría desde 0 hasta 1000. El Balance del Bien común coexistiría con el balance financiero, pasando este a ser el medio y siendo aquel el objetivo en todas las empresas.
Cuanto más social, ecológica, democrática
y solidaria sea la actividad, mejores serán los resultados del BBC.
Mejorando los resultados del BBC de las empresas en una economía nacional, mejorará el producto del bien común, pasando el PIB, a su vez, a un segundo plano.
Los productos o servicios, empresas y países estarían vinculados a colores
asociados a la puntuación obtenida. De esta forma los ciudadanos o
consumidores estarían al tanto de lo responsable, ecológico y justo que
sería lo que consumen.
¿Por qué?
Las empresas que consiguieran una alta puntuación en el BBC conseguirían Ventajas Legales:
- Tasas de impuestos reducidas
- Tasas de aduanas reducidas
- Créditos con intereses reducidos
- Privilegios en la compra pública
- Cooperación con la investigación universitaria
De esta manera, se abaratarían los costes
de la producción y, en consecuencia, los productos que sean éticos
frente a aquellos indecentes, no-ecológicos o no-éticos. Y como el
Beneficio financiero no sería el fin, el Impuesto sobre el beneficio empresarial se reduciría o desaparecería. Lógicamente las empresas deberían perseguir de igual modo un desarrollo rentable para poder cumplir con su objetivo: El BBC.
Con los excedentes del balance financiero se impulsaría y recompensaría con puntos prácticas
como el crédito sin interés entre empresas, la inversión con plusvalía
social o la distribución a personas que trabajasen en la empresa.
Por otro lado, se restringirían operaciones como la aportación a partidos políticos o la adquisición hostil de otras empresas. Así, se restablecería el sentido y transparencia anhelada por la sociedad en la Actividad Económica de la que hablábamos al principio.
Estas medidas, y otras, se pueden ver resumidas en 20 puntos del modelo económico del futuro que actualmente están redactando junto al Sr. Felber empresarios, auditores y demás expertos de toda Europa de forma abierta y democráticamente.
UTOPÍA Vs TENDENCIA
Lo que empezó siendo una idea utópica que
albergaba cierta esperanza por su abrumadora coherencia, se convirtió
en un aluvión de solicitudes de empresarios y profesionales (auditores, economistas, psicólogos, directivos RRHH,…), que hartos de vivir en conflicto interno entre sus valores e ideales y las decisiones que tenían que tomar para poder sacar sus negocios adelante, querían participar en la elaboración de un plan factible para implantarlo en sus negocios.
Pues bien, en apenas 2 años de vida de este nuevo paradigma, cuenta con:
Más de 4.500 seguidores (oficiales), y cientos de grupos en las Redes Sociales, formado por miles de simpatizantes de:
- 15 países, como Austria, Alemania, Francia, Suiza, Italia, España o Argentina.
- +150 organizaciones,
- +3200 particulares,
- +60 políticos,
- + 900 empresas de las cuales
- alrededor de 300 de diferentes países (entre ellos España) que han implantado el balance del bien común.
- Unas 30 de estas tienen entre 100 y 1000 empleados
- Teniendo la mayoría de empresas entre 5 – 25 empleados
Para que se establezca de manera firme un
futuro sostenible debe ir acompañado de diferentes estrategias que
abarquen 3 actores principales, como son el sector Empresarial, la Educación y la Política.
Aparte de los datos mencionados de
empresas “practicantes”, existen bancos que están empezando a implantar
dichos valores sociales en sus misiones corporativas.
Aplican la transparencia en su gestión. Invierten y/o financian a proyectos empresariales que tengan una clara misión social y cultural
(I+D social, escuelas, agricultura ecológica, música, danza, teatro,
pintura…). Y pasan a un segundo plano las exigencias que evalúan la
rentabilidad del actor. Son los llamados bancos éticos. Y en España en particular ha vivido un incremento reciente del 1000%.
En lo que concierne al ámbito de la educación, ya se está practicando la docencia bajo los principios del bien común en 15 universidades de diferentes países
(entre ellos España). Además, la incipiente conciencia de que el
sistema educativo actual debe de renovarse es mayor, como se puede ver
en La Educación Prohibida (ver trailer), documental rodado en 8 países entre Europa y América, donde profesores, pedagogos, psicólogos, padres y alumnos están apostando por una educación holística que fomenta, entre otros valores más emocionales, la cooperación.
Actualmente , en lo que respecta a la disciplina política, se encuentran repartidos por unos 7 países de Europa, más de 50 campos de energía (agrupaciones de diferentes municipios de una misma región)
donde empresas, escuelas y administraciones aúnan sus objetivos y
cooperan entre sí, donde democráticamente profundizan, extienden y
desarrollan el concepto de la Economía del Bien Común. Tal es así, que
en Austria, cuna del nuevo modelo, hay leyes que ya benefician de
ventajas fiscales a empresas sostenibles, dada la fuerza que está
ejerciendo el movimiento.
El cambio de rumbo es difícil, nadie lo
niega, pero ya existe una fuerte conciencia que crece, que va de abajo a
arriba, que sabe que las normas por tener el apellido de leyes no se merecen el nombre de justas… Se empiezan a quebrar clichés del tipo “si no es capitalista, es comunista”… Son indicios de un lento, pero firme “algoseavecina”, nueva revolución industrial, una democracia 2.0, el 4º sector, o cómo
se quiera llamar… Pasarán 10, 15, 20 años, depende más que nunca de
nosotros…, pero si damos un paso atrás y miramos con perspectiva
evolutiva, hasta hace un cuarto de hora no teníamos Declaración
Universal de los Derechos Humanos, ni la mujer podía trabajar o, en
nuestro caso, ni “democracia”…
Como diría R. Kennedy:
“Muchas personas ven como son las cosas y se preguntan ¿Por qué? Yo veo las cosas como pueden ser y me pregunto ¿Por qué no?”
Texto por Pedro J. Canela
http://aacoolhunting.com/2013/01/14/informe-tendencia-la-economia-del-futuro/
3 comentarios:
Muy interesante.
Aprovecho para comentar un libro en esta misma línea, "Por una economía altruista", del profesor Enrique Lluch Frechina, profesor de Economía de la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia.
Luis, ¿nos puedes proporcionar alguna noticia o enlace sobre el libro para que podamos agitarlo en nuestro facebook y en nuestro tuiter?
Sobre el libro que comenta Luis:
Una mirada cristiana a la economía. NECESIDADES Y DESEOS, CONSUMO, AHORRO, TRABAJO y DESCANSO, DE LA ECONOMÍA EGOÍSTA A LA ECONOMÍA ALTRUISTA
http://enriquelluchfrechina.wordpress.com/por-una-economia-altruista/
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