MÚSICA, PODER Y OVEJAS




Foto realizada por Fátima Ferreiro. Inglaterra, 2012. Tratada con filtro de Instagram


En fechas recientes, los medios de comunicación se han hecho eco de  de un estudio del CSIC que concluía que todas las canciones de pop-rock  son sustancialmente iguales. Los investigadores metieron en la "turmix cibernética" cerca de medio millón de canciones contenidas en la base de datos de la Universidad de Columbia. Los resultados presentaban un contorno monocorde y homogéneo. Las conclusiones ciertamente me recuerdan a las del calibre: "todos los hombres son iguales" o "si al final, un coche es un artefacto con cuatro ruedas que se desplaza". No estoy de acuerdo, y no con el estudio, sino con la realidad que alberga. En un mundo que intenta homologarnos sin distinguirnos, solo faltaba que nuestras bandas sonoras vitales fueran iguales. Hasta las ovejas son distintas, pues sino no tendría sentido el manido churras y merinas. Y que le pregunten a un valenciano si todas  las paellas son iguales y se reducen a arroz y algo más alrededor.
Otra cosa muy distinta es que la industria musical  intente amoldar los gustos para vender más. No en vano, el tremendo triunfo del afamado grupo sueco ABBA se basaba en lanzar como churros canciones con notas de probado éxito. Y Julio Iglesias, vendedor nato, se dedicaba en sus últimos tiempos a hacer "covers" en todos los idiomas posibles. Gracias a Dios, o mejor dicho, gracias a Tim Berners-Lee, se puede huir de lo general y acercarse a lo diferente. El conocimiento de realidades nuevas, de sonidos distintos y de pensamientos divergentes es la gran aportación de internet al pequeño o gran crecimiento personal de cada uno. Ya no vivimos a expensas de lo que nos ofrezcan o nos traigan, sino que nos convertimos en sagaces buscadores de conocimiento que, inmediatamente, compartimos con los demás*. El resultado de este estudio parece mostrar que  hemos vivido un período de ejercicio vertical del poder, donde se ha intentado y se ha conseguido moldear los gustos y mentes de los sujetos. Bien lo señala Manuel Castells en su obra " Comunicación y Poder" cuando afirma que el poder se basa en el control de la comunicación y la información, ya sea el macropoder del Estado y los grupos de comunicación o el micropoder de cualquier tipo de organización. Y la forma esencial del poder está en la capacidad para modelar la mente.
La base de los millonarios beneficios de las compañías discográficas se fundamentaba en imponer gustos de forma insistente aprovechando la buena aceptación de alguno de sus artistas. A medida que con el avance tecnológico de los soportes,  empezaron a menguar sus beneficios, las compañías concentraron su apuesta por lo seguro, expulsando del mercado a lo diferente. Empobrecieron el panorama musical como modo de mantener el beneficio. Hasta que llegó internet.  Este favoreció lo que Castells denomina redes de comunicación horizontales interactivas . Estas redes favorecen la "autocomunicación de masas", incrementando la autonomía de los sujetos comunicantes respecto de las empresas de comunicación . En ellas los usuarios se convierten en emisores y receptores de mensajes. Se ha producido , pues, un cambio de paradigma.


