Quiero traer a estas páginas una reflexión sobre
las cuitas a las que se enfrenta esta democracia liberal de masas que
disfrutamos. Hace ya tiempo que hay críticos
(toda la crítica neorrepublicana, por ejemplo) que están poniendo
sobre el tapete sus insuficiencias y proponiendo fórmulas para la
innovación democrática (consultas deliberativas, senados
ciudadanos, combinación de fórmulas de democracia comunitaria,
deliberativa, representativa adecuadas a los distintos niveles de
decisión política locales, nacionales, transnacionales...). Todo
desde el punto de vista de la profundización y la calidad
democrática, incluyendo la redefinición del papel de partidos
políticos y otros interlocutores sociales en la intermediación
política de nuestras sociedades democráticas. Para muestra, un
botón:
http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2013/09/por-un-senado-ciudadano.html
Y otro:
http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2012/11/el-ajuste-mutuo-entre-ciudadania-y.html
Diré a partir de ésto que, independientemente de que exista el
peligro de una involución totalitaria en la situación que
vivimos hoy en el mundo desarrollado, la democracia liberal de masas
necesita una revisión: desde los años 70 la evolución histórica
de las sociedades postindustriales lo está poniendo de manifiesto. Lo reflejan científicos sociales y pensadores políticos
perfectamente alejados de posturas totalitaristas y perfectamente
alineados con la libertad y la democracia. Yo defiendo que buena
parte de lo que pasa hoy en España tiene más que ver con esto que
con posturas totalitarias.
Hay imágenes en nuestra democracia española
de hoy simples
e impactantes, como una bofetada en pleno rostro de esta
democracia que disfrutamos y sufrimos. Lo que yo veo detrás de éstas imágenes es una necesidad de filosofar a martillazos, como
proponía Nietzsche, para ver cuántos de nuestros ídolos tienen
pies de barro y suenan a hueco.
Merece la pena releer el Ocaso de los Ídolos o Cómo se Filosofa a
Martillazos, donde Nietzsche propone que filosofar a martillazos no
es destrozar ningún ídolo (las construcciones conceptuales que
aceptamos como ciertas y esenciales), sino golpear suavemente en su
superficie a ver si suena a hueco o, por el contrario rebota un
sonido macizo que nos da noticia de que ahí sí hay contenido.
También plantea, como método de conocimiento, lo que él llama la
inversión de todos los valores, que consiste, no en adoptar los
valores contrarios a los imperantes, sino en darles la vuelta a todos
ellos (invertirlos), a ver si cae algo de dentro o, si por el
contrario están tan vacíos que no cae nada.
En nuestra democracia hay algunos ídolos que
convendría voltear. Siguiendo las dimensiones que propone Robert Fishman para acercarnos a analizar la democracia, yo creo que habría que despejar algunas cuestiones
sobre varios temas:
1. Autenticidad de la democracia. Una democracia se
caracteriza por elecciones libres, el control de los políticos a
través de ellas, un sistema político que permite alternancias,
respeta opciones y ha conseguido cuotas de justicia social, libertad
e igualdad, es posible que como ningún otro. Todo eso define su autenticidad, es
decir, lo que es mínimamente necesario que se dé para que haya
democracia, incluido el hecho de que los líderes políticos elegidos
tengan poder para gobernar y gobiernen de hecho.
Y aquí es donde resbalamos. Tenemos en España dos problemas al
respecto. Uno europeo: la cesión de soberanía a una Europa que no
acaba de despegar como democracia de ciudadanos y ciudadanas y se
parece más a una especie de senado territorial confederal en el que
los territorios pesan más que los ciudadanos. Sobre el tema
http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2014/03/votante-desorientado-busca.html
Y el otro problema, el de calibre verdaderamente grueso, mundial: el de la supremacía de los mercados
sobre el poder político. Los mercados son por definición desiguales
y fomentan la desigualdad, en eso entran en colisión con el
imaginario igualitario demócrata. Yo creo que es necesario que la
democracia produzca e implante regulación sobre los mercados. Cuál,
cuánta, cuándo, cómo...todo eso podemos discutirlo, pero si
dejamos que los mercados dominen, ya nos podemos ir olvidando de la
democracia...
