Verdad es que inventamos el submarino, y el helicóptero, la paella, la siesta y el gazpacho. Inventamos a Averroes, a Goya, a Picasso, a Lorca y Hernández. Desde aquí se escribió la magia de El Quijote y desde aquí se redescubrió un nuevo mundo. Es verdad que hemos inventado el movimiento 15 M, y lo hemos exportado con éxito al orbe. Pero cada día tengo mas claro que han sido mirlos blancos, excepciones que confirman una regla que exaspera y cansa hasta la extenuación.
Un inmigrante, un extranjero, un
africano, Mohamed Aziz (con M mayúscula y con A mayúscula) se
empeña que eso de los deshaucios, de que un banco te compre el alma,
que no seamos nada mas que números es que no. Y se empeña y empeña
y consigue lo que nadie consigue. Logra que Europa, la que inventa,
nos diga que no, que así no se puede seguir. Y se lo dicen al
Gobierno, pero también a la oposición, a los movimientos sociales,
a los partidos menores, a los congresistas y senadores, a los
alcaldes y nos lo dice a los concejales.
Que no, que el capitalismo
deshumanizado solo trae miseria y miedo, miedo e incertidumbre y que
hay que empezar a ponerle coto.
Hemos tenido que esperar a que nos
lo digan otros, no hay manera de plantar cara a la banca, desde aquí.
Y es que sólo nos dejan los bancos donde los lunes al sol se permite
que seis millones de parados sueñen con poder dormir tranquilos. Que
sirva esta lección para los que critican que por aquí pululen los
inmigrantes. Aquellos que no entienden que la diversidad es la clave
del futuro, que el mestizaje de razas, de colores, de personas, de
culturas y creencias es la salida, y que es algo bueno.
Tendrá que venir Europa a marcarnos
que no podemos seguir con los desmanes y cabronadas de los operadores
telefónicos que tratan a la gente con desdén, superioridad,
indiferencia. Tendrá que venir Europa a decirnos que con la sanidad
no se juega, que no se juega con hospitales sin dotar y con el
desamparo geográfico de las zonas rurales, con el tiempo de espera
de los especialistas, que no se desprecie la medicina que cura antes
que con la medicina que remienda y parchea.
Tendrá que venir Europa a decirnos
que con la educación no se juega, que es el cimiento y el cemento
del futuro, que nuestros niños y nuestros jóvenes son lo posible y
necesario, que las universidades deben ser las nodrizas del
pensamiento, el debate y el conocimiento y no el cubículo endogámico
en lo que se han convertido. Que nuestros institutos y colegios no
pueden convertirse en meros receptáculos de individuos mientras
esperan el tiempo de llegar a la cola, a la del paro.
Tendrá que venir Europa a
recordarnos que tenemos que caminar hacia un nuevo paradigma
energético y ambiental. Como en Dinamarca, como en Alemania, la de
la Merkel, que con tanta agilidad y desparpajo criticamos. Que
nuestros ríos no deben ser sólo cloacas a cielo abierto, y nuestros
suelos meros concentradores de fertilizantes y metales pesados. Que
nuestra biodiversidad es nuestro futuro, y que nuestro futuro es por
lo que hay que luchar.
Que vengan mil Mohamed, o cien mil,
que nos espoleen a los españoles y nos recuerden que luchar es
vivir, que vivir es arriesgar, que arriesgar es poder cambiar lo
establecido. Que se lo apunten los progresistas de medio pelo, que
hablan y piensan como conservadores de pelo entero. Ahora tenemos que
actuar, está bien hacer el amor, pero habrá que empezar a hacer la
GUERRA.
Francisco Carrascal Moreno
Concejal del Ayuntamiento de Camas
Concejal del Ayuntamiento de Camas
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