La verdad es que es un concepto relativamente reciente y surge como oposición al “Fast Fashion” o esa manera de consumir moda en grandes cantidades, de baja calidad y a un precio que no es compatible con una remuneración justa para las trabajadoras y trabajadores que la fabrican ni con el uso de materiales respetuosos con el medio ambiente.
Para las empresas, las bases del Slow Fashion son producir con materiales sostenibles, intentado generar desecho cero mediante reciclaje y reutilización de esos materiales; minimizar al máximo el impacto medioambiental en el proceso de producción; y asegurar unas condiciones de trabajo dignas para las personas trabajadoras.
Para los consumidores y consumidoras, este movimiento consiste en un cambio de mentalidad, tomando conciencia de la importancia de la sostenibilidad de la moda que consumimos. Es un más por menos. Menos cantidad, pero con más calidad y durabilidad, contribuyendo también a promover procesos de producción éticos y medioambientalmente respetuosos.
Nosotras, tanto como productoras de moda como consumidoras, estamos implicadas dentro de este movimiento y nos gustaría hacer llegar esta filosofía a cada vez más gente. Porque es necesario para reducir nuestro impacto medioambiental. Porque es socialmente responsable. Porque vemos el futuro como una posibilidad para mejorar y avanzar hacia un estilo de vida sostenible.
Y tú, ¿a qué esperas para sumarte a este movimiento?
@Vayatelataller
@sinmasunderwear
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