2. La calidad de la democracia. Como decían Aristóteles y
Stuart Mill, una democracia muestra su excelencia (no sus mínimos
como en el punto anterior) cuando es capaz de producir desarrollo
intelectual entre los ciudadanos. Robert Dalh añadía desarrollo
moral al intelectual. Es el debate político el que nos da la medida
intelectual y moral de nuestro ambiente democrático. Y aquí
pinchamos de lleno. Necesitamos arenas deliberativas donde sea
posible crear opinión informada, argumentada, asumida y defendida
con autenticidad y respeto. Desgraciadamente no disfrutamos de esto
en España desde hace ya tiempo (no sé si lo hemos disfrutado alguna vez en nuestra historia). Una propuesta al respecto, a modo de
decálogo fundamental:
http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2012/11/accion-politeia.html
Sobre el tema decir que también es preocupante la asfixiante
disciplina de voto que sufrimos en España y el delirante sistema de
selección de élites políticas, que alejan a los políticos de la
ciudadanía
http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2014/02/disciplina-de-voto-y-electorado-la.html
3. Profundidad de la democracia. Sin ánimo de sustituir a la
democracia representativa, mantengo que necesitamos dotarla de
elementos que favorezcan la capacidad cívica de la sociedad
colectivamente autoorganizada de influir en la agenda política y en
la definición, diseño, implantación y evaluación de políticas
públicas. Y necesitamos hacerlo mas allá de la capacidad de
interlocución social implantada en nuestra democracia desde el polo
de la producción (Patronales y sindicatos por un lado y lobbies
profesionales y empresariales por otro). Necesitamos dar cabida a
otros elementos de interlocución social centrados en otros polos
sociales, desde el consumo a la soberanía energética o la
financiera, pasando por la soberanía del conocimiento y las leyes de
la propiedad intelectual... Una aproximación general:
http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2013/12/participacion-ciudadana-y-calidad.html
. Y dos ejemplos concretos de iniciativas que, desde la sociedad
civil armada con sus solas energías, van surgiendo en nuestras
sociedades
postindustriales...http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2014/02/mercaos-sociales-transformacion-social.html
y
http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2014/04/banca-etica-fiare-quien-sirve-mi-dinero.html
.
Sirva todo esto como muestra de cómo veo yo algunos fenómenos
sociales que se están dando en España. Y como denuncia de la falta
de sensibilidad de los poderes políticos, incluidos los partidos
políticos en su inmensa mayoría, ante los cambios políticos y
sociales que están ocurriendo y que estamos protagonizando unos con
más bisoñez que otros, pero todos respondiendo a necesidades
reales. Todos los oídos sordos de los poderes democráticos
legítimos a esto que pasa, no servirán nada más que para
restarles legitimidad en la autenticidad, en la calidad y en la
profundidad de la democracia.
Acción Politeia
Tras una estimulante conversación con Robert
Fishman en Ágora organizada por el Máster Universitario Sociedad
Administración y Política
http://www.upo.es/diario/institucional/2014/03/manana-en-la-upo-conferencia-de-robert-fishman-sobre-las-dimensiones-de-la-democracia/
2 comentarios:
Si. "Todos los oidos sordos de los poderes democráticos legítimos a esto que pasa".....no es completamente así. Son poderes legales, representantes de una democracia formal, pseudo-democratica. Y por supuesto que estos poderes no le van a facilitar la tarea a las fuerzas de renovación montantes. .
Ya se ve que no están por la labor, pero si acertamos en nuestro análisis y la historia va por el camino que estamos hablando, van a desaparecer, simplemente, es cuestión nada más que de tiempo.
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