15M: cara y cruz


 Sin duda el descontento en los últimos tiempos y la protesta en las últimas  semanas son intensos en España. Es un descontento que va más allá de lo que se expresa a través del movimiento 15M. Somos más de uno los que, fuera de las filas del 15M y quizá no exactamente por las mismas cuestiones, también estamos indignados.
Sabemos que el poder político hace ya tiempo que está perdiendo posiciones ante el poder económico. No se trata de afirmar que la política tuviera más poder que la economía en el pasado, tampoco lo contrario, es suficiente con  constatar que ahora tiene menos de lo que tuvo antes.




Lo que no aceptamos es mala fe e intención de engaño a la ciudadanía por parte de las fuerzas políticas en general y las de izquierda en particular para servir a los intereses espurios de los poderes económicos o para conseguir oscuras apetencias personales por encima del interés común.
Y no lo aceptamos porque no es cierto. No se puede negar que la gente lo crea. En España hay quien lleva ya dos décadas lanzando un mensaje de desprestigio, no sólo de las políticas de izquierdas sino también de la interlocución social democrática de los sindicatos y del valor de lo público en general. Es una estrategia (legítima en el fondo para los que tienen otros valores, aunque criticable en la forma) que ha dado estos resultados.
En todo caso, desde la izquierda hace tiempo que nos estamos planteando cómo responder a las nuevas realidades sociales y construir opciones de renovación. Muchos hemos participado y participamos en las que nos parecen más convincentes, desde nuestras organizaciones específicamente políticas y desde otras iniciativas cívicas.
Es la manera que tenemos de canalizar tanto nuestro coraje como nuestras ilusiones. Y lo hacemos de una manera militante y constante, compaginándolas con el resto de nuestra vida: nuestra familia, nuestra profesión, nuestro ocio y nuestro desarrollo personal. Todo forma parte del sentido con el que impulsamos nuestro modo de estar en el mundo.
Por eso defendemos que es esencial que todas las personas puedan expresarse y construirse vitalmente. Y no dudamos que para algunos el movimiento 15M pueda ser un excelente camino social, cívico y saludable.
Ahora bien, si lo que se pretende es generar una respuesta política (tanto ideológica como administrativa), hace falta algo más que la expresión del descontento. Necesitamos capacidad crítica primero (criticar es distinto que protestar, va más allá, es más concienzudo), conciencia política después y compromiso militante más tarde.
Para iniciar y mantener este compromiso hace falta hacer y renovar una elección entre descansar y ser libre. Si una mayoría de personas en una sociedad elige descansar, la democracia no es posible, ni la directa ni la representativa, nos tendremos que conformar solamente con la formal.
Es probable que esto nos haya pasado, quizá nos hayamos dormido en el conformismo de lo formal, quizá había demasiados ciudadanos dejando su libertad en otras manos. Esto no favorece la actividad política genuina y, sobre todo, deja mucho espacio para la demagogia.
El movimiento 15M ha demostrado gran capacidad de protesta y alguna capacidad crítica (en sus redes sociales se puede constatar que todavía no está muy clara la distinción entre lo que es crítica, protesta y demagogia), pero aún está escasamente articulada la conciencia política y el compromiso militante está por ver (el tiempo nos lo dirá).
Estas reflexiones no son ajenas a algunas que se vierten en las propias redes sociales del 15M. Algunos las han expresado, pero no hemos visto en las asambleas de la república del 15M consensos para oponerse, con la misma firmeza cívica y democrática que han demostrado en otras ocasiones, al acoso a las instituciones democráticas legítimas. Aunque no siempre nos gusten los resultados, son la expresión del ejercicio libre y democrático a través del sufragio universal, una conquista que sin duda necesitamos reconquistar pero que con certeza necesitamos defender.
Hace falta que la sociedad despierte y que la ciudadanía se implique, y el llamamiento del 15M puede ser crucial para muchas personas. Si con ello conseguimos vivificar las vías para la participación ciudadana de la democracia (las que ya hay en la democracia representativa, algunas infrautilizadas por nosotros mismos hasta rayar lo pusilánime, y otras, no exactamente nuevas, más acordes con la democracia deliberativa) todos lo celebraremos con entusiasmo.
Entretanto nos seguirán adelantando por la derecha.

(1) Conciencia política: visión de conjunto de la situación global, para su análisis y toma de decisiones. Cualquiera que carezca de esta conciencia no tiene control completo de sus actos, su margen de incertidumbre es alto y por consiguiente eleva sus posibilidades de cometer errores.

4 comentarios:

María Guerrero Rico dijo...

Entiendo lo que dices y me parece correcto y acertado. En realidad es posible que la falta de responsabilidad de los ciudadanos en su compromiso con la democracia haya llevado a la desconfianza en el propio sistema democrático. Ahora surgen voces nuevas a borbotones culpando al propio sistema de males que hasta hacía poco simplemente habían ignorado y sentido como algo ajeno.
No sé si has visto las declaraciones de Gabilondo sobre la derecha y la izquierda, como la derecha es más inteligente, se rige más por los instintos, sabe lo que quiere y va a por ello. La izquierda al pasar por un proceso más intelectual, le cuesta más organizarse, llegar a objetivos claros.. si puedes echale un vistazo.
me alegro de poder seguirte por aquí.
suerte!

Acción Politeia dijo...

Bienvenida, compañera.
Un placer que nos sigas...hasta donde lleguemos.
Salud
Ah! y manda el enlace de Gabilondo

Nono Sánchez dijo...

Aquí está el enlace del video de Iñaki!

http://blogs.elpais.com/la-voz-de-inaki/2011/06/la-derecha-es-siempre-mas-inteligente-y-la-izquierda-es-siempre-mas-tonta-.html

Acción Politeia dijo...

Iñaki Gabilondo, certero, como es habitual en él.
Este hombre nunca defrauda.

Gracias, Nono.
Y bienvenido también a este lugar de encuentro.

Salud

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