Ya no viene nada impuesto desde el poder , en este caso comercial, sino que el destinatario es el que marca la tendencia. En cierto modo, internet nos hace libres y autónomos. Cuanto más conocemos, somos menos dependientes de cualquier manifestación de poder. Y este cambio es sustancial. Las empresas de automóviles cada vez sacan coches más personalizados. Muy lejos queda aquel tiempo en que Henry Ford , en relación al Ford T, decía: "Usted es libre de escoger el color que quiera, con tal de que sea negro" . Al adquirir un vehículo, el comprador dispone hoy de más de 2.000 posibilidades de personalización en los modelos nuevos. Y el éxito de algunas compañías como Zara radica en que no imponen el producto, sino que detectan  a través de la red y la calle lo que el consumidor quiere. Además sacan las colecciones en tiempo récord -14 días-( lo que se denomina "fast fashion" ) . Muy parecido al comportamiento de la red. No es, por tanto, arriesgado afirmar  que  sólo las empresas y organizaciones que entienden este cambio de paradigma son las que tienen mayores posibilidades de éxito.
Hoy, las grandes compañías discográficas han caído como un imperio desmoronado, llenas de pérdidas y vendidas a trozos  (EMI 2.064 millones de dólares de pérdidas en 2009, vendida en 2011, o la WEA con idéntico final, tras pérdidas millonarias). Su modelo de negocio, basado en moldear gustos e imponerlos, no era compatible con los nuevos tiempos.
El modelo de "sociedad en red" empieza a trastocar los esquemas de antaño. La industria musical ha sido ejemplo de ello. Acercarse a Youtube o a Vevo es la forma de conocer nuevos grupos y tendencias. No sólo los amparados por las viejas discográficas, sino aquellos, denominados indies, (de independientes) que ofrecen estándares de calidad iguales o superiores a los que estaban protegidos.  
El modelo de hundimiento de paradigma que  han sufrido las casas discográficas, representa el agrietado peldaño de una escalera de poder que empieza a debilitarse. Así, no es extraño que los partidos políticos y las Administraciones encuentren cada vez más dificultades para moldear e imponer. Cada minuto aproximadamente se crea un blog. Cada segundo se hacen  20 entradas. El movimiento por segundo en redes sociales es espeluznante. Arriesgada estrategia es no tenerlo en cuenta. 
Aunque todo ello es insuficiente si el ciudadano carece de capacidad crítica. Si no acceder a internet, siendo excluido de la "sociedad en red", equivale a la exclusión o marginación estructural (Castells), no saber buscar la información ni procesarla de forma crítica equivale a analfabetismo( Alvin Toffler). Analfabeto seráaquel que no sepa dónde ir a buscar la información que requiere en un momento dado para resolver una problemática concreta. La persona formada no lo será a base de conocimientos inamovibles que posea en su mente, sino en función de sus capacidades para conocer lo que precise en cada momento". Es lo que Toffler  denomina "habilidades o técnicas de pensamiento crítico". Y esas habilidades no se aprenden en la red. Han de adquirirse en casa, en la Escuela y, sobretodo, en la Universidad. Si estas instituciones se limitan a dar  sólo conocimientos que, por cierto, ya se encuentran en la red, y no proporcionan capacidad crítica, su papel será muy limitado.  Quedarán reducidas a manufactureras  que producen analfabetos en el sentido que nos muestra Toffler.
Cada día que pasa tenemos más posibilidades de dejar de ser vistos como ovejas plácidas e iguales . Existen ejemplos, como el de la industria musical, de como el pastor del rebaño empieza a encontrarse con serias dificultades. Es solo el comienzo de las consecuencias de un cambio de paradigma que nos lleva a otro modelo de sociedad.


* Alvin Toffler denomina  a las personas que tienen este comportamiento "prosumidores"
Comunicación y Poder. Manuel Castells. Alianza Editorial. Madrid.2010


Posted by Jesús J. Ferreiro


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola.
Internet fue diseñado en EEUU como un intento de descentralizar la información en tiempos de la Guerra Fría, por miedo a que un ataque nuclear diese en un punto clave y destruyese toda la información. Fue concebida como un espacio de libertad, es verdad, pero no es oro todo lo que reluce. En primer lugar, la red fomenta no solo el pensamiento lineal, sino también el asociativo. En segundo lugar, aunque Internet facilita la activación de la "smart mob" (Rheingold), o masa inteligente, hay organizaciones que siguen reflejando en Internet su estructura jerárquica, como las sectas.
Buen artículo Jesus.
Un saludo, Iván.